Capítulo 17: ¿Es Real?

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“No puedes jugar a ser Dios, sin esperar que otro sea el diablo”

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“No puedes jugar a ser Dios, sin esperar que otro sea el diablo”.

Viviane se zafó con brusquedad de las manos que tapaban su boca, impidiendo que diera la voz de alarma ante la inercia de Bastien. El corazón de la joven latía con ímpetu y por unos instantes creyó que le daría un ataque del terrible susto que llevaba en el cuerpo. Empezó a sospechar que, quién había tapado su boca, fue el propio culpable del desfallecimiento del varón. No obstante, cuando vio que se trataba de Denis Ellsworth, se quedó estupefacta.

—¿Qué...? ¿Por qué? —quisó saber ella, atónita.

—Ayúdame a levantarlo. No está muerto —dijo.

Viviane tardó unos segundos en obedecer

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Viviane tardó unos segundos en obedecer. Denis siguió insistiendo.

—¡Vamos, joder! Muévete, Leavitt.

Ella dio un respingón ante su imponente voz.

Ambos adolescentes incorporaron al chico. Denis, a continuación, introdujo los dedos por la boca de Bastien para hacerlo vomitar en el vater. Tardó unos pocos minutos en echar las pastillas que había ingerido. El muchacho gimoteó y se tambaleaba con torpeza. Aún no estaba muy consciente y necesitaba expulsar vómito más de una vez, así que el compañero lo ayudó a hacerlo hasta ver que no echaba nada más. Por suerte a las pastillas no le dieron tiempo a disolverse en su estómago y eso le salvó.

Viviane miró de soslayo el rostro serio de Denis.

—¿Se ha intentado suicidar? ¿Por qué?

El chico guardó silencio durante poco tiempo. Luego respondió:

—No lo sé. Quién sabe qué motivo le ha llevado a hacerlo —murmuró.

—No pareces muy convencido de lo que dices —juzgó.

—Es que... Vi algo extraño.

Ella lo escuchó atenta.

—¿Qué viste?

—Primero te diré que, en la capilla, tuvimos un enfrentamiento. Me mosqueó tanto que lo maté de pensamiento y deseé que algo horrible le ocurriera. Lo vi salir en la noche de la cama, arrastraba los pies por el suelo como si algo lo guiara a salir aunque él no quisiera. Como tardaba tanto, decidí en seguirlo. Luego lo encontré así —contó—. ¿Te acuerdas de Alejandro? Pues Jesse lo vio con el mismo comportamiento.

Un peligro para sí mismo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora