Capítulo 1

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La ira hacía hervir mi sangre y se colaba por mi subconsciente, la culpa genera un peso en mi pecho y mi corazón no deja de latir con tanta fuerza y rapidez que temo en algún momento salga de mi pecho.

Solo faltan unas calles para llegar a mi destino, las calles están algo transitadas el día de hoy pero considerando que voy a pie no creo que sea de gran importancia, no estoy cansada en lo absoluto, aunque ahora que lo pienso no se porque razón no tome un taxi, sin embargo, debido al remordimiento de consciencia que me atacan y a la respiración agitada que poseo y que está por abandonarme no había siquiera notado lo cerca que estaba y lo mucho que había caminado.

Los rasguños en mis brazos arden por el sudor y de vez en cuando me roban muecas de dolor. Mi pecho sube y baja con violencia y creo escuchar el latido antinatural de mi corazón contra mis costillas.

"Se llama culpa...Alice" grita una voz en mi cabeza que no deja de estar en lo cierto.

El pánico se apodera lenta y tortuosamente en cada célula de mi cuerpo y quiero correr, llorar  y al mismo tiempo mis ganas de gritar son aún más tentadoras que antes.

Me detengo en seco al tener frente a mi el gran edificio color gris y azul que tantas veces he visto y al que tantas veces he entrado sabiendo que todo se iba a solucionar una vez dentro, pero este no es el caso, antes me sentía protegida he imparable cuando entraba allí y ahora que lo hago se siente diferente, se siente raro, me siento tan vulnerable..

Al entrar al edificio, lo primero que encuentro es la figura femenina de la recepcionista, estudiandome con la misma cara de odio y repulsión con la que de costumbre lo hace.

Ella me mira como si estuviese viendo un cadáver, por lo que me da a entender que debo parecer como si hubiera escapado de un hospital psiquiátrico, intento arreglarme un poco el cabello pasando mis manos por las hebras sueltas de este y repetidamente por mi cara para que no se note que mis ganas de llorar son cada vez más intensas.

—Buenas tardes, ¿le podría decir al Señor Morrison qué me encuentro aquí?—Las palabras salen de mi boca  de forma casi automática y con una pizca de irritación en ella, mi voz suena agitada, pero no hago nada para cambiar eso.

Ella me regala un asentimiento tenso y toma el teléfono fijo que se encuentra en su escritorio para teclear unos números en el, pasan unos minutos hasta que dirige su mirada hacia mi nuevamente.

—Si pase estará, encantado de verle.— la señorita vuelve a fijar su vista en su computador ignorando mi presencia, entiendo que ya no quiere hablar conmigo, aunque ¿siendo sincera? yo tampoco tengo especial ilusión por hablar con nadie. 

Sin nada mas que agregar a la conversación, me giro sobre mis talones en dirección a la puerta al fondo de la habitación, la toco tres veces antes de escuchar un "pase" y obedecer a la voz que se encuentra dentro.

El hombre está sentado en su escritorio y me mira fijamente con ese toque autoritario y natural que lo caracteriza. Sus ojos marrones observan con cautela mis movimientos y con la iluminación del lugar puedo detallarlo. Su rostro no está tan repleto de arrugas a pesar de estar rondando los cincuenta, la elegancia se nota en su forma de vestir y su colonia varonil está impregnada por la estancia. Me regala una cálida sonrisa dejándome ver su blanca dentadura.

Con cada paso que doy siento cada vez más impotencia, más ira, más culpa...Juro que intento en lo más profundo de mi ser comprimir las emociones que me invaden es este momento, pero creo que el aire tenso que emana de mi es tan notable...

Por un instante siento que perderé el control en cualquier momento y simplemente dejaré en evidencia la irritación que poseo ahora mismo.

—Agente Gill, ¿Como esta?, ¿A que debo su visita?—Su voz me saca del cementerio mental en el que me encuentro y me trae a la realidad.

Me acerco hasta estar en frente de su escritorio y puedo sentir el peso de su mirada expectante en mi. El aroma varonil de su perfume invade mis fosas nasales con mayor intensidad que antes y genera un escalofrío que se propaga en mi interior.

—General, disculpe pero vine con suma urgencia...—Pude notar como su rostro cambia, ya no tiene esa mirada serena y natural que lo caracteriza, por la forma en la que su sonrisa desaparece puedo sentir como se instala un nudo en mi garganta, pero igualmente sigo—: Acabo de presenciar un secuestro..—Mi voz amenaza con abandonarme pero le agradezco enormemente por no sonar desesperada y... patética.

—¿¡Que!?— coloca sus manos en el escritorio y se inclina hacia delante.

 Puedo ver el horror crearse a través de sus facciones y el asombro que percibo en sus ojos color café, los cuales me miran fijamente, no me pasa desapercibido, no hay que ser un genio para notar que la noticia lo ha alterado...

Es muy poco común los secuestros en el lugar donde vivo, de hecho es muy poco probable que ocurran debido al nivel de seguridad que chicago posee.

Entiendo considerablemente su reacción, yo era, y sigo siendo, una de las mejores agentes de la FBI de chicago y ¿No pude hacer nada para detener un secuestro?...

Vamos!, sigue torturándome que llegaras lejos así.." ,dice una voz dentro de mí con total ironía.

Su reacción no me sorprende, pude imaginar  en el camino hasta aquí que se pondría así de mal, sin embargo,no puedo controlar la pesadez de mi respiración y el sudor de mis manos. Creo que sufriré un ataque de pánico en cualquier momento.

 Así que me llenó de valor para continuar—:si, general y se trata de una menor, su nombre es Liz Gill...

Mi hermana.

Y entonces, sin que pudiera hacer mas la bomba estalló.






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¡Hola!, espero de verdad que les haya encantado el capitulo tanto como a mi.

Ya fue borrada la primera parte de la historia y ¿que tal la portada? a mi en lo personal me encanto ¡mucho!.

nos vemos luego bai. Besos.

-TheDream_05

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