- Es hora de levantarse - dijo Blake con un tono entusiasta.
Traté de levantarme con la mejor cara que podía dar, pero creo que no resulto, porque al instante de abrir mis ojos y mirar a Blake para decirle que estaba casi lista, él se rió de como lucía. Intenté no prestarle mucha atención.
- ¿A dónde iremos?
- A la capital - se veía inseguro con su decisión - Conozco a alguien allá que podrá ayudarte.
- ¡Qué bueno!
Mi cara de entusiasmo debe haber sido muy notoria, porque él también se animo.
- Pasaremos a Riaenthe para que te cambies la vestimenta.
- ¿Riae... qué?
- Hahaha... Riaenthe. Un pueblo que queda a unas horas de aquí.
- Ahh... ¿Cuánto nos demoraremos en llegar a la capital?
- Ehmm más o menos dos o tres días - hizo un gesto como si no quisiera pensar más y agregó - no es mucho la verdad si te acostumbras - y sonrió.
Así fue como tomamos un desayuno exprés y nos embarcamos en un viaje totalmente desconocido para mí, sentía un poco de inseguridad, no podía ni imaginarme que cosas pasarían en la capital.
Íbamos en una especie de auto, aunque no tenía motor, ni idea cómo funcionaba. Incluso llegué a pensar al principio que era un auto al estilo "Los picapiedras" pero no se puede empujar con los pies.
La mañana estaba cálida y la brisa que recorría mi rostro era simplemente refrescante, la luz del sol... Espera eso nunca fue el sol, hasta ahora no me había percatado pero era mucho más pequeño y la luz más clara, aunque el ambiente estuviera cálido, mi piel no se quemaba como solía hacerlo al exponerme al sol; tengo la piel muy blanca, siempre me estaba aplicando bloqueador y si no lo hacía, aunque estuviera un par de minutos expuesta me quedaba la piel rojiza. Pero ahora no.
Contemplé el lugar a mí alrededor, de vez en cuando Blake me hablaba para preguntarme cómo estaba y qué me parecía el lugar. Y era muy lindo, los prados verdes con diferentes flores de colores y árboles muy grandes.
Blake es alguien muy simpático y risueño, a pesar de su soledad, es agradable estar con él.
Después de unas horas llegamos a nuestro primer destino.
- ¡Y este es el pueblo Riaenthe! - Blake parecía conocerlo muy bien, las personas que pasaban por los costados de la calle lo saludaban muy amablemente.
En mi ciudad eso no pasaba, con suerte te miraban algunas personas, el ritmo cada vez iba más rápido, nadie lograba tomarse su tiempo y la mayoría estaban serios. Acá no, todos tenían una sonrisa en sus caras. Las construcciones me recordaron mucho a las de la edad media, algunas tenían establos, otras unos lindos pórticos. Había un mercado, todo muy hogareño.
Paramos frente a una tienda de ropa.
- Aquí es, vamos.
- Está bien. ¡Es un lugar muy bello!
- Y eso que aún no ves la capital - me guiño un ojo.
Al entrar había una señora y Blake le pregunto si tenía algo de mi talla. La señora me miró, creo que tomó medidas mentalmente, y nos pidió esperar. A los minutos entro con un atuendo que me fue imposible imaginar hasta que me hizo pasar a una salita y ella misma me ayudo a ponerlo, es muy hermoso, preciso para mí. Es un vestido de tiro largo, de terciopelo, con una especie de corsé y mangas largas, se notaba el trabajo y el esfuerzo puesto en el, era de un tono celeste y blanco. ¡Me encantó!
Cuando llegamos donde Blake, me miró sorprendido, diría que casi boquiabierto. Le pagó a la señora, no tengo idea que tipo de dinero o moneda ocupan acá ni menos del valor de cada cosa. Le agradecí a la señora por todo.
Y partimos otra vez. Una vez en el coche Blake me dijo:
- Te ves muy bien ¿sabes?, como que es perfecto para ti.
- Gracias - dije ruborizándome.
- Esta noche acamparemos cerca de las ruinas de Cartiehl.
- Está bien, ¿queda muy lejos?
- No, como a una hora. Mañana pasaremos por otro pueblo camino a la capital, para abastecernos. Desde ese pueblo no habrá ninguno hasta que lleguemos a la capital.
- ¿Será algo así como dos días de viaje sin ningún pueblo?
- Exacto. Pero estaremos bien.
Llegamos a las ruinas, eran muy extrañas, quizás que fueron alguna vez, Blake tampoco lo sabía. Nos pusimos a preparar las cosas para cenar, yo me quedé viendo la comida mientras Blake preparaba las cosas para pasar la noche allí. Ahora que lo pensaba no sabía mucho de él, me propuse preguntarle en la cena.
- Blake
- ¿Si?
- ¿Por qué eres un forastero?
- Es una buena pregunta - miro detenidamente su plato y prosiguió - hace un tiempo tuve una disputa familiar, mi hermano y yo nos enfrentamos. Después de eso decidí irme y viajar.
- ¿No has tenido más contacto con ellos?
- La verdad... no - vi como sus ojos comenzaban a brillar - aunque me gustaría, pero no sé cómo me recibirán.
- Nunca lo sabrás si no lo intentas.
Me miró detenidamente y luego sonrió. Creo que me ha empezado a gustar su manera de sonreír. Nunca había visto una sonrisa tan sincera y demostrativa como la de él.
Después de eso, cada uno se fue a su lugar a dormir. Me estaba costando mucho conciliar el sueño. En dos días había visto muchas cosas diferentes a las que no estaba acostumbrada. Sobre todo su sonrisa. Sonreí solo de pensarla. En eso escuché algo. Al principio pensé que lo estaba imaginando, pero no. Eran voces, voces de mujeres.
- ¿Quién eres? - preguntaron a coro.
No logrababa saber de donde provenían las voces. Pero era como si estuvieran en todos lados.
- ¿Cómo llegaste aquí? - volvieron a preguntar a coro.
- ¿Quienes son ustedes?
Rieron. En medio de la oscuridad no podía ver nada, sentía su presencia y por el temor quedé inmóvil. ¿Qué serán esas voces?

ESTÁS LEYENDO
Canon
FantasiNunca pensó que las cosas tomarían un rumbo tan extraño. Su tranquilidad desaparecería en un abrir y cerrar de ojos. Una piedra, una nueva vida. Un amor complicado, sin límites. Una melodía, una luz.