- ¡¿LE PARASTE EL CORAZÓN?!- Grito Song asombrada y molesta. Ya no podía más, no podía entender como después de eso su amigo seguía enamorado de Tigresa; se levantó, tomo a Po de la cabeza y lo acerco a su pecho para abrazarlo:
- ¡¿QUÉ RAYOS TE PASA?! ¡¿ASÍ TRATAS A TUS AMIGOS?!... ¡TÚ... MONSTRUO! - Después de eso la enfermería quedo en silencio, a Tigresa le llegaron de pronto los recuerdos de cuando estaba en el orfanato Bao Gou, tenía ganas de salir corriendo y jamás regresar, ese sentimiento de sentirse una amenaza la invadieron de una manera rápida; no podía decir nada en aquel momento, lo único que hizo fue retirarse del lugar sin decir una sola palabra.
-Song ¿Qué haz hecho? - Dijo Po rompiendo con el silencio que habitaba el lugar con algo de tristeza y decepción en su voz, separándose y mirando fijamente a su amiga:
- ¿Cómo puedes seguir enamorado de ella, después de que casi te mata? - Respondió la peli gris enojada dándole una leve cachetada en la mejilla a Po.
-Song, cariño, Po no solo la defiende por él amor que le tiene, la llamaste como todos la veían, no solo la insultaste, si no que esta ves de verdad le dolió- contesto víbora que estaba recargada en la pared, mirando hacia abajo, con lagrimas que amenazaban con salir en cualquier momento de sus ojos.
-No entiendo... ¿Cómo que le dolió? - Song no conocía el pasado de la furiosa, por lo cual seguía sin entender el daño qué sin saberlo, había provocado.
-Así le decían a Tigresa cuando era niña- se oyó una voz proveniente de él marco de la puerta de la habitación:
-Maestro Shifu-dijeron al unisonó los guerreros, mientras veían pasar a su mentor con su paso cansino apoyado del bastón de Oogway. Shifu se acercó hasta dónde estaban los tres jóvenes, en especial se puso aún lado de Song, ya que no tenía idea de quien era:
-Creo que no tengo el gusto de conocerla jovencita- expreso el maestro, con una amigable sonrisa esperando la respuesta de la guerrera.
-El gusto es mío maestro Shifu- dijo Song con una reverencia que fue correspondida por el sabio maestro.
-Maestro, le presento a Song-dijo Po- es una amiga que conocimos hace un tiempo en una situación... algo... peculiar- dijo casi tartamudeando las ultimas palabras con temor a poder revelar más de lo que debería, Víbora desde su lugar le lanzo una mirada amenazante a su amigo dando una indirecta de que no dijera nada, ya que ambos sabían que meterían a la dama de la sombra en problemas tan serios que podría parar a la prisión de shogun.
-Mmm algo de ti me parece familiar...- observo Shifu con detenimiento la cara de nuestra amiga Song tratando de adivinar que se le hacia tan familiar, al ver los labios supo al instante lo que era -Tú lápiz labial, lo había visto en el cáliz del dragón hace algún tiempo- al decir esas palabras tanto Po como a Víbora empezaron a sudar frio, ya que en aquella ocasión solo salieron corriendo después de dejar el cáliz en su lugar sin dar explicaciones, pero actualmente no podían aplicar la misma acción, dado el estado actual del guerrero dragón, además Song era una visita después de todo y seria muy descortés dejarla sin explicación alguna con el maestro Shifu.
-Amm... pues... vera...maestro...-Po estaba que se moría de los nervios, ¿Como carajo le iba a explicar a su maestro que robaron el cáliz, fueron a recuperarlo y en el camino redimieron a toda una banda de bailarinas criminales?
-Lo lamento mucho maestro Shifu, Po no le explico cómo sucedieron las cosas en aquella ocasión, teníamos una líder llamada Su que era líder de las damas de la sombra, que en su momento nos convenció que la única manera de sobrevivir era robando y engañando, a lo que voy maestro es, que robamos el cáliz del dragón y estoy dispuesta a recibir las consecuencias- Los guerreros se quedaron helados, después de aquello les esperaba una buena sesión de entrenamiento forzado durante toda una semana, a Po, tal vez lo pongan a dieta y a subir y bajar las escaleras del palacio de jade unas 500 veces o más.