Castiel. Pizza-man

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Imagina: Entrar en el cuarto de Castiel y encontrarte que él está viendo porno visiblemente confundido.

Aviso: Lemon suave.

—_____, haznos un favor y dile a Cas que nos vamos a un caso, que cuide de ti.— dijo Dean antes de salir del búnker. Tú resoplaste, poniendo los ojos en blanco por la sobreprotección que quería Dean sobre ti. Te levantaste de tu silla luego de responder los mensajes de unos cazadores y guardaste tu teléfono móvil en el bolsillo de tu pantalón.

Fuiste al cuarto de Cas, que tenía la puerta abierto y entraste sin preguntar.

—Cas, Sam y Dean se han ido a... ¿Qué estás viendo?— estaba delante del portátil de Sam, con su cabeza girada a un lado y una expresión de confusión en su rostro. Te acercaste a él, no te había respondido aún así que miraste lo que estaba viendo y te sorprendiste al ver que estaba viendo porno, pusiste uns mano en tu frente y tu otra mano en tu cintura.

—El hombre de la pizza ha vuelto, ¿Es esto a lo que llaman secuela?— preguntó, yo me reí de nuevo, sentándome a su lado.

—Mira, el hombre de la pizza quiere mucho a la niñera, y por eso hacen eso.— le expliqué, cruzándome de brazos.

—¿Y a la niñera le gusta eso?— preguntó nuevamente, yo asentí.—¿A ti y gusta eso?— entonces sentí mis mejillas arder ante aquella pregunta que había hecho y me rasqué la nuca.

—D-depende...— respondí, él dirigió ahora su mirada a mí, lo que me hizo sentir un poco incómoda.—M-mira, el hombre de la pizza empieza por besar a la niñera.— indiqué, haciendo que su mirada volviera a la pantalla. Sentí cómo me miraba de reojo y luego observó todo lo que pasaba en la película porno, después de unos minutos me tumbó en su cama.

—Dijiste que esto se hacía con las personas a las que quieres mucho...— dijo mirándome y analizándome con sus azulados ojos, se acercó a mí de golpe, juntando sus labios con los míos en un intenso beso, eso no podría haberlo aprendido por solo haber visto una película. Le correspondí, pasando mis manos por su cuello mientras él lentamente ponía las suyas en mi cintura.—Yo te quiero mucho, _____.— me dijo al separarse, para segundos después volver a besarme.

Aquello no me desagradaba, al contrario, me gustaba, nunca había pensado en tener una relación con el ángel pero aquella sensación era increíble.

—Yo también te quiero mucho, Cas.— le respondí, respirando agitada y tratando de recuperar la respiración, mis mejillas estaban enrojecidas a más no poder y él seguía analizando cada uno de mis movimientos. Bajó hasta mi cuello, besando este con dulzura y enviando escalofríos por toda mi espina dorsal, luego empezó a lamerlo levemente para dejar pequeños mordiscos en esos lugares, dejándome marcas.

—He visto que el hombre de la pizza le gusta "marcar territorio" de esta forma.— susurró cerca de mi cuello, provocando que su cálido aliento chocase contra mi piel y nuevos escalofríos me recorriesen el cuerpo.

—Como mis hermanos se enteren te matarán...— dije, rezando para que aquellas marcas se fuesen antes de que ellos volvieran.

—Les diré que me provocaste.— contestó con su tono de voz grave, me acerqué a su labios de nuevo.

—Mentiroso.— sentencié antes de volver a juntar mis labios con los suyos, mordí su labio inferior levemente para empezar una batalla entre nuestras lenguas, aunque él pudo tomar control rápidamente. Mi cuerpo se estaba calentando al igual que el suyo, se empezó a desabrochar la corbata con una mano mientras yo le quitaba su gabardina.

Todo era perfecto hasta que escuchamos el ruido de la puerta del cuarto golpeando contra la pared y a dos hermanos entrando dentro del cuarto, uno más enfadado que el otro, será que los bajitos tienen más mal genio.

—¡Cas!— gritó Dean, Castiel se quitó de encima de mí rápidamente y se puso bien su abrigo mientras yo me senté en la cama tratando de arreglar mi pelo.—¿Te mandamos cuidar a nuestra hermana y esto es lo que haces?

—Dean, me gusta Cas.— dijiste poniéndote delante de él para que tu hermano no se acercara al ángel.—Era consentido...— añadiste con las mejillas aún muy sonrojadas, Sam y Dean te miraron tratando de calmar su furia, sobre todo el mayor de los dos.

Sam parecía haberse tranquilizado ya y aquella situación le incomodaba por lo que cogió a Dean de su chaqueta y le sacó del cuarto mientras este estaba cruzado de brazos.

—Ahm, os dejamos solos.— dijo antes de cerrar la puerta. Escuchásteis los pasos de ambos irse y te pusiste a reír, cotagiándole la risa a Castiel.

—¿Podemos continuar?— preguntó Cas, quitándose su gabardina de nuevo y desabrochando su corbata.

—No lo preguntes dos veces.

Supernatural One-shots (pedidos abiertos) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora