Capítulo: 11 - No era una pesadilla.

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28 de octubre de 2020

Andrea. 12:37 am.

Frío...

Todo a mi alrededor se siente frío y helado, muevo mi mano tratando de encontrar mi cobija o el control del aire acondicionado y mi mano toca es el suelo, pero este se siente como asfalto o cemento, no la cerámica que tiene mi cuarto ni la alfombra de casa.

Abro los ojos y todo a mi alrededor es completamente oscuro y muy frío, el aire se siente húmedo y con una sensación macabra por todos lados; se siente pesado incluso. Me levanto del suelo y comienzo a caminar un poco; mis pasos siendo extrañamente ligeros, lo cual es bastante raro comparando el ambiente y que normalmente suelen ser más pesados.

Camino por lo que creo es un largo rato y no veo nada, solo formas borrosas y charcos con agua negra... El ambiente cambia a mí alrededor volviéndose aún más pesado y aún más frío, lo que me hace fruncir el ceño. Esto es bastante llamativo.

Siento un poco de movimiento a mí alrededor a gran velocidad, por lo que me escondo en un muro cercano, sin saber muy bien que hacer.

- Es solo un sueño, Andrea. Solo un sueño. –murmuro para mí misma.

Escucho muchas pisadas corriendo, junto a unas exclamaciones y quejidos juntos, pero nada logra ser tan claro como para poder entender bien. Respiro.

Saco la cabeza de mi súper escondite intentando ver mejor o al menos escuchar mejor algo, pero solo consigo más oscuridad. Mucho miedo me consume rápidamente y sé que no es solo el mío. Hay alguien más aquí, alguien que conozco muy bien.

- Joder, tú puedes. Tienes que correr, ahí vienen –logro escuchar y mi corazón salta un poco ante la voz de Leandro. Intento ver de dónde viene la voz y nada, no veo nada.

- Lo intento, pero no puedo... mi pie, duele mucho –responde la que reconozco como Susana.

- Yo te cargo, sube a mi espalda... y no –habla rápido- no es una pregunta esta vez. Sube –Es... dios, ¿puede ser...?

- Jesús estas más herido que cualquiera, no creo que...

- Yo puedo, Andrés. Solo vamos, no tenemos mucho tiempo.

Mierda, si son ellos, pero no puedo ver a ninguno. Ágilmente salgo de mi pobre escondite y corro por el lugar tratando de encontrarlos... el miedo crece y trato de enfocar la fuente del miedo para poder llegar a ellos, pero es imposible viene de todos lados y de ninguno a la vez.

- ¿chicos? –intento y no hay respuesta. Algunas lágrimas se forman en mis ojos, pero las ignoro y no las dejo caer.

- Están cerca, tenemos que correr ahora, ¿Están listos? –logro escuchar de nuevo- ninguno está muy mal, ¿cierto?

- Eres el más herido, Jesús... estamos bien - ¿Aichi? Son ellos, pero no puedo verlos.

- Bien, Sus sujétate bien; todos atrás mío...

- De ninguna manera. Iras atrás de nosotros –lo corta Juan- iré primero.

- Puedo ir adelante –escucho como réplica, mas no puedo verlo.

- No. Estas llevando a Susana, ya no es solo tu vida, es la de ella también así que ve atrás, ahí puedes estar alerta si algo corre por atrás.

- De acuerdo –logra murmurar a regañadientes.

- Ya perdimos mucho tiempo –intento hablar de nuevo, pero esta vez ningún sonido sale y trato de no alarmarme.

- Jesús... -escucho el susurro- no pu-puedo soste... sostenerme... -corro hacia el sonido y como si mi desesperación fuera magia los veo.

Leandro, Andrés, Ashley, Juan, Jesús y una pálida Susana están frente a mí; Corro lo poco que falta hacia ellos justo en el momento en que Susana se desmaya en brazos de mi hermano.

- Sus –llamo y nadie me escucha.

- Susana, reacciona por favor –murmura Jesús- Despierta... -susurra acariciando su rostro.

- Jesús –habla Juan- Es tarde –murmura y mi corazón se detiene. Mierda no, no puede haber muerto, aun puedo sentirla, ella vive.

- Lo sé, están aquí... Ashley cuida a Susana, tienen que salir de aquí, escóndanse ahora –ordena.

- No te dejaremos solo –replica la mencionada.

- Dos pueden quedarse conmigo –informa hacia los chicos- el otro va con ellas. Hablen ahora, no hay tiempo –lo escucho alterado.

- Andrés, ve con ellas –Responden Juan y Lean a la vez y el mencionado solo asiente; toma a Susana en brazos y corren a entrar en lo que parece un almacén con solo una puerta.

- ¿Qué vamos hacer? –habla de nuevo Lean.

- Pelearemos, no podemos dejar que nos ganen.

- Jesús, estas muy mal...

- Aun puedo patear traseros, no dejare que dañen a ninguno. –dice y yo estoy aún más confundida.

Veo como los tres caminan alejándose un poco más del almacén, se colocan en fila y sacan lo que parecen ser navajas de la parte de atrás de la cintura de cada uno. Jesús tiene una en su mano y puedo ver otra oculta en su tobillo, en su otra mano tiene una bengala de esas de emergencias y su postura es defensiva.

Ninguno tiene puesta la ropa de la fiesta, todos llevan lo que parece ser ropa estilo militar.

- Jesús... -susurro y veo como él gira el rostro hacia todos lados buscando el sonido. Él me escucho.

- ¿escucharon eso? –pregunta.

- Si, ya están aquí.

- No, eso no, ¿no escucharon...? –se detiene- olviden...

No logra terminar la palabra cuando una masa oscura lo levanta del suelo y lo tira lejos de ellos en un chasquido de dedos. Ahogo un grito y veo como Lean y Juan llegan rápido hasta él ayudándolo a ponerse de pie.

Sacude su cabeza y una pelea comienza en un corto tiempo; otras masas oscuras llegan, todas tienen formas parecidas a hombres bastante altos y corpulentos, solo que parece que tuvieran mascaras negras en su cara y cuerpo, solo se le pueden ver sus ojos y lo que parece ser su boca.

Son por lo que veo cinco masas contra ellos tres. Llevo mi vista a los chicos y Jesús está en pie de nuevo, Lean y Juan a su lado en posición de defensa.

La masa más grande -y que también está en el centro- hace una señal y todas las demás corren hacia los chicos ágilmente, los chicos hacen lo mismo y veo como Jesús enciende una bengala tratando de clavarla en una de las dos masas que pelean contra él.

Lean pelea cuerpo a cuerpo, o cuerpo a masa con otro de ellos intentando darle con su navaja. Juan está en el suelo, pero tiene su clásica expresión de "esto era lo que planeaba" que no le pueden quitar ni con los golpes.

Veo como una de las masas que tiro Jesús al piso se pone de pie y va a por su espalda mientras él está peleando con el otro de frente.

Van a herirlo.

- ¡Jesús, cuidado! 


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 sorpresa...

XOXO

Ellos Están Aquí -COMPLETA[Obscurial #01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora