Vidas Indomables °|EN PROCESO|°

Capítulo 12- Fogata

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[Capítulo 12]

FOGATA

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Mi madre tenía sus manos enrolladas, entre pequeños temblores y escasa pero notable sudoración. Sus ojos permanecían cristalizados y cada vez que subía su vista a mí, sonreía tímida. Avanzó hasta el balcón que estaba justo a un lado de la sala de comedor, por el que entraba toda la luz al lugar. Llegó a la baranda de cristal brillante, se recargó sobre ella y volteó hacia mí, me detuve y la observé nerviosa. 

—Blaire, cariño... —dijo mientras tomaba una bocanada de aire.

—No tienes que decir nada, mamá —no estaba tan segura de que si ese era el momento perfecto para por fin llamarla "mamá", pero mi corazón pedía a gritos hacerlo. Puso sus ojos como platos y me vio, con sus ríos de lágrimas cayendo por ambos pómulos.

—Me llamaste, "mamá"... —se acercó despacio a mí, como pidiendo permiso para estrecharme entre sus brazos, pero entonces fui yo quién se lanzó.

—No importa lo que haya pasado —dije en su oído— Ninguna madre habría hecho lo que tu, si hubiera tenido otra opción, pero tú no la tuviste. 

—Lo siento tanto, cariño —sus sollozos me estremecían, pero la calidez de su abrazo me hacían ignorar cómo me sentía en ese momento. Empecé a sentirme caliente y un poco mareada, la visión se me nubló y finalmente todo era oscuro.

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"Dave"

—Franco, ven aquí rápido —la diosa gritó y acudimos a su llamado. Blaire estaba en el piso, con los ojos en blanco y totalmente quieta, sin expresión alguna. Al parecer, estaba pasando por otra de sus visiones, como la primera vez que vio a Franco y este le provocó el recuerdo de cuando Cristhine estaba con Franco en su regazo.

—¿Qué pasó? —Franco parecía asustado.

—Seguramente es una visión, sus dones la están forzando a recordarla, diosa. —Dije seguro de lo que pasaba.

—¿Ya le había pasado esto antes? —dijo la diosa mientras permanecía en el piso, sosteniendo la cabeza de Blaire sobre sus piernas. Jamás había visto a la diosa en el suelo, por muy insignificante que fuera su por qué, la diosa nunca había estado a esa altura de alguien más. 

—Sí, conmigo mamá —Franco permaneció erguido viendo a Blaire mientras pasaba por su momento de visión.

—Oh... entiendo. Es toda una Óla ta dóra, no podía hacerle falta eso —la diosa creó una especie de nube con su mano, e hizo que permaneciera flotando. Colocó la cabeza de Blaire y se sentó algo más cómoda, con sus piernas cruzadas junto a ella. —Esperaré a que despierte, pueden proceder a comer su cena, está exquisita.

—Muchas gracias, diosa. Pero preferiría esperar a que Blaire despierte, para saber si estará bien. —dije. La diosa sonrió y asintió con la cabeza. Colocó su mano en el piso y lo palpeó, ofreciéndome asiento junto a ella.

—Siéntate querido —con nervios avancé hasta ella y me senté lo más cuidadoso posible. A pesar de mis antiguos encuentros con la diosa, siempre me preocupaba hacer todo bien para ella, especialmente ahora, que es la madre de mi novia. —¿Cuánto tiempo llevan saliendo?

—Antes de que pasara lo de su pérdida de memoria, llevábamos dos años. Ahora ni siquiera sé cómo contestarle esa pregunta... durante ocho meses ni siquiera sabía quién era ella... —Blaire tomó una bocanada de aire, sentándose y asustándonos un poco.