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Iba a decir algo, pero Rosé se me adelantó.

- ¿No se nos hace tarde?. Deberíamos ir a comprar los picadillos de una vez por todas.– Dijo, mirándome. Asentí con una sonrisa.

- Es cierto, bebé. Vamos.– La tomé de la mano y nos fuimos al supermercado.

Después de comprar todo, nos devolvimos a casa. Mi padre me recibió con un beso en la frente, igual que a Rosé, y Jennie con un abrazo.

Es raro que nunca los haya visto besarse. Aunque no me gustaría verlo, tampoco.

- ¿Vamos a la habitación?.– Dijo Rosé. Asentí. Ya eran las 8:30 p.m. y necesitábamos ver la película.

Subimos y entramos. Me acosté sobre la cama, esperando a que Rosé volviera de bañarse. Según ella "no puede acostarse sin haberse bañado", me siento una sucia a su lado. Mejor me baño después de ella. Aunque se demora por lo menos una hora en bañarse.

- ¿Lisa?.– La única que entra así a mi habitación es Jennie...

- ¿Qué quieres?.– Suspiré.

- Q-quiero hablar contigo.– Su nerviosismo me causa curiosidad. Asentí y me senté. Ella se sentó a mi lado.

- Habla, no tengo mucho tiempo.– Es mentira, pero tenerla tan cerca y estar a solas me provocaba cosas.

- Y-yo...Sonará raro, pero...Yo--

- ¿Puedes decirlo de una vez por todas?.– Dije ya irritada.

- Siento cosas por tí.– Dijo cerrando sus ojos. Los míos se abrieron cómo platos. Yo también siento cosas por ella, pero no podría decirlo así cómo así.– C-creo.– Titubeó.

- V-véte de aquí, ahora.– Dije mirando hacia otro lado.– ¡Véte!. No le diré a papá, pero no vuelvas a acercarte a mí.– La volví a mirar. Sus ojitos tenían lágrimas, y me dieron ganas de abrazarla y besarla, pero me contuve. Ella asintió sin decir nada, y se fue.

- Wow, eso ha estado intenso.– Dijo Rosé mientras entraba en toalla. Me froté la sien, asimilando todo lo que había pasado.

- No puedo creerlo.– Dije preocupada.– ¡Ésto no puede estar pasando, Rosie!. ¡Está mal!.– Ponía la cabeza entre mis manos, con frustración.

- Ya, ya...– Me sobó la espalda.– No puedes evitarlo, Liss. Es sólo eso.

- P-pero, ¿Y...papá?.– Le pregunté mirándola a los ojos.– Sería injusto para él, Rosé. Y yo sería la peor hija de la historia.

- No te preocupes, no es cómo si ya hubieses hecho algo con Jennie...¿O sí?.– Me miró con una ceja alzada. Negué con la cabeza.– Entonces no hay de qué preocuparse. Sólo aléjate de ella, y debes distraerte con otra cosa. Te olvidarás de ella muy pronto.– Me sonrió con calidez. Yo sonreí de la misma manera. Me abalancé sobre ella mientras ella reía.

- Eres la mejor, ¿Lo sabes?.– Ella asintió con una sonrisa. Comencé a hacerle cosquillas.

- ¡L-Lisa!.– Decía entre risas.– ¡La toalla!.– Ví cómo su marcado cuerpo quedó desnudo debajo mío. Ella comenzó a reír.– ¡Estúpida, mira lo que haces!.– Reí también. Es increíble que el cuerpo desnudo de Rosé no me provoque cómo lo hace el cuerpo de Jennie...Y ni siquiera estaba desnudo.

- ¡Pero qué tenemos aquí!.– Gritó Jisoo. Rosé se exaltó y se tapó rápidamente con la toalla.– ¿No que no eran novias?.– Alzó una ceja.

- Lisa, salte de encima.– Dijo Rosé con una pequeña carcajada. Le sonreí y me senté a su lado.– ¿Ya vienen a dormir?.– Les preguntó. Jisoo asintió. Miré a Jennie, quién estaba a su lado, pero no se atrevía a mirarme. Se me había olvidado que dormiríamos con ellas.

- Pues, pasen.– Dije. Ambas avanzaron.– Yo con Rosé nos paramos y fuimos por las cobijas, e hicimos la cama en el piso.

- ¿Dormirán en el suelo?.– Preguntó Jennie. Rosé asintió y se acostó.– Eso no puede ser, ustedes deberían dormir en la cama.

- No, Jen, déjalo así.– Dijo Jisoo rápidamente.

- ¡Jisoo!.– La regañó Jennie. Jisoo bufó y se acostó.

- No te preocupes, estamos bien aquí.– Dije. Me acosté al lado de Rosé y la abracé. Es una costumbre que tengo desde pequeña. Sentía la mirada de Jennie, pero le restaba importancia.

- Liss...– Susurró Rosé.

- ¿Qué?.– Dije en el mismo tono.

- Siento algo que no debería sentir.– Dijo riéndose a medias. Me sonrojé y me dí vuelta.– Igual te abrazaré yo.– Besó mi mejilla y me abrazó por la espalda. Yo quedé frente a la cama y la curiosidad me ganó. Ví cómo Jennie se desvestía lentamente, para ponerse la pijama.

- R-Rosie...– Susurré.

- ¿Mh?.– Murmuró. Ya se estaba quedando dormida.

- Ayuda.– Susurré nuevamente. Sentí cómo ella se levantó un poco.

- Ya veo...Ven, al otro lado.

- No puedo levantarme, Rosie.– Dije.

- Tampoco puedes pasar encima mío, o me violas.– Rió.

- ¡Es serio!.– Susurré un grito.

- Bien, sólo levántate mirando para acá y ya.– Dijo. Asentí y comencé a levantarme.

- ¿Pasa algo?.– Dijo Jennie, mientras sentía sus pasos hacia mí. ¡Oh Dios!. Miré a Rosé desesperada, pero ella estaba igual.

- N-nada.– Dije. En un mal movimiento, me caí de espaldas.

- ¡Por Dios!. ¡¿Qué es eso?!.– Sentí el grito de Jisoo.

- Mierda.– Dijo Rosé.

- ¿Por qué gritas, Jisoo?.– Le preguntó Jennie. ¿No se dió cuenta?. La luz está apagada, pero se puede ver un poco por la luz de la luna.

- Era un pajarito.– Me atreví a mirar, y ella sonreía mirando por la ventana. Me he salvado por poco.

- Eres una niña.– Rió Jennie con ternura. Volteó a mirarme. Con el susto ya se me había bajado.– ¿Te vas a parar?.– Dijo, extendiendo su mano. La tomé y me levanté. La miré.

- Gracias.– Sonreí. Ella se sonrojó, y se tiró un poco para atrás. Lo que causó que también tropezara, y cayera. Intenté afirmarla, pero sólo caí con ella. Sobre ella, para ser exactos.

- ¡Mh!.– Gimió. Yo hice lo mismo. No puede estar pasando.

- Lisa, te salvas de una y caes en otra. Que pendeja eres.– Dijo Rosé.

Mi miembro, endurecido por culpa de Jennie, se frotó bruscamente con su...su...centro.

Me levanté rápidamente y la ayudé a pararse.

- ¿Estás bien?.– Fingí cómo si nada había pasado. Ella asintió, y miró hacia abajo. Mi miembro erecto ya no era un problema, pues ya lo sabía. Pero aún así me da vergüenza que vea eso.

- ¿Q-qué es eso?.– Dijo con nerviosismo. Supongo que no hay nada más que ocultar. De todos modos algún día se iba a enterar.

- ¿Qué es qué?.– Dijo Jisoo, parándose y miró mi erección.– ¡Oh Dios!.– Abrió muy grande sus ojos, sin despegarlos de mi pene. Me tapé y me sonrojé.

- Y-yo...– Carraspeé.– Sufro de hermafroditismo.

- ¿Entonces, tienes pene?.– Preguntó Jisoo, sin rodeos. Asentí.– Ah.– Dijo y se volvió a acostar. Me sorprendió su naturalidad. Miré a Jennie, quién parecía estar en shock... Se ve muy linda sonrojada...

Amor prohibido.- Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora