Lover Boy | Kookmin

3.

Taller del Sol es lo que decía en la tarjeta que Jungkook encontró en la billetera de Jimin, al parecer su lugar de trabajo. Siguió la dirección que indicaba la tarjeta sin pensar, quería devolverle su pertenencia a Jimin. Pero a veces era despistado, y no estaba seguro de estar en el lugar correcto.

Hasta que por una ventana, vislumbró a Jimin un par de pisos abajo hablando con un hombre en un automóvil.

▪▪▪▪

—Realmente has perdido la cabeza... —decía Jimin, sorprendido de que Jeon haya ido hasta su lugar de trabajo, guardó la billetera dentro del bolsillo de su saco—. Pero creo que debería darte las gracias.

—No es nada, me queda de camino a la universidad de todos modos —respondió sincero.

Observó a su alrededor, estaban en una sala de arte. Estiletes, tubos de pintura, pinceles, espátulas, esculturas, lienzos, entre tantos otros implementos, era lo que se podía ver al entrar. También mesas y numerosas sillas.

—Increíble, hyung... —comentó sin dejar de observar todo—. ¿Este estudio es tuyo?

—En realidad enseño a adultos interesados en artes —explicó con las manos en los bolsillos—. Usualmente son estudiantes universitarios pero también hay trabajadores de oficina y amas de casa viniendo aquí. Este lugar funciona como su estudio.

—Ah, creo que escuché a mi madre mencionarlo antes —recordó Jungkook, sus ojos se posaban hipnotizados sobre uno de los cuadros—. Es increíble.

—Bueno, es lo que hago para vivir.

Jimin preparaba los implementos para la clase del día, pero también se tomó el tiempo de hacer un poco de café para ambos. Jungkook recibió una humeante taza y sopló para que el líquido se enfriara.

—Entonces, ¿no estás yendo a la escuela? —preguntó el mayor mientras se ponía su delantal.

—Está bien, salgo de casa temprano.

—¿No será cansador para ti ir a la escuela luego de venir aquí? Pero claro, has sido así siempre... Tienes una novia, ¿no?

Jungkook casi se quema con el café que trataba de beber con cuidado.

—Tenía una... —se rascó la nuca nervioso—. Pero rompimos hace poco.

—¿De verdad? —musitó consternado—. Lamento habértelo recordado.

—Salimos un tiempo pero rompimos poco después.

—¿Por qué? —Jimin tomó asiento frente a el—. ¿No estaban bien juntos?

—No lo sé, lo pensé... —sostuvo con fuerza la taza sobre su pierna—. ¿No se supone que el mundo debería ser color de rosa cuando estás saliendo con alguien? Realmente ya no estoy seguro de eso.

Jimin lo observaba fijamente, rió por dentro para sí.

—Acabas de sonar como un niño, justo ahora —acotó.

—No es verdad, soy un adulto —contrarrestó sonando infantil. Sus mejillas se coloraron por la vergüenza, realmente prefería no seguir hablando sobre ese tema.