Alfred estaba en casa, matando tiempo entre ensayo y ensayo, todos los músicos se habían ido a cumplir el ritual de la siesta, y se entretuvo haciendo un crucigrama.
¿Cual es el segundo apellido de la actual Ministra de Cultura? 6 letras
"Que pregunta! Yo que sé, cambian tanto, ya saber que es una mujer es mucha suerte. Sé que se llama Amaia Romero." Pensaba para consigo mismo, pero sin esa contestación estaba en un atasco del que no lograba salir. "Y guapa y joven que es también." Podía recordar perfectamente el shock nacional que fue cuando la nominaron ministra, una chica de 30 años y encima sin carrera política. Pero afirmaba el Presidente de Gobierno que era la mejor apuesta para ese Ministerio. Desde la nominación que periódicos, revistas y programas de tv no hacían más que investigarla, unos buscando un pasado menos limpio, una conexión a algún político del partido ganador, y otros buscándole nada más que novios por todas las partes. Pero parecía imposible, la chica tenía un pasado impoluto, un camino de estudios brillante, y un currículo que daría envidia a muchos. Y lo que interesaba a las revistas del cuore, nada de nada, no se le conocía ninguna relación, pero la verdad es que o salía muy tarde del Ministerio o no salía de casa para nada más que cenar con alguna que otra amiga. Parecía la mujer perfecta, y claro que todos los medios le tenían una manía tremenda ya que no daba razones para alimentar ningún rumor que les ocurriera inventar. "Por qué sabré tanto de la vida de un político ni idea, ya que no me importa lo más mínimo la política, pero por alguna razón siempre se me van todos los sentidos a la tele cada vez que esta chica sale, será por ser de cultura", se decía a si mismo.
- ¿Diga?
- Hola. ¿Es del gabinete de la Ministra Amaia Romero?
- Sí, sí. ¿Me puede decir quien desea hablar y que asunto le trae?
- Pues... verá... es algo que le va a parecer algo ridículo.
- Le pido que no tarde demasiado porque hay más llamadas en línea.
- ¿Cual es el segundo apellido de la señora Ministra?
- ¿Qué?
- Sí, esa era la pregunta que le quería hacer.
- Seguramente que no está usted bien de la cabeza, en este Ministerio de trabaja, no tenemos tiempo para aguantar bromas tontas de gente sin nada que hacer.
- Perdón por molestar pero... - y colgaron el teléfono – no era una broma tonta. – Alfred se quedó pensando en lo que había terminado de hacer y realmente había sido una estupidez. Dejó el crucigrama y se fue de nuevo a ensayar para su gira, que empezaba en tan solo dos semanas.
Amaia estaba muy nerviosa, en unos días iba a presentar en una rueda de prensa un proyecto en que había puesto su alma y corazón: una red que conectaría todos los teatros, centros culturales, casas de cultura, salas de espectáculos y bibliotecas. Muchos le había hablado de megalomanía cuando hablaba de este sueño, decían que sería imposible lograrlo pero ella siempre había creído en ello. Ella pensaba, desde los tiempos de instituto, que la cultura era un bien que tenía que llegar a todos, no tenía sentido que solamente los habitantes de grandes ciudades pudieran ir a grandes espectáculos, con esta red todos estarían siempre informados, y lo que antes parecía difícil se hacía más fácil, pues los espectáculos tenían así más movilidad. Después de esto quería proyectar una mejora en los centros culturales del interior, ya que habían ayudado con subsidios muchas pequeñas compañías de teatro, bandas y cantantes poco conocidos, pero su secretario de estado le había dicho que lo mejor sería ir poquito a poco. Todavía no podía creer en la oportunidad que le habían dado. Sabía que muchos dentro del partido que gobernaba estaban molestos porque ella había sido escogida para el cargo, siendo tan joven, mujer e independiente (políticamente y en su vida personal). Sabía que había sido un golpe de suerte, había ido a esa entrevista sin ninguna esperanza, no quería ser secretaria de nadie, pero necesitaba el dinero para hacer su doctorado, encima no pensaba hacerse de ningún partido político y pensó que esa sería la primera exigencia. No había sido así, hablando con el actual Presidente de Gobierno, que todavía se estaba preparando su candidatura (y para ello buscaba una secretaria), no sabía como le había hablado de sus sueños como gestora de empresas, de cómo le gustaría hacer su agencia de management, y que "sus" artistas hicieran espectáculos para todos los públicos, que llegaran a toda España. Debatieron por mucho tiempo sus ideales sociales y coincidían en mucho, se fue y una semana después la llamaron para decir que la plaza ya la tenía otra chica pero que el candidato quería hablarle personalmente. La invitó para ayudarlo con la campaña, y ella aceptó con la condición de no tener que aparecer. El dijo que eso era lo que esperaba que ella contestara, así empezaron a trabajar juntos. Pero la invitación para el Ministerio había sido una sorpresa total.
