Capítulo O2

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Tranquila...

Respira profundo...

Tú puedes...

Trozos del suelo donde estaba parada se adhirieron a mi brazo cubriéndolo en su totalidad, la energía estaba quemándome el cuerpo, pero la sensación era increíble, mi brazo retrocedió y al empujarlo hacia adelante el impulso que conseguí con la tierra lo introduje en la pequeña bola de béisbol que estaba sosteniendo, escuchando así el silbar del viento al romperse, todo había salido bien al parecer, excepto cuando baje el brazo y solté las rocas.

Mi brazo tenía heridas pequeñas y uno que otro moretón, había presionado demasiado a mi los trozos de rocas.

Sonreí al volver a la realidad y escuchar mi resultado me pareció sorprendente.

—Quinientos metros....— sonreí, un pequeño récord roto.

Varios comenzaron a murmurar, y el primer comentario que oí consiguió apenarme.

—Ella es de las que consiguió entrar por recomendación...—

Y aunque las miradas eran de asombro, no las ameritaba, quienes merecían mi respeto eran ellos, apostaba mi vida a que el examen práctico, yo no lo hubiese pasado aunque quisiera, y aunque me halagaba, hubo quien me vio como si fuera una burla, cosa que me hizo confundirme, eleve una ceja en su dirección y el rubio solo acató a acercarse al círculo.

—Deja de estorbar, extra.— dijo en alto chocando mi hombro al pasar, a pesar de no haberme movido, el consiguió casi llevarme por delante.

No me atreví a armar un escándalo frente a un profesional, y tampoco me arriesgaría a que una disputa fuera el motivo de mi expulsión, cosa que me hizo sólo dedicarle una mala mirada y regresar a algún hueco entre las personas.

Estaba a punto de ser lanzada la bola del rubio pero hacía segundos un siseo conseguía sacarme de quicio, me giré en busca del origen de tan molesto sonido y me encontré con un rostro familiar, extrañamente familiar.

Observé al chico que murmuraba sin parar, era de mi tamaño de cabellos alborotados, realmente estaba sumergido en sus pensamientos pues no se dio cuenta cuando traté de tomar su hombro, lo hizo hasta que mi mano hizo contacto.

—¿Estás bien?—

Pregunté ladeando mi cabeza, sobresaltándome  una poco con su reacción, la cual había sido alejarse de mi como si le hubiese quemado.

—¡Lo s-siento! Y-Yo no te noté ahí—

Hablo con rapidez y haciendo demasiados ademanes con ambos brazos cosa que consiguió hacerme sonreír.

—No hay problema, solo me preguntaba si estabas bien.—

Sonreí tratando de calmarle.

—¡Oh! Bueno... lo estoy, es un hábito.—

Con nerviosismo se rascó la nuca quitándole importancia al asunto.

—Soy Ryoku _________, un gusto, aunque puedes llamarme _________—

Extendí mi brazo en ademán de saludo.

—Soy Izu....—

Un grito en masa le interrumpió haciéndonos girar hacia el escándalo, una explosión se vio acompañada del estallido de comentarios, el tiro del chico rubio había sido realmente vistoso.

—702 metros.—

El número me congelo, no simplemente era una inexperta, si no también posiblemente de las peores de la clase, tendría que esforzarme mucho más que los demás para conseguir alcanzarlos, estaba intentando armar un plan de ejercicios para mejorar cuando el peso de una mirada me hizo buscar al dueño, topándome con la mirada burlona y de superioridad del rubio cosa que hizo vibrar la tierra bajo mis pies.

Inauguremos mi lista negra.
-Katsuki Bakugou.

I'll be my own hero || Bakugou x ________Donde viven las historias. Descúbrelo ahora