Tu dolor

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--¿Preparaste el desayuno? --preguntó Steve, extrañado por el llamado de su sobrina.

--Sí, estoy harta de los que tu preparas --dijo recostada en el marco de la puerta de la habitación de su tío-- ¡vamos, arriba!, se enfrían las medialunas.

Steve iba a reprochar por el comentario de Magui respecto a sus desayunos, pero no pudo hacerlo ya que ella le aventó un almohadón que le fue a dar directo a la cara.

Steve bajó a desayunar tranquilo luego de higienizarse. Había pasado poco más de una semana desde su encuentro con Tony. Afortunadamente no volvió a cruzarlo, supuso que estaría ocupado debido a la atención a distancia de su empresa y tramitando la habilitación de su nuevo bar. Respecto a lo primero, había oído que tenía una excelente CEO, una chica de su edad... "un excelente partido" pensó algo molesto. Sacudió la cabeza para sacarse esos pensamientos. Lo único que rondaba en su mente desde hacía días era Tony y eso lo alteraba de sobremanera porque sabía que no debía ser así, estaba mal.

Un exquisito aroma a panadería lo sacó de sus pensamientos.

--¿Dónde conseguiste esto? --dijo Steve viendo el plato con aquellas masas saldas que había probado una de las pocas veces que viajó a visitar a su hermana.

--Yo las hice --dijo Magui con una sonrisa orgullosa mientras le servía una traza de café a su tío-- ¿lo corto con leche?

--Si, por favor --respondió el rubio con su boca llena por media medialuna que había sacado antes del plato-- están muy ricas.

Magui le agradeció y llevó ambas tasas a la mesa, por fin un desayuno repleto de cafeína y carbohidratos, como estaba acostumbrada. "Si tan solo tuviera dulce de leche" pensó mientras probaba una de sus creaciones. El dulce que hacían allí era una imitación barata.

--¿Me acompañarás a la parroquia hoy?

La joven levantó la vista para ver a su tío. Había ido con él a la parroquia todos esos días y se había hecho cercana de las hermanas, sobre todo de Wanda. La chica de dieciséis años le contó que estaba en el noviciado hacía ya dos años, y que esperaba pronto poder rendir, dar los votos y tomar los hábitos por completo. Ambas jóvenes se pasaban el día charlando mientras realizaban tareas en conjunto. Pero cuando la novicia era precisada, Magui se dirigía a la parte del templo donde sabía que entre las 10 y las 12 am estaría Matt sentando en uno de los asientos de las ultimas filas. Podía decir que ya tenía confianza con esos dos y que si iba religiosamente todos los días a la parroquia era por ellos. Pero ese día no se sentía con ganas de salir.

--No creo --le dijo a su tío-- creo que me quedaré ordenando la habitación de mamá.

Steve asintió y le aconsejó tener sumo cuidado con las cosas de Anna, pues eran invaluables. Una vez terminado el desayuno se despidió de su sobrina y salió.

Magui cerró la puerta, se dirigió al piso de arriba y puso en su reproductor una lista con canciones latinas de los años 90'. Le agradecía a su madre su gusto retro en la música. Acomodó lo que más pudo entre canciones de Shakira, Paulina Rubio y Fey. Se divertía con cada cosa que encontraba y se le movían los recuerdos cada vez que veía viejas fotos. Se apropio de una fotografía de sus padres.

En la imagen, estaban sentados en el césped con sus brazos entrelazados. Las piernas de su madre estaban estiradas y cruzaban por encima de las rodillas de su padre. Se rio al ver que el cabello largo de él y al notar lo bella que estaba su madre con una bandana roja en su cabeza y un jardinero de jean puesto. Era una postal de época que no quería perder.

Amarte es mi pecado (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora