Capítulo 2 - Sol Naciente

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No sé cuánto tiempo habrá pasado en realidad, pero desperté media mareada, no tenía idea dónde estaba ni qué había sucedido después de levantar la piedra. Sólo sé que la tenía en mi mano apretada fuertemente.

Los rayos del sol estaban justo encima de mí, se me hacía imposible divisar algo con todo el brillo que emanaba. Como pude traté de ponerme en pie. Quedé sorprendida con lo que vi a mí alrededor.

Era un valle precioso, frente a mí se posaban montañas de diferentes tonos verdosos y cafés, bajo mis pies crecía la hierba de un tono verde claro que resplandecía por los rayos del sol, a mis espaldas se veía un arroyo y más allá un pequeño bosque.

¿Dónde diablos estaba?

Traté de calmarme, de respirar profundo, pero no había caso, de repente miré la piedra y con mis dos manos la tomé fuertemente y esperé, supuestamente tendría que hacer el efecto contrario y llevarme a mi ciudad, pero no paso nada. Ahora que la veía detenidamente ya no cambiaba de color y en su lugar llevaba un color grisáceo opaco.

Sin saber que hacer me senté, me quedé pensando en todo, en nada, sin esperanzas, con temor. Abracé mis piernas, quería llorar. Estaba sola, completamente sola en ese lugar desconocido.

Estuve así por horas, el sol ya comenzaba a esconderse, y fue en ese momento cuando lo escuché.

No podía equivocarme, era el sonido de alguna canción, pero se escuchaba sutilmente. No lo pensé dos veces y seguí aquella melodía, era eso o quedarme toda la noche en medio de la nada sin saber los peligros que acechaban.

El sonido iba en dirección al bosque, corrí lo más rápido que pude y al llegar al final del bosque me encontré con un mini campamento. Con nerviosismo me acerqué a donde estaba la melodía.

- Hey ¿Qué haces por estos lados? - dijo con mucho asombro y casi me muero del susto.

Era un hombre joven a mi parecer, tenía el pelo castaño claro, podía ver el color de sus ojos verdosos gracias a la fogata que tenía frente a él, creo que estaba terminando de comer cuando lo sorprendí.

- ¿No puedes hablar? ¿De dónde saliste? - lo mire sin ganas de contestar.- Ehmm no sabría cómo explicarlo. Simplemente aparecí en medio de la nada.

Me miro mucho más asombrado de lo que ya estaba al principio.

- ¿Cómo que saliste de la nada?
- Ehmm esto... - me demoré, no sabía si confiar, aunque pensándolo bien ¿qué sería lo peor que me podría pasar después de aparecer en un lugar totalmente desconocido? - anoche tome esta piedra y al sostenerla una luz apareció a mi alrededor, después de eso desperté en este lugar.

Como era de esperar, su cara de asombro seguía aumentando.

- ¿Qué es este lugar? ¿Dónde estamos? - pregunté antes de que él lo hiciera.
- Estamos en Agartha.
- ¿Y eso dónde queda? - nunca había escuchado ese nombre.
- ¿Dé dónde vienes? - me preguntó con insistencia.
- Ehmm de la ciudad de Villa Alemana.
- Eres de la superficie entonces, nunca había escuchado ese lugar.

Quedé sin palabras, ¿de la superficie? ¿Eso significa que estamos en el centro de la tierra?

- Es imposible que alguien de la superficie llegue a Agartha como lo has hecho tú.
- No sé qué decir, estoy muy confundida.
- Me imagino.
- Solo quiero volver a casa.

Después de un largo silencio el forastero me miro detenidamente que hizo que me sonrojara y dijo:

- Te ayudaré, pero tienes que saber que será difícil.
- Muchas gracias - dije con una sonrisa enorme.
- Lo primero que haremos será buscarte ropa, porque si andas así se notará mucho que no eres de aquí.

Se me había olvidado completamente que aún andaba con el uniforme de mi colegio. Toda la razón, los colores rojos y azules eran más que llamativos.

- ¿Cuál es tu nombre? - pregunto con confianza.
- Rin - aunque es mi apodo - ¿y el tuyo?
- Blake - y agregó - El forastero.

Me ofreció comida y dijo que mañana partiríamos para encontrar una forma de hacerme regresar. Me arregló una especie de cama para que pudiera pasar la noche sin problemas. Creo que no es un mal hombre, lleva consigo mucha soledad, de eso me pude dar cuenta desde el primer momento que lo vi.

Es raro, pero en este lugar no se ven estrellas en el oscuro cielo. Tal vez realmente estemos en el centro de la tierra.

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