Muñeco de porcelana [RenMin/JaeJun]

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Resulta que la bis nieta de Mingtang era una niñita muy tierna, apenas tenía 6 años y revoloteaba con mucha energía por la casa de su abuela.

Renjun la seguía con la mirada e intentaba no sonreír por lo tierna que era. Mingtang estaba notablemente alegre con la presencia de la pequeña y el muñeco de porcelana estaba muy feliz por ella.

—¡Abuelita! ¡Abuelita! —gritaba emocionada la chica.

—¿Qué pasa Ling?

—Traje muchos juguetes —le confesó abriendo su mochila y sacando algunos, tenían formas variadas y eran de colores distintos.

La anciana le aplaudía y celebraba cada amiguito que sacaba, entusiasmando aún más a la pequeña.

—¡Aquí está Jaemin! —dijo eufórica, sacando de su mochila un muñeco de trapo.

—¿Jaemin?

—Si, Jaemin es mi mejor amigo —le contestó la pequeña abrazando al juguete.

La abuela le sonrió y su bisnieta siguió sacando juguetes de su mochila.

Aquella tarde ambas pasaron la tarde horneando galletas y Renjun pudo ver todo el proceso, aunque se sentía algo incómodo, pues la pequeña se tropezaba siempre con la mesa y ponía nervioso al muñeco hecho de tan frágil material.

Allí fue cuando la pequeña tiró a su muñeco de trapo sobre la mesa.

El muñeco de trapo estaba muy bien elaborado observó Renjun, tenía finos detalles en todas las facciones de su rostro y sus ropas parecían las de un humano. No como las suyas que se hallaban adjuntas a su cuerpo.

Así llegó la noche y el muñeco de trapo fue olvidado sobre la mesa.

El curioso muñeco de porcelana fue el primero en moverse otra vez. Intentó pararse lentamente viendo como el muñeco de trapo parecía no despertar.

—Hey...¿Estas bien?

Allí comenzó todo, comenzó la historia que cambiaría a Renjun. Cuando el muñeco se levantó y le dedicó una sonrisa, además de una sofisticada reverencia al estilo occidental.

—Hola, soy Jaemin el príncipe del Oeste.

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