¿Cuál es tu peor secreto?

"Solo quiero tener paz" 32

Mia

— No me toques — sujete su muñeca con fuerza — Si quieres hablar lo haremos en privado.

Daniel se puso de pie, era mucho más grande que mi jefe — Si te lo pones un dedo encima te parto la maldita cara.

Mi jefe se alejó de mí, Harumi se colocó detrás de Dani, como protegiéndose. Mire a Daniel, quería que nos dejara a solas, no necesito más drama en mi vida, pero no lo hizo, quería cuidarme.

No quiero que se entere de todo lo que hice.

— ¿Ibas a renunciar? — preguntó altanero mi jefe.

— Voy a hacerlo — declaré sin miedo, ignorando todas las personas que empezaban a arrumarse para ver el show.

— Tú aceptaste el trato — me señaló con su dedo — Tú dijiste que sí.

— Pude haber dicho que sí antes, pero eso no significa que no pueda cambiar de opinión. Ahora digo que no, no me volverás a poner una mano encima.

El dichoso jefe solo sonrió con burla
— Eres una maldita puta.

Apenas lo dijo le tire un puñetazo en todo su ojo. No iba permitir que vuelva a humillarme de ninguna manera.

— ¡Sí lo eres! Te acuestas con tantos hombres que no sabes ni sus nombres. Estas despedida, no te quiero volver a ver en mis cocinas. Nadie va tomarte enserio, solo eres una maldita basura — escupió a mis pies antes de irse, según él, triunfante.

Pero, yo era la ganadora al poder al fin librarme de él. Sentí como Harumi me abrazo, ella sollozaba, se había asustado. Confieso que yo igual, quería llorar. Estaba tan arrepentida de todo, de todo lo que hice para conseguir un empleo o tener un lugar donde quedarme, estaba completamente avergonzada. Si tan solo hubiera dicho que no la primera vez, no hubiera tenido que atravesar por esto.

No debí humillarme solo por dinero.

Tal vez algo bueno que saque de una madre manipuladora y un padre al cual le tenía miedo, fue que aprendí a llorar sin hacer ruido. Las lágrimas empapaban mis mejillas, estaba echa bolita con mi cabeza recostaba sobre las rodillas de Daniel.

Arrepintiéndome de todo.

— ¿Tú crees que soy una puta? — le pregunté al bicolor mientras acariciaba el cabello.

— Tú eres Mia Stark, eres valiente, fuerte. Eres mucho más poderosa que esas palabras. No fue tu culpa, él nunca debió proponerte algo así.

— Yo dije que sí.

— Se cometen errores, Mia, no significan que no puedan arreglarse.

Sentía un peso en mi pecho. Fui tan tonta, no tenía nada de malo divertirse, lo malo fue que me aproveche de las personas y lastime a muchos que no lo merecían. Lo había entendido, cuando me disculpe con Diego, el chico que me echó de su casa. Estoy mejorando poco a poco, no siempre seré la puta de Mia. Puedo ser más que eso.

Nuevas reglas. No aprovecharme de las personas, no herir a las personas, no humillarme por dinero.

— ¿Te agrado pese a todo lo que hice? — le pregunté dudosa.