17.

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Jungkook subía las escaleras del edificio para llegar a su taller de arte. Afuera el frío era implacable, sobretodo la nieve, cuyos residuos aún cubrían parcialmente el abrigo que traía puesto.

—Que pasa con toda esa nieve… —siseó sacudiéndose el abrigo, a continuación vino el sonido de la puerta abriéndose y su voz irrumpió en la habitación—. ¡Hola! —saludó apenas ingresar.

Un día después, había empezado a asistir a las clases de manera regular nuevamente.

—Jungkook, estás aquí —Sukyeong le sonrió desde su asiento.

—Feliz año nuevo, noona.

Y aunque a Jungkook aún le faltaba bastante, sentía que su relación con Jimin mejoraba poco a poco. Incluso lo había invitado a su departamento para escuchar la campana de año nuevo juntos a la medianoche, Jimin respondió que lo pensaría.

Por el otro lado, Jimin encontró su anillo de compromiso y lo sostuvo por algunos segundos. Observarlo le traía recuerdos.

—Me gusta —comentaba Hyesun, el anillo lucía bastante bien en su dedo anular—. Es lindo y simple, ¿no crees?

—No sé por que, pero siento que el diseño fue especialmente hecho con el novio en mente —respondió uno de sus amigos.

—Yo creo que es perfecto, ya que ambos tienen los dedos delgados y la piel clara —acotó el otro.

—Digamos solo que mis dedos son bonitos, ya que estoy bastante emocional en estos momentos—sonriente, Hyesun volteó a ver a Jimin—. Es por eso que no tienes permiso de quitártelo, ¿de acuerdo?

En su habitación, el tintineo del anillo cayendo a la mesa fue lo último audible antes de que Jimin saliera.


▪▪▪▪

Frustrado luego de un enésimo intento, Jungkook observaba su nuevo fallido boceto.

—A este paso nunca seré capaz de dibujar el rostro de hyung… —dejó caer sus brazos a los costados—. Incluso una hormiga quedaría sin palabras ante esto… —lamentó en su intento de dibujar el insecto. Quizá dibujar no era para él.

Sus ojos atraparon a Jimin ayudando a otra de sus alumnas, y aunque la anterior afirmación propiamente pensada fuera cierta, dibujar era la única razón por la que estaba en la misma habitación que él.

El olor del aceite y la pintura, el sonido de los lápices contra el papel, y luego, la hermosa voz de su hyung mezclándose. Cerró los ojos disfrutando la sensación.

—Jeon Jungkook —oyó una llamada de atención, se incorporó totalmente sobresaltado—. ¿Cómo vas? —Jimin se acercó hasta él.

Acercó una silla y tomó asiento a su lado.

—Bueno, debiste olvidar lo que te enseñé ya que ha sido un tiempo desde la última vez que viniste.

—Sí —Jeon asintió sintiendo su cara arder y sus manos entrelazadas.

—No hay mucho por hacer hoy así que mejor repasemos tanto como podamos.

Pero como siempre pasaba cuando estaba alrededor de su hyung, Jungkook realmente no podía concentrarse. Observó detenidamente a Jimin notando que vestía un cuello de tortuga, ¿por qué? A él no le gustaba tener nada cerca de su cuello, era la primera vez que lo veía usando algo así.

No me digas. ¿Era acaso por las marcas que le hizo la noche anterior?

El codo de Jimin chocando contra su brazo lo trajo de vuelta a la realidad, necesitaba concentrarse.

Su concentración duró apenas unos segundos, su mente evocó el momento en que Jimin estaba debajo suyo, jadeante, con el pelo desordenado y pidiendole que pare. Por supuesto, el solo hecho de tener a su hyung al lado suyo de manera normal no era suficiente para hacerlo temblar y revolotear.

Pero pensar en como habían marcas suyas debajo de su ropa era una historia muy distinta.

—Jeon Jungkook —Jimin acortó la distancia entre ellos para susurrarle al oído—. Estás pensando en cosas raras ahora mismo, ¿cierto?

—¡N-no…! —Jungkook se alejó instantáneamente sintiendose atrapado.

—Solo porque consideres esto como un simple hobby no significa que te lo dejaré fácil, concéntrate, ¿bien?

Tan frío, pensó Jeon. El hyung adorable de la noche anterior se veía como un sueño ahora mismo.

Sin embargo, sintió la mano de Jimin sobre su muslo, acarició la zona un par de veces antes de volver a concentrarse en lo que repasaban.

—Así culmina nuestra tarde de hoy —bastante posterior a ello, Jimin se despidió de sus alumnos cuando llegó la hora de cierre—. Jungkook-ah.

—¿Si?

—Hablemos un segundo.

Jimin prácticamente acorraló a Jungkook contra la puerta de su oficina, luego de cerrarla.

—¿Acaso planeas mirarme todo el día de ahora en adelante como hacías más temprano?

—¿Huh? Yo… —realmente no tenía como justificarse.

Jimin inhaló y exhaló antes de hablar.

—Estoy aquí, así que puedes mirarme todo lo que quieras ahora.

—¿Acaso fui tan obvio? —preguntó Jungkook tras varios instantes.

—Al menos intenta negarlo…

—Pero… no hay nada que pueda hacer al respecto. No sé como lo veas tú, pero soy un chico de veinte años. Si la persona que me gusta está en la misma habitación, parada justo al lado de mí… —tomó la mano de Jimin—. Incluso si me rozas por accidente, quiero tocarte, quiero abrazarte. ¿Acaso no crees que sea algo que debería darte, hyung? O por casualidad, ¿acaso eso te molestó? No. Ahora que te veo de cerca… —llevó su mano hasta allí y lo acarició con sus dedos—. Tus orejas están rojas.

Algunos libros cayeron del escritorio de Jimin, cuando él mismo terminó sentado allí. Jungkook delante suyo lo besaba ferozmente.

—Sabes donde estamos ahora... —Jimin se apartó jadeante para advertirle.

Pero al segundo volvieron a unir sus bocas, esta vez Jimin sujetó el cuello de Jungkook tratando de acercarlo tanto como pudiese.

—Lo sé… —Jungkook fue el que tomó una pequeña distancia esta vez, sus alientos se entremezclaban; tomó la mano de Jimin que se posaba sobre su rostro—. ¿Por qué no estás usando tu anillo de bodas hoy?

Ansioso, Jimin devolvió su otra mano al cuello de Jeon, no tenía intenciones de detenerse.

—No lo necesito.

Jimin pensó que desde el principio no tuvo opción, ese chico tomaría la iniciativa y a él no le quedaba más que aceptarlo. Porque su yo actual se veía cayendo por ese niño sin que pudiese hacer nada al respecto.

Lover Boy | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora