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A pesar de haber pedido perdón, ella no se movía de su lugar. Eso me daba aún más tiempo de mirarla y pensar cosas pervertidas. Debo parar...

- Jennie.– Dije su nombre. Ella se exaltó.– ¿Vas a salir?.– Pregunté. Sonó descortés, así que cambié la pregunta.– ¿Te quieres bañar ahora?.– Le sonreí con naturalidad. En realidad me moría de vergüenza...Y perversión.

- S-si, perdón.– Se disculpó nuevamente. Ella agarró su ropa y se iba a vestir. Por alguna razón me sentí decepcionada...Ni siquiera tengo idea de lo que voy a decir.

- Si quieres puedes bañarte.– Me levanté. Miré su cara y parecía que  fuera a explotar de lo roja que estaba. Ella sólo miraba mi erecto miembro. Sólo lo hago para provocarla. Estoy mal...

- ¿N-n-no te vas a b-bañar?.– Dijo. Aún no dejaba de mirarlo.

- Mis ojos están arriba, madrastra.– Su cara cambió totalmente. Se puso seria y frunció un poco el ceño, pero enseguida se relajó.

- Lo siento.– Dijo. Se acercó lentamente a mí. Sus pechos se veían tan suaves, que daban ganas de tocarlos y apretarlos.– Mis ojos están arriba, hijastra.– Dijo con sarcasmo.

- Touché.– La miré seriamente. Antes de que el impulso de violarla saliera a flote, tomé una toalla y envolví mi cuerpo.– Te dejo en paz, las toallas están en ese mueble.– Indiqué. Me retiré rápidamente, hasta mi habitación.

- Que agitada vuelves.– Dijo Rosé en broma.– Y dura.– Comenzó a reír a carcajadas. Miré hacia abajo, y efectivamente mi erección seguía en pie.

- ¿Está más grande que ésta mañana?.– Preguntó Jisoo. Se me olvidaba que ella también estaba aquí. Me tapé con ambas manos por encima de la toalla.– De un momento a otro resulta que eres tímida. Eres una rara.– Rió.– Momento...¿Por qué estás en toalla?. Jennie se ha ido a bañar hace por lo menos diez minutos, pero tú recién vienes saliendo.– Puso una cara de que sospecha algo. Yo me sonrojé, recordando toda la escena del baño.

- ¿Vas a salir?.– Rosé cambió el tema. Negué con la cabeza.

-  ¿Por qué lo preguntas?.– Dije, mientras me acercaba al clóset para escoger mi ropa.

- Porque te bañaste.– Rió. La miré ofendida.

- Siempre me baño. No tengo que hacerlo sólo para salir.– Puse una mano en mi pecho, y exageré.–  Me dueles, Chaeyoung Park.

- Dramática.– Rodó los ojos mientras reía. Tomé mi ropa, ya elegida, y me quité la toalla.– ¡Está Jisoo, estúpida!.– Se acercó a taparme. Nuevamente se me había olvidado la presencia de Jisoo.

- Me dueles, sobrina.– Me imitó. Se levantó y salió de la habitación.

- Ya no está.– Dije. Rosé dejó caer la toalla, y yo me vestí.

- No sé cómo llegamos a éste nivel de confianza.– Se hizo un facepalm. Me encogí de hombros, porque ni yo lo sabía.– Por cierto, lo que dijo Jisoo me ha quedado en la mente. ¿Algo que debas decirme, Manoban?.– Me miró seriamente.– No creas que voy a dejar pasar la erección con la que llegaste.

- Jennie llegó desnuda a la bañera, y yo estaba ahí. Pensé que eras tú, pero cuándo la ví, era tan hermosamente sexy, que no pude evitar sentir cosas.– Expliqué.– Ella se disculpó, pero no se iba, entonces le dije que me iba a ir yo. Me mostré desnuda delante de ella. Fue todo tan confuso...– Dije finalmente.

- Vaya...Te haz quedado pillada por tu madrastra, Lisa.– Dijo Rosé, mirándome sorprendida.

- ¡No seas estúpida!. La conocí ayer.– Rodé los ojos.– Y es mi madrastra. Nunca le haría eso a mi padre.

- Pero sientes deseos impuros por ella, Lisa. No puedes negarlo.– Miré hacia el suelo. Me siento la persona más sucia del mundo. ¿Fijarme en mi madrastra?. ¿La novia de papá?. ¡¿Cómo puedo hacer eso?!. Soy una estúpida asquerosa.– No te sientas mal, Liss.– Me abrazó.– Es completamente normal. Eres...Una mujer con pene. Tienes necesidades.– Sobó mi espalda.

- ¿Por qué no siento eso cuándo te veo desnuda?. ¿Por qué es sólo con ella?.– La miré triste.

- Es porque ya nos conocemos. Para tí, ella es algo nuevo. Algo interesante. Es por eso...No te aflijas, después de un tiempo, va a pasar.– Me sonrió y acarició mi mejilla. Le sonreí de vuelta y cerré los ojos ante el cálido contacto.

- ¿Debo alejarme de ella?.– Pregunté. Ella negó.

- Es mejor que la conozcas. Así perderás más el interés a lo desconocido.– Sonrió.– Después te adaptarás a su presencia, y ya se va la atracción sexual.

- Pero es una chica, Rosie. Nunca había sentido ésto por una chica.– Dije preocupada.

- Ya era hora, eso es todo.– Siguió sonriendo en todo momento, eso hacía que me calmara.– Si quieres, podemos ir al club.– Ofreció.

El club es un bar en dónde va Rosé de vez en cuándo. Un bar gay.

- No lo sé.– Dudé en mi respuesta.

- Es sólo para que te saques la duda de tu orientación sexual.– Se encogió de hombros. Quizás tiene razón...– Debes experimentar un poco más.– Finalizó. Me convenció.

- Esta bien.– Sonreí.– Iremos a las ocho de la tarde, ¿Te parece?.– Sugerí. Ella sonrió orgullosa de sí misma. Asintió muchas veces.

Rosé siempre me invitaba al club, pero yo nunca aceptaba ir. Ella sabía que yo me consideraba heterosexual, y quería cambiarme de una vez por todas. Nunca acepté ir, hasta ahora. Se nota lo emocionada que está.

Aún no sé que es lo que voy a hacer ahí, exactamente, pero lo pensaré allá.

- ¿Se puede?.– Entró Jisoo.

- Ya haz entrado.– Dije.

- Lo siento, es que escuché "club" y me llamó la atención.– Dijo.

- ¿Quieres ir?.– Pregunté. Entre más, mejor. Ella asintió con una sonrisa.

- ¿Puede ir Jennie?.– Miré rápidamente a Rosé, quién me hacía señas de que era una mala idea.– Es que ella es la que me cuida cuando me emborracho. No creo que haga nada allá, ya que está con tu padre. Es la mejor opción para que maneje, y nosotras podamos disfrutar tranquilas.– Sonrió. La verdad, me parecía buena idea, y tenía razón.

- Me parece bien.– Dijo Rosé, cosa que me sorprendió, ya que hace menos de un minuto estaba negándose.

Entonces, sólo faltaba esperar la hora, para ir al club y saber que es lo qué siento realmente.

Amor prohibido.- Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora