Una casa llena de asesinos, donde los trastornos y enfermedades están a la orden del día, trata bajo tanta adversidad nacer un lecho de esperanza. No será fácil, y los peligros no faltarán. La pregunta es ¿Cuánto estas dispuesto a entregar por amor...
Estiré mi brazo para alcanzar la hoja que ondeaba con el viento en el tronco del árbol enfrente de mi. La doblé y guardé en mi bolsillo, para comenzar a caminar por el bosque sin rumbo. Un tic en mi pierna me hizo caer un par de veces, pero al fin y al cabo logré llegar a un riachuelo escondido por altos arbustos.
Me senté en el suelo de tierra y piedras, y cerré los ojos para centrarme en el sonido del agua corriendo con intensidad. Estuve apunto de caer dormido, pero justo cuando mi sueño comenzaba a apoderarse de mi, un ruido entre las hojas secas me hizo despertar.
Escalé un árbol cercano para tener una mejor visión, lo que resultó bastante bien, pues pude ver con exactitud cuando Masky se sentó a los pies de la misma planta donde yo estaba montado.
Él parecía muy concentrado en lo que escribía en la misma libreta que cargaba consigo esa misma mañana. Me sostuve con más fuerza a la rama que tocaban mis manos, y me incliné para tratar de ver lo que él garabateaba en el papel.
Tenía una buena visión, así que pude distinguir lo que parecían ser varias direcciones, un circulo tachado con una equis en la esquina de la página, y un pequeño mapa anexado a la hoja.
Resbalé por accidente al retractarme, lo que hizo que el árbol dejara caer parte de su frondosa capa verde, como una lluvia de plantas.
Me oculté tras el grueso tronco, y oí como Masky se ponía de pie y cargaba el arma siempre presente en su bolsillo.
Procuré no hacer ningún movimiento, hasta que él se alejó caminando, para mi suerte, sin mirar hacia arriba. Bajé al cabo de unos minutos, y decidí poner la nota en el tronco continuo para poder largarme pronto de allí.
El hambre y el sueño estaban consumiéndome, y el estar perdido en el bosque no ayudaba, sin mencionar los tics del cuello, que sonaban terriblemente fuerte con un eco dentro de mis oídos.
Cuando ya llevaba horas entre ramas y tierra comencé a notar como oscurecía, y tuve que preguntarme si en este frondoso bosque existía algún depredador. A la lejanía de la penumbra divisé una tenue luz. Comencé a acercarme sin preocuparme por el ruido que estaba haciendo.
Cuando reconocí la cabaña por fin, estaba tan distraído que no reaccioné a tiempo para evitar un ataque que parecía venido desde el cielo. Alguien cayó sobre mi he intento atacarme con lo que supuse era un cuchillo. Un tic atacó mi brazo izquierdo, dejándolo casi inútil contra el forcejeo que estaba haciendo con el atacante. Empuje su torso con los pies y me levanté rápidamente, para luego correr hacia la casa.
No miré atrás, no era tan imbécil como para cometer ese fallo. Entré a la casa con la respiración acelerada, dando un portazo, y luego fui a la cocina para sacar comida de donde fuera. Tomé un par de frutas que había en una esquina de los largos mesones antiguos de la habitación, y me los lleve a mi recámara.
Al rato, cuando me disponía a dormir por fin, alguien llamo a la puerta. Me pareció extraño, por que nadie lo había hecho hasta el momento. Al abrir me encontré a Hoodie, que se quedó en el marco de la puerta hasta que habló.
- Y? Donde pusiste la nota?- Preguntó, como si fuera la pregunta más obvia de la historia.
- No lo se, no tengo idea de como manejarme en este bosque. Me perdí, llegue aquí por pura suerte.- Le contesté
- Mhmm... Bien.- Dijo, y luego se fue por el pasillo iluminado.
Me mantuve parado allí unos segundos, confundido. Finalmente el sueño pudo conmigo, haciendo que arrastrara los pies en dirección de mi cama, para caer rendido en un profundo sueño.
Me despertó el sonido de la puerta abriéndose con fuerza. Masky y Hoodie me miraban desde la puerta, como siempre, con sus mascaras puestas y sus armas consigo.
- Vamos.- Dijo Masky, mientras se volteaba para caminar escalera abajo junto a Hoodie.
Baje con ellos, que me llevaron a la cocina donde habían servidos 3 platos de una insípida avena en unos platos antiguos y gastados.
Comí aquella pasta resignándome a su raro sabor y consistencia. Ellos se levantaron y caminaron hacía el pasillo donde estaba aquella oficina en la que había estado el primer día. Los seguí, y observe detrás de ellos como tocaban la puerta, que segundos después se abría dejando ver a esa extraña criatura alta, sin rostro y con 8 largos tentáculos a su espalda.
Al introducirnos en ese lugar se sintió un frío instantáneo. Sentí una vez más que alguien me vigilaba, y de pronto un chirrido irrumpió en mi mente.
-"Evidencia en la cabaña de un investigador privado"- Sonó dentro de mi mente.- "In#5, SEC13".
Estaba extrañado, no tenía idea de que demonios estaba... Hablando? Mire a mi derecha, donde Masky anotaba lo que el Operador decía en aquella libreta que cargaba.
El horrendo sonido dejó de atormentarnos, e imité a mis tutores, que salían de la habitación en silencio y cerrando la puerta tras de si.
Caminaron fuera de la casa y se acercaron a una especie de cobertizo escondido tras un pilar igual de deteriorado que el resto de la construcción. Al abrir las puertas, el castaño entró en la oscuridad y me arrojó un hacha.
La logré atrapar por el filo, realizándome un corte que obviamente ignoré. La acomodé entre mis dedos y sentí una vez más aquella rabia inexplicable. Me contuve, mientras caminaba siguiendo a Masky y a Hoodie hacia un lugar que desconocía.
