El arco de luz Eva y la espada Lilith

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Elizabeth abrió los ojos dentro de la estructura de entrenamiento, y se dio cuenta que ya no se encontraba en Istar. El ambiente le era bastante conocido, ya que veía sangre por todas partes, arcos, espadas y demás elementos que demostraban que era un ambiente bélico. Sin embargo, el lugar en sí no lo conocía, no era Britannia, o por lo menos no parecía. 

Ella se encontraba con unas telas viejas y rotas de color negro, que cubrían a duras penas su cuerpo, además de que solo tenía una especie de vara de madera como arma y estaba descalza; no era la mejor forma para estar dentro de un ambiente tan hostil como el que se veía, pero sabía que era parte del entrenamiento para poder liberar sus armas.

De pronto, sintió como una energía bastante más fuerte y oscura que la de ella misma y a duras penas esquivó el ataque que le habían enviado. Se posicionó en modo de pelea, pero abrió sus ojos heterocromáticos más de lo normal, debido a la sorpresa que se había llevado al ver quien era su adversario.

No era nadie más que el arcángel Gabriel, el Statera que traicionó al clan hace tantos milenios atrás.

Su aura tan maligna y oscura, no compaginaba con su físico, ya que era realmente hermoso para la vista: esos ojos azul zafiro, sus facciones finas que parecían talladas por los antiguos dioses, el cabello castaño claro y ese cuerpo tonificado que denotaba su hombría. Sin embargo, en su sonrisa ladina y torcida no había más nada que maldad e ira, y se notaba que era capaz de eliminar cualquier ser que se opusiera a él.

-¿Por qué me miras así Ellisse? ¿No era esto lo que queríamos? Ser tan fuertes que todos nos temieran y no tuviéramos que ser pisoteados por nadie más... Es un placer eliminarlos a todos, a todos aquellos que osaron oponerse a mí.-

-No, esto no era lo que yo quería, estás muy equivocado. Nunca pensé que la persona que amaba fuera capaz de sucumbir ante el poder oscuro y se convirtiera en un maldito sádico genocida, capaz de eliminar  sus propios compañeros y hasta familia.-

Elizabeth pensó por un segundo la razón por la cual estaba diciendo esas palabras sin sentido, como si conociera aquel ser tan intimidante. Pere dedujo que estas palabras y estos recuerdos no eran de ella, sino de Ellisse, la Ellisse que existió en aquel tiempo de la traición de los Statera, y entendió que esta prueba no era realmente para ella, si no para su contraparte.

-¿Estás diciendo que ya no me amas? ¿Piensas abandonarme?- el aura de aquel Statera empezó a crecer y destruyó las armas que estaban a su alrededor, así como algunos cuerpos que el mismo había destruido.

-No, ya no te amo. No lo hago ni lo haré desde que te convertiste en este monstruo. Y si piensas matarme, tendrás que luchar conmigo.- le respondía ella de manera desafiante, mientras que la diosa descubría que su contraparte fue la amante de aquel arcángel que traicionó a su clan; eso no lo esperaba.

Gabriel rió escandalosamente, mientras que su rostro se tornaba grotesco, sus facciones finas dejaron de existir y pasó a ser un verdadero monstruo, como ella misma lo había llamado, pero dentro de una persona. Y sin previo aviso, la atacó directamente con una de sus espadas.

Elizabeth salió disparada hacia una roca que estaba atrás de ella, botando sangre por la boca debido a la fuerza del golpe, y cayó de rodillas y con las manos en el piso, soltando la vara de madera que era su arma. Sabía que esta prueba iba a ser demasiado difícil.

Se incorporó rápidamente y comenzó a atacarlo con bolas de energía, las cuales eran fácilmente esquivadas por el arcángel, procedió a hundirle una de sus espadas en su pierna izquierda, sacándole un grito desgarrador por aquel dolor que sentía.

-¿Por qué gritas mi amor? Esto te lo buscaste tú, al no estar de mi lado. Eres débil igual que ellos, pero procuraré acabar contigo rápidamente, así no sufres. Es mi forma de demostrarte cuanto te amo, Ellisse.- 

La Diosa Oscura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora