Después de haberles contado a sus músicos, técnicos y algunos amigos más su llamada para el Ministerio, a Alfred le tomaron el pelo continuadamente. Todas las conversaciones parecían terminar en el mismo sitio, su metedura de pata, y él ya estaba harto de tanta broma. Principalmente porque no podía olvidar la vergüenza que había pasado, se había sentido un niño en pre-escolar al que mandan al rincón de la clase porque se ha comportado mal, y esa voz, esa voz le hacía soñar despierto. No era posible que se estuviera enamorando de una persona que jamás había visto y que encima le había regañado por teléfono. Eso era una bobada, pero como no paraban con las bromas, él tampoco lograba parar de pensar en ello.
Alfred era otra de las intrigas mayores de la prensa del corazón española, en una carrera de 5 años no se le había conocido más que una novia. Al aparecer en el mercado era soltero y el chico con el que todas las niñas soñaban por su belleza, simpatía, por como solidaridad, por su voz, en fin por todo, pero después se enamoró irremediablemente de Luisa. Luisa era una aspirante a actriz que tenía un pequeño papel en una serie de televisión para la que Alfred había compuesto la canción del genérico. Se conocieron en la fiesta de presentación y se hicieron inseparables, fue lo que se llama un flechazo. Iban juntos a todos los sitios, ella le acompañaba incluso a cada concierto o acto de promoción que él tuviera. Al principio tenerla siempre cerca le hacía mucha ilusión a Alfred, le gustaba presumir de novia pero más tarde esa situación empezó a agobiarlo, entendió que Luisa no se iba con él porque le gustaba particularmente su música o para hacerle compañía, iba principalmente porque no podía controlar los celos que sentía de él. Eran llamadas seguidas cuando no estaban juntos, era casi perseguirlo fuera él donde fuera. Y menos de un año después del inicio Alfred terminó la relación, no que no la quisiera pero porque no aguantaba más. Sufrió mucho con la ruptura, no lograba olvidarla, y después vino la prensa, los rumores, los cotilleos, todo el mundo comentando su vida. Había sido muy triste. Después de Luisa no se le había conocido otros intereses sentimentales, se le había visto en algunas fiestas pero siempre iba o solo, o con amigas a quien se conocían novios oficiales. Era como si Alfred se hubiera hecho monje. Claro está que no era así, como desde que lo dejó con Luisa había aprendido a despistar a los paparazzi si salía con alguna chica siempre encontraba manera de que no se le viera, pero ninguna le había enamorado, no eran más que rolletes. Había decidido que no quería nada serio, así no podían volver a hacerle daño, estaba como una ostra, encerrado en su trabajo y su mundo. Y ahora esta historia con la voz del teléfono. Tenía ganas de volver a llamar para saber quien era la chica, pero a la vez sabía que no debería hacerlo. Intento olvidar la historia esa y concentrarse en su gira, esa si le hacía mucha ilusión.
- Alfred, ¿hoy a que hora se sale?
- No sé, marc, estamos con buena dinámica, creo que hoy se puede salir un poco antes de la hora normal.
- De PM! Eso era lo que te iba a pedir.
- Pues, vale. ¿A qué hora queréis?
- No sé. Espera. Tito!!!!! – dice dando voces – ¿A que hora es el espectáculo?
- Empieza sobre las 23h30. Pero hay que llegar antes o no entramos.
- Vale. Mira Alfred ¿si salimos a las 20h? Nos da tiempo a ducharnos y arreglarnos, cenar y llegar en tiempo.
- Pues muy bien. A as 20h salimos del ensayo.
- ¿Vas a venir con nosotros, no Alfred?
- No sé ni donde vais a ir.
- Pero marc, ¿no se lo has dicho?
- Ahora iba a hacerlo pero te adelantaste.
- Ahhh! Alfred nos vamos al casino a escuchar a una chica que canta allí, bueno por lo que se dice no es una chica, es LA chica, se dice que el tiempo para mientras ella canta.
