Un comienzo

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Érase una vez en la Isla de Búho Rey un día más para sus curiosos habitantes. Si miramos al cielo vemos a un ave de un tamaño bastante inusual. Es su gobernador, Búho Rey. Tenía un plumaje marrón y negro, unas alas gigantes y esbeltas, y una diferencia a los demás búhos, que era el habla. Poseía la capacidad de comunicarse con cualquier ser vivo que conociera, ya que tenía que imponer sus leyes. Otra diferencia era que dormía de noche, o sea, era diurno, no como los demás de su especie. Búho Rey estaba todos los días sobrevolando la isla porque era su obligación controlar que no hubiera ningún peligro para sus habitantes.

Ese día Búho Rey estaba haciendo su función diaria cuando de repente se da cuenta de un estruendo que sucede en la isla. Con su fuerte aleteo va aterrizando velozmente a la zona problemática. Cuando llega se encuentra dos dinosaurios peleándose por un gran trozo de carne. Por desgracia para Búho Rey también tenía que lidiar con esos problemas también. Cansado de su trabajo se acercó al enfrentamiento para separar a las bestias y dijo:
    - ¿Se puede saber por qué peleáis?
    - ¡Este tonto me ha robado mi comida! -respondió uno de los luchadores.
Búho Rey pensó como solucionar el problema. Cuando supo qué hacer respondió:
     - ¿Y si partís por la mitad el trozo y os repartís los otros restantes?
Los dos dinosaurios se miraron pensativos el uno al otro. Al final rechazaron la inteligente propuesta y siguieron la pelea. Búho Rey se dio cuenta de que esos dos eran muy tozudos. Así que apuntó con sus dos alas a los dinosaurios y disparó plumas a la velocidad de una bala. Estas se clavaron en los cuerpos de los luchadores y cayeron desplomados al suelo. Pues Búho Rey tenía también esa característica, que era su arma secreta: disparaba plumas a gran velocidad que contenían o un sedante para dormir a la víctima o un veneno para matarla. A esos dos les disparó para dormirlos. Así era como Búho Rey resolvía la mayoría de problemas que había en la isla.                 
Cuando el Sol se puso ese día toda la isla quedó tan oscurecida que solo iluminaba la luz de la Luna. Todos los animales dormían en un sueño muy profundo. No había ni un solo movimiento. Aunque en esa noche oscura había algo que no dormía. El follaje de los árboles se agitaba, pues una sombra se movía a una velocidad enorme entre el manto nocturno...

La Isla de Búho ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora