IX

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Una tarde de verano Jimin y Jungkook se encontraban en casa del menor disfrutando de sus vacaciones

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Una tarde de verano Jimin y Jungkook se encontraban en casa del menor disfrutando de sus vacaciones.

¿Y qué mejor forma de hacerlo que una guerra con pistolas de agua?

Las reglas eran simples; cada uno poseía un ejército imaginario que lideraban, con cientos de valientes soldados invisibles que darían su vida en el campo de batalla. Sólo habría un ganador y sería quien le atine al contrario con un chorro de su arma acuática.

La tarde marchaba perfectamente, llevaban horas corriendo uno atrás del otro tratando de "matarse", pero cierto muchachito no era un buen perdedor. -¡Jungkookie! -Gritó exasperado el mayor- ¡ya te he disparado cinco veces, muere de una vez!

-No me has matado -dijo corriendo para poner más distancia entre ambos.

-¡Que sí, mira tu camiseta está toda mojada! -Dijo señalando a la misma.

-No cuenta, porque ahí tenía puesto un chaleco antibalas, así es que no me morí.- dijo orgulloso.

Jimin levantó su pistola de agua y disparó un chorro justo en medio de su cara- ¡muerto!

-No me mataste, porque tenía puesto mi casco antibalas. -Dijo secando su cara con la mano que tenía vacía.

-¡Eres un tramposo!

-No, sólo no me has matado.

-¡Si te maté!

-Nop. Tengo mi chaleco y casco antibalas.

Jimin gritó, estaba muy enojado -¡siempre haces trampa! -lágrimas llenas de ira desbordaban de su cara -¡Tramposo!

-Jiminie no llores -dijo acercándose para luego abrazarlo y el mayor se dejó envolver por los brazos del menor, lo cual fue un grave error porque cuando sus lágrimas se detuvieron notó que su camiseta estaba húmeda. Se separó del menor para encontrarlo con una gran sonrisa en aquel rostro que desconocía -te maté.

-¡Maldito tramposo!

-Como dijeron en la televisión "en el amor y la guerra todo se vale" -Dijo orgulloso de su fechoría.

Jimin se enojó, mucho.

Ojalá en la televisión le hubiesen dicho que algo así podría pasar, porque no previno cuando en un ataque de ira Jimin le tiró el arma por la cabeza, la cual se estrelló en su cara. Al ver la sangre de su pequeño amigo Comenzó a llorar y gritar desesperado por ayuda, la madre del menor lo llevó al hospital donde atendieron y curaron su herida.

Aquella experiencia terminó con una cicatriz en la mejilla del castaño para recordarle la lección.

prosopagnosia || JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora