9; Miedo.

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Cuando te vuelves más consciente de lo que te envuelve a ti y a esa persona, habrá momentos en lo que todo parece ponerse difícil. Incluso si antes había muchas cosas que no te importaban, de repente comienzas a tener miedo, y no necesariamente de terminar siendo el herido. Al querer a alguien, los obstáculos que antes pasabas fácilmente, ahora te pueden hacer pensar más de lo normal. Sé honesto y fíjate en lo esencial, a veces la respuesta está justo frente a tus ojos.

ChanYeol y KyungSoo se tomaron todo el tiempo del mundo vagando entre los ejemplares de la librería. Se daban resúmenes de algunos libros y opinaban sobre algunos textos que habrían leído ambos. Si KyungSoo se viera en los ojos de un tercero, pensaría que eran un par de ñoños que no tenían nada mejor de qué hablar, pero en su defensa, podía asegurar que eran esas mismas conversaciones las que le dejaban conocer mejor la forma de pensar de ChanYeol, así mismo, él revelaba la suya al más alto.

KyungSoo, sin embargo, no leía mucho así que se limitaba a ver objetos más prácticos como plumas, cuadernos y libretillas de notas con diseños bastante curiosos. ChanYeol, por su parte, estaba feliz. Nunca había durado tanto hablando con alguien sobre cosas de peso, incluso si coincidían en la mayoría de sus opiniones. Con KyungSoo pensaban esencialmente distinto, pero ambos tenían la tolerancia necesaria como para entenderse y no sentirse como polos opuestos, sino más bien como un complemento del otro.

ChanYeol ya casi olvidaba que tenía que comprar unos dos libros cuando ve a KyungSoo mirar una libretilla con diseños de gatos.

No era normal que todo pasara tan rápido. Debía admitir que siempre sintió curiosidad por KyungSoo, sobretodo porque era raro ver a alguien tan tranquilo y responsable ser amigo de BaekHyun, quien era conocido por más de algún motivo en el instituto. Lo que nunca imaginó, es que esa curiosidad se transformaría tan rápido en sentimientos complejos y difíciles de manejar.

—¿ChanYeol? —la mirada de KyungSoo se posaba sobre él con un deje de preocupación— Te apagaste —bromeó el más bajo cuando notó que ChanYeol salía de su ensoñación.

—Sí... —sonrió bajando la mirada, ¿cómo podía volver atrás? ¿Cómo podía tomarse las cosas con más calma? Sentía que si seguía así sólo agobiaría a KyungSoo, lo confundiría y terminaría por alejarlo. Estaba preocupado, como yendo cuesta abajo en una colina sobre una bicicleta sin frenos. Era disfrutar hasta llegar al final, o morir en el intento.

Una mano se posó sobre su antebrazo, ChanYeol siguió la extremidad hasta dar con el rostro aún preocupado de KyungSoo.

—¿Te sientes mal? —Las palpitaciones volvieron a hacer resonar su pecho y ChanYeol supo que él no servía para arrastrar las cosas por mucho más tiempo.

Cogió dos revistas al azar y las usó como anteojeras, aunque por su tamaño sirvió para cubrir más que su rostro. De esa forma se acercó a KyungSoo sin romper el contacto visual.

—Me siento mal, KyungSoo —susurró en ese espacio íntimo que creó solo para ellos dos. KyungSoo enmudeció por la cercanía, aunque quería, no podía quitar la mirada de los ojos de ChanYeol y su expresión seria—. Me gustas, y me siento mal por hacerte esto.

Sin más, ChanYeol se alejó y dejó las revistas donde estaban. KyungSoo se quedó en su posición aun asimilando lo que acababa de escuchar, convenciéndose de que todo era muy serio para tratarse de una broma. Levantó la mirada, ChanYeol ya no lo encaraba, es más, sólo veía parte de su perfil y las puntas rojas de las orejas ajenas.

—Lo siento, ya debo irme. Nos vemos en clases —ChanYeol se despeinó con ambas manos y avanzó hacia la salida de la librería sin haber comprado nada.

¿Cómo saber que te has enamorado? »ChanSoo«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora