Capítulo 1: Extraño parecido

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"El único final de los finales que existe es la muerte y aún no estamos seguros de que sea el final

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"El único final de los finales que existe es la muerte y aún no estamos seguros de que sea el final."

Había pasado un año desde que Eloy Sadler se suicidó en el lago congelado. Nadie logró entender qué motivos le llevó a quitarse la vida. No dejó una nota, no expresó nada. A pesar de que fue un chico risueño, quizá por dentro le consumía algo que lo llevó a morir. Era toda una incógnita y se vivía constantemente con la misma pregunta: «¿Por qué lo hizo?». Ninguno sabía qué peso cargaba el muchacho como para quitarse la vida y la incertidumbre del por qué se quedó enterrado junto a él.

Viviane Leavitt, la chica más afectada por su pérdida, luchaba por superar su ausencia. Cada día resultaba una agonía por no sentirse sola, pero poco a poco, lo lograba. Era una muchacha bonita, de rostro dulce y ovalado. De complexión delgada. Sus ojos azulados e intensos parecían dos joyas preciosas. No era muy alta, pero aquello no suponía ningún complejo para ella. Solía llevar el cabello castaño oscuro a la altura de sus hombros.

No era una joven muy sociable, no porque ella lo quisiera así, sino porque los alumnos, la gran mayoría, eran hijos de médicos de renombre, empresarios, arquitectos, jueces, magistrados... Y Viviane no pertenecía al rebaño de gente dotada. Tanto las monjas como los profesores, se dedicaban a remarcar la 'diferencia de clases' constantemente. Decían que ese internado era para "gente de bien" hijos de personas importantes y con dinero. La joven, en una ocasión, opinó que esa clase de comentarios no los consideraba correctos, que ella como hija de un padre carnicero y una madre panadera, tenía el mismo derecho que las personas adineradas. No obstante, la humillación que sintió por defender lo injusto hizo que prefiriera guardar silencio en ocasiones así, porque resultaba imposible debatir con ellos sin que se burlaran de su persona. Cuando intentaba salirse del rebaño con sus propias ideas, intentaban anularla. Le decía qué tenía que pensar y cómo. Si no lo hacía, era un bicho raro.

Los grupos de amigos se formaban dependiendo de qué familia venían y cómo eran. Por eso Jesse, Eloy y Viviane fueron repudiados por ser de familias no conocidas ni importantes.

Pero Eloy ya no estaba y, el grupo de tres que siempre estuvo unido, ahora eran dos.

Jesse Atkins era un joven que luchaba constantemente con los prejuicios de la religión y la sociedad: un chico homosexual en un internado religioso. Sus padres consideraron la idea de que, si estudiaba en Annavenim, se le quitarían las "tonterías" de la cabeza. Sin embargo, él tenía muy clara su condición sexual y nada de allí podía cambiarlo de parecer. Su encanto y simpatía no era suficiente para los alumnos de élite y fue tan rechazado como su amiga. El muchacho era rubio y de ojos castaños. Solía expresar muchas emociones con su rostro dulce y sus ojos soñadores.

—No para de nevar —comentó Viviane—. Todos los días el mismo clima.

—Lo que daría yo por una playa y torsos desnudos —murmuró el chico soltando un largo suspiro.

Un peligro para sí mismo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora