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Jungkook

Había ido a casa luego de estar un tiempo solo en aquel parque, había ido a pensar si quería mudarme, no me agradan las mudanzas y siendo un niño con once años, sumándole que he hecho mudanzas por tres años consecutivos, ya era demasiado para mí, soy una persona que se encariña demasiado rápido a algo o alguien.

En mis demás mudanzas no salía de mi casa debido a que si trataba de hacer amigos me encariñaría, y terminaría perdiendo a la hora de volver a mudarme.

En esta última mudanzas tuve solo una amiga, es mi mejor amiga, se llamaba Jungyoi, Lee Jungyoi. En una época me había llamado mucho la atención, pero cuando supe que gustaba de un compañero me decepcioné.

Ésto de volver a mudarme no me gusta, incluso le dije a mis padres que no lo vuelvan a repetir, según ellos ésta es la última mudanza que haremos. Ante las palabras de mis padres nosé si creer, esa palabra la escuché de sus bocas salir más veces de las que puedo reproducir mi canción favorita.

Por más fácil que pareciese, más difícil sería conseguir aquella creencia de la palabra dicha por ellos.

Lo bueno en todo ésto es que conocí a un niño, su nombre era Jimin, me había dicho que esa casa, es la de un amigo suyo, el cual es mejor amigo de su hermana.

Estuvimos hablando un poco, el niño me cae bien, aparte de que tenemos la misma edad.

Me asomé al refrigerador a observar si había algo que llamase mi atención, pero nada.

Volví a salir afuera, algo aburrido fui a la casa de Yoi. Tocando su timbre dos veces, causando aquella melodía que captaba la atención de los dueños, haciendo que solo uno de ellos sea el primero en acudir al llamado que acabé de solicitar.

La madre de Yoi me abrió el portón, dándome paso e indicando el lugar donde se encontraba mi amiga. Le agradecí por la pequeña información, ganandomé un beso en la mejilla por su parte.

- Ve junto a Yoi, estará feliz de verte antes de irnos.

¿Irse?, la miré algo confundido entre asombrado.

- ¿Ir...Irse?.

- Ella te lo va a explicar Kookie.

Asentí, sin más, giré sobre mis talones y fui en busca de la niña que debía darme una explicación lógica a lo que su madre me había dicho segundos atrás.

No tardé mucho en encontrarla y verla allí, sentada en el césped, mirando un punto fijo.

Me acerqué a ella, sonreí al notar como dió un pequeño salto al sentir mi mano sobre su cabeza, mientras yo conseguía sentarme a su lado.

Mi sonrisa se borró al momento en que la vi con sus ojos cristalizados, las lágrimas causantes estaban a nada de escapar, dejándola así con el rastro y prueba de su llanto.

- ¿Por qué lloras?.

- Me mudaré Jungkook.

- ¿Qué tiene de malo eso?, yo lo he hecho tres veces.

- Ésta es mi primera mudanza Jungkook, no quería que te mudes pero ahora resulta que yo también lo haré. Tengo miedo a que nadie me quiera.

La abracé como pude estando sentado, mi posición era incómoda, pero quería que ella esté bien.

- Tranquila pequeña Yoi, estarás bien, allí te van a querer, ya verás. Al principio yo pensaba lo mismo, pero terminaba encerrándome sin salir a conocer o siquiera ver que alguien quiera conocerme.

- Pero cuando llegaste aquí fue lo contrario.

- Sí, salí prácticamente por obligación y un poco de voluntad propia. Al final agradecí que mi madre me haya obligado a salir.