"Los plaboys ya pasaron de moda" 9

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Alba

Al fin ese maldito bloqueo creativo que me invadió durante días había desaparecido, como un subidón de azúcar resurgió mi creatividad. Durante toda la noche no puede apartarme de mi pluma, pinceles y acuarelas.

Retratando todo lo que mi cerebro proyectaba, sin darme cuenta ya era de día, me estiré y ayude a despertar a mi compañera de cuarto, Mia, sí, comparto cama literalmente con una lunática, a quien adoró.
Después que las demás se fueran excepto Harumi que no se quería levantar. Me preparé un chocolate caliente con malvaviscos alistándome para tener una tarde de sueño reparador.

Hasta que volví a mi recámara y casi dejo caer mi taza al ver lo había adentro.

— Deja eso en su lugar, ahora — ordene al ver a Marcus sujetando uno de los tantos cuadros que había en el dormitorio. 

El "despampanante" Marcus, solo vestía unos shorts deportivos negros y zapatillas del mismo color. Sin camiseta, ¿hay escasez de tela en la ciudad? Y yo pensando que Santa me había traído un chico sexy, es sexy pero es Marcus.

— Lo siento, está espectacular — se disculpo dejando mi cuadro donde estaba.

— Ya lo sé ¿cómo entraste? — cuestioné incómoda.

— La puerta estaba abierta.

— Y lo más lógico era entrar, por supuesto. Si buscas a Mia te lo aclaro de una vez ella ya se olvido de ti.

— En primer lugar es difícil olvidarse de mí — me guiño el ojo con una sonrisa arrogante — En segundo lugar no vine en busca de Mia.

— ¿Buscas a Harumi? es exigente, no creo que la conquistes — me burlé bebiendo de mi chocolate.

— Yo puedo enamorar a quien sea — alardeo, lo desafíe con la mirada, tiene el ego más grande del universo
— Busco a Olivia Molina.

— Está en su trabajo, ¿es todo? Quiero dormir — dije agotada. Lo último que necesito en este momento es a un mujeriego, que lo único bueno que tiene es su cuerpo bien entrenado.

— ¿Puedo preguntar algo? — ni espero que aceptará — ¿Por qué decidiste mudarte? — preguntó curioso guardando sus manos en sus bolsillos.

Bostecé antes de hablar — Si buscas alguna historia morbosa, no la hay, este departamento queda más cerca de mi trabajo. De todas formas, saldré de aquí pronto.

— ¿Y eso por qué, chaparrita?

¿Enserio me acaba de llamar así? Sé que soy de baja estatura y soy hermosa así — Postularé a un trabajo en Italia.

— Toda una artista internacional, preciosa — mencionó caminando a mí, sentí nervios al instante, odio admitirlo, pero él logra eso sin dificultad.

Era un chico bastante apuesto, pero nadie es perfecto. Marcus es literalmente la versión masculina de Mia. Según lo que me contó sobre él, es divertido, 10000 sobre 10 en la cama, coqueto, que le gusta pasarlo bien, ya me cansé de chicos así.

— Quiero dormir — insistí.

Marcus se encorvó acercándose a mi oreja — Yo igual, contigo — susurro seductor, yo solo rodee los ojos como respuesta.

— Que forma de ligar tan cliché — refuté alejándome de él.

— ¿Eso crees? — cuestionó riendo asombrado.

— Los playboys ya pasaron de moda — me despedí retrocediendo para abrir la puerta en señal de que se fuera.

— Eso ya lo veremos — me sonrió una última vez antes de irse.

Coloqué mi canción favorita "Blood, sweet & tears", en version piano y me oculte entre las almohadas. Lo siento rubio tengo estándares más alto.

 Lo siento rubio tengo estándares más alto

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Daniel

Creo firmemente que las flores son las guardianas de la naturaleza. No importa que tan solo me pueda llegar a sentir, ellas son almas de compañía y en mis días libre me las pasaba cuidándolas, pasar tanto tiempo en los tribunales te desgasta la vida.

Forme mi propio pequeño jardín en la azotea, desde tulipanes, girasoles, suculentas e incluso algunas frutas y verduras, gracias a eso mi nombraron el hippie moderno del grupo.
Al abrir la puerta a mi "santuario" vi a una pequeña chica que recogía pedazos una maceta rota en el suelo.

Dejé a un lado todo lo que cargaba para correr hacia ella
— ¿Estás bien? — sujeté su mano examinandola, tenía piel súper suave.

— Enserio lo lamentó, lo siento, eran tan lindas y quise verlas más de cerca. Dime qué hacer y lo haré para recompensarme.

— ¿Tienes alguna herida?

Harumi negó.

— Con saber que estás sana me doy por bien servido — le sonreí — La próxima pídeme ayuda y gustoso.

— ¿Pero, pero la flor? ¿La mate? Soy una asesina de plantas.

— Está bien, descuida, solo necesito ponerla en otra maceta.

— Déjame ayudar, yo la rompí y debo repensar el error — exclamó apenada. Sonreí en forma de afirmación. Nos sentamos junto en el suelo con el único ruido del viento.

— ¿Qué tipo es? — cuestionó mientras vertía la tierra a otra maceta.

— Silene laciniata — ella se rió al escucharme — Simplificado: Clavel del monte. Aspecto simple pero con un gran encanto.

— Soy como ella — dijo bromeando.

Crucé mirada con Harumi, no, ella era más encantadora — Es una de mis flores favoritas.

— Ahora también una de las mías. Sigue creciendo fuerte, sigue así de hermosa — le habló a la flor — ¿Siempre te gustó cuidar de ellas?

Asentí afirmando — Aprendía de ellas en la escuela, era divertido, tenía compañeros bromistas que a me encerraban en la bodega y yo me quedaba leyendo sobre flores, así apareció mi gusto.

— Te comprendo, yo también tenía amigos bromistas. Uy no — miró su reloj de mano presurosa — Mierda, debo irme. Tengo examen en la universidad.

— ¿Eres estudiante? — pregunté sorprendido pensé que era mayor.

— Eh si, veterinaria ya estoy en mis últimos ciclos y quiero morirme a cada segundo del estrés — junto sus manos nerviosa — Bueno, lo siento, este..

— Daniel King

—Lo siento — sonrió tierna, empezó a guardar sus cosas en su mochila — Adiós Dani.

Se acercó rápido a besar mi mejilla antes de irse corriendo. Me dispuse a terminar mi ordenar el lugar cuando recibí un mensaje de Mia, sin duda, Mia es hermosa, pero no lo sé, aún no estoy listo para otra relación.

¿Cuál es tu peor secreto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora