F r i e n d s : 3

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Un día Freddie se acercó al rubio acompañado de una atractiva muchacha.

-Hey, perra -saludó el pelinegro con la mano en la cadera.

-¿Qué hay, perra? -Respondió Roger con una sonrisa en la cara.

-Mira -señaló a la chica haciendo que la joven sonriera-, ella es Dominique. Desde hace varios meses quiere hablar contigo, ¿no es así?

La chica soltó varias risas y le dió un pequeño golpe al hombro del pelinegro, mientras decía apenada-: para, Freddie.

Roger la miró, provocando un notorio sonrojo en Dominique. Alzó su mano y la sacudió repetidas veces, en forma de saludo.

Freddie se acercó al oído de Roger y le susurró-: hace mucho que no tienes novia, deberías aprovechar.
El pelinegro se alejó de su amigo con una gran sonrisa y le guiñó el ojo.
-Bueno... Los dejo solos.

El buen humor que Roger había mantenido desde que se levantó esa asquerosa mañana de lunes, se fue al carajo.

-Eh... -Balbuceó la chica nerviosa y sacó un pequeño papel doblado de manera perfecta de su chamarra-. ¿Te puedo dar mi número?

El rubio no quería comportarse grosero con ella, después de todo, Dominique no tenía la culpa de su mal humor.

-Claro -sonrió amable y recibió el papel.

Un repentino brillo cruzó la mirada de la muchacha.
Al igual que muchas, estaba perdidamente enamorada del ojizarco.

-Espero recibir tu llamada, nos vemos Roger -despidió la tierna fémina y caminó hacia su salón.

Cuando Roger dejó de ver la espalda de Dominique, borró su sonrisa y arrugó el papel otorgado para luego, guardarlo en su bolsillo y salir en busca del persa.

-Oye, Roger -llamó Brian tomando el hombro de su amigo para llamar su atención-. No hay clase de física, así que ni te molestes en hacer la tarea.

-Oh, genial -comentó buscando con la mirada al dientudo, sin prestarle mucha atención al más alto.

-¿A quién buscas?

-A Freddie -respondió alzando las cejas al divisar a su mejor amigo hablando con una chica rubia.
Frunció el ceño a ver cómo el mayor tomaba cariñosamente la rosada mejilla de la chica y le sonreía con dulzura.
-¡¿Es enserio?! ¡Debes estar bromeando! -Exclamó enojado asustando a Brian por su repentino cambio de actitud.

Roger hizo una mueca de desagrado y salió de los pasillos de la escuela hacia el patio principal.
El más alto lo siguió con extrañeza y preocupación de las acciones del rubio.
Todos sabían que cuando Roger se enojaba, nada bueno sucedía.
Podía desde estrellarse un meteorito contra la tierra hasta que el mismo Roger se tropezara con sus propios pies; terrible, todos oraban.

-¡Acaba de romper con su novia y ya está coqueteando como imbécil! -Gritó enojado.

El chico de ojos azules caminó hacia los botes de basura a pasos agigantados, y los pateó con fuerza, derribándolos, dejando que la basura se esparciera por el suelo.

-¡Roger! -Reprendió Brian con enojo.

-¡¿Qué?! -Gritó Roger girándose hacia el mayor.

-¡Recógelos! -Ordenó con el tono de una mamá molesta.

-¡No voy a recoger esa porquería!

Brian rodó los ojos exasperado y dijo-: ¡al menos recoge los botes!

Roger bufó con molestia y se acercó al suelo, tomando entre sus manos uno de los tres botes.

-Freddie los patearía conmigo... -Susurró para sí mismo, dándole la espalda a la autoritaria figura mandona de Brian.
Roger levantó los botes de basura y los acomodó.
-¿Feliz? -Preguntó con brusquedad caminando hacia una banca debajo de un árbol y sentándose con pesadez.

F R I E N D S [Rogery/Froger] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora