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Jimin no supo por qué Jungkook llevaba aquel adorable sombrero todos los días sin falta hasta varios meses después.
Llegó al colegio emocionado por ver a su nuevo mejor amigo pero no encontró al menor sentado en su lugar habitual. Lo esperó un tiempo pues pensó que podría haber ido al baño, pero al cabo de un rato se aburrió y decidió salir a buscarlo.
Revisó cada pasillo y aula, cada rincón de la gran institución pero el castaño no aparecía.
Sonó la campana para entrar a clases y caminó en dirección al salón creyendo que lo encontraría allí, pero mientras caminaba entre la multitud de estudiantes que igualmente se dirigían a sus clases pertinentes escuchó que lo llamaban -Jimin hyung! -La voz familiar del castaño provenía del tumulto pero aunque Jimin se puso en puntas de pie no podía ver el característico sombrero de su amigo en la marea de cabezas que atravesaba el pasillo.
-Jungkookie! -Gritó y volvió a escuchar su nombre como respuesta, pero por más que se concentró no podía ubicar las ya conocidas orejitas de conejo entre la multitud.
-Aquí estoy hyung -dijo un pequeño niño tomándolo de su brazo y notó que ese día no llevaba el sombrero tan peculiar que había tenido desde el día en que lo conoció, pero no sólo eso sino que cayó en la cuenta de que su peor temor se había hecho realidad.
