cuatro.

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~•~

Pero cuando el reloj marque las 12.

Te dejaré mi corazón y me iré.

~•~

¡Estaba besando a Yuta! Y apenas se conocían, era lo peor de todo.

Quiso alejarse una vez se dió cuenta de lo que había hecho, pero una mano se posó en la cabeza de Taeyong y lo acercó más, disfrutando el momento. Ninguno de los dos sabe cuántos besos pequeñitos se dieron, prefirieron no contar para tener tiempo de tener más.

— Yuta... —dejó salir en un suspiro, las manos del nombrado estaban en su espalda sosteniéndolos y sin dejarlo ir.

— ¿Mhm?

— Creo que me tengo que ir.

Comentó en voz baja, no queriendo que Yuta se enoje con él. Taeyong presentía que sería la última vez que podría ver al contrario ya que volvería a su hogar, que estaba bastante lejos.

— ¿No puedes quedarte un momento más? Por favor. —Nakamoto escondió su rostro en el cuello del otro, abrazándolo y respirando el aroma a perfume que portaba Lee.— Solo un momento más, por favor.

Taeyong asintió no muy seguro, correspondiendo el abrazo porque era alguien más haciendo esa acción, hace tiempo nadie lo abrazaba tanto y menos con tanto cariño.

Quería llorar.

— Tengo que irme, pero... —¿y si mentía para hacerlo sentir mejor?— podremos vernos después, te lo prometo.

¿O se estaba mintiendo así mismo? Taeyong no quería saber la respuesta.

— Te daré mi número, ¿si?

Yuta le dio en papel en la mano, lo apretó con fuerza para no soltarlo y perderlo por ahí. Lo abrazó una última vez y de paso también probó esos labios tan suaves que había probado, Taeyong esperaba no tener que esperar mucho tiempo para que todo aquello volviera a ocurrir.

— ¡TaeTae! ¡Hay que irnos! —el grito de su hermanastra lo despertó de la burbuja que había creado con Yuta, y se alejó sonriéndole de manera tranquila. Aunque por dentro estuviese a nada de llorar.

Revisó la hora cuando llegó con la chica y casi gritaba de la sorpresa.

11:50

El pánico creció. Tal vez su hermanastra no tendría tanto problema con llegar tarde, el problema era que él había salido sin permiso. Agarró la mano contrario y corrió en dirección a su casa, estaba lejos pero era preferible a esperar un transporte por mucho tiempo, más a esas horas de la noche.

— Tranquilo, llegaremos a tiempo. —escuchó entre jadeos de cansancio la voz femenina y siguió corriendo, sus ojos picando por las lagrimas acumuladas pero no iba a dejar que salgan, no ahora que necesitaba seguir más rápido.— TaeTae, basta, tal vez ellos no hayan llegado.

Su hermanastra soltó su mano e intentó pararlo, pero continuó su camino y cada vez se alejaba más de ella, la dejaba atrás. La calle estaba solitaria y fría, la luna iluminaba muy poco a comparación de cómo entraba por su ventana, pero aún era capaz de ver donde pisar.

Se detuvo en la puerta y agarró aire, Taeyong intentó controlar su respiración agitada para no hacer tanto ruido y se adentró en la casa. Las luces estaban encendidas.

— ¿A dónde saliste, pequeña mierda? —esa voz. Estaba muerto, todo se había acabado.

Y lloró, dejó salir las lagrimas cuando su padrastro lo empujó adentro de la casa y su madre miraba con decepción la escena. Miró la pelea a gritos de ambos adultos mayores y sabía lo que pasaría cuando su madre comenzó a llorar, pero asentía con la cabeza mirando al hombre.

Ya lo habían amenazado una vez con todo, Taeyong sabía lo que ocurriría y quiso salir corriendo. Sería mandando al servicio militar.

~•~

Por favor, encuéntrame en nuestro futuro.

Crystal Shoes. [YuTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora