Yoongi observaba seriamente la puerta, tenso por el miedo. No miedo a morir, sino miedo a escuchar de las bocas de sus propios padres. Pero aún así quedarse con las certeras sospechas de la realidad era peor. Prefería saber la verdad. Un coche. Tanto Yoongi como Hoseok se tensaron, y este último rápidamente fue a ver por la ventana disimuladamente, colocándose bien el pasamontañas.
- Son tus padres. Vienen solos.
Yoongi asintió, tragando saliva. Hoseok volvió a su posición, simulando ser uno de los secuestradores. El coche se detuvo y la puerta de este se abrió y se cerró. Pasos. Llaves, y finalmente la puerta se abrió, dejando paso a sus padres de nuevo. Estos verificaron que todo siguiera normal, y enseguida la señora Min volvió para tomar el rostro de su hijo.
- Mi niño... Tienes que decirnos dónde está Jimin... Entiendo que quieras protegerlo, pero tienes que decirlo...
Negó de inmediato, apartándose del todo del tacto ajeno, fulminándola con la mirada. Pero antes de poder decir palabra alguna su padre se adelantó.
- Mira. Si no nos dices dónde está ese chico, tu amigo Jungkook sufrirá otra accidental complicación posoperatoria. Y esta vez no esperes que despierte.
Ningún sonido salió de la garganta de Yoongi, el cual palideció incapaz de reaccionar por unos segundos. Toda ira había desaparecido momentáneamente igual que el aire de sus pulmones. No podía creer lo que oía. Le había pillado completamente por sorpresa. Pero en cuanto logró recomponerse la ira y el asco volvieron a su mirada. Ya poco le importaba lo que hubieran hecho en el pasado. No le importaba que realmente hubiera sido un accidente o no el asesinato de la señora Park. No le importaba de quién fuera la culpa. Esa sola frase, esa amenaza tan rastrera, era suficiente como para que cualquier esperanza hacia ellos, minúscula que era, desapareciera por completo.
- Ni se te ocurra hacerle nada a Jungkook... - gruñó furioso, apretando con los puños las cuerdas que falsamente le sujetaba.
- Aquí el que amenaza soy yo - repuso seriamente él, sacando su teléfono móvil, claramente sin más paciencia - O nos dices dónde está Jimin o Jungkook saldrá del hospital con los pies por delante.
Yoongi tragó saliva, quería levantarse ya. Dirigió brevemente su mirada a Hoseok, el cual seguía quieto, bien colocado con el teléfono en su bolsillo, la cámara sobresaliendo ligeramente, pero que no tardó en ocultarse bajo un ligero movimiento de mano de su dueño. Volvió a mirar a sus padres. Incluso su madre parecía seguir aquel juego.
- Contaré hasta tres, Yoongi. Si no nos lo dices, daré el aviso. ¿Entendido?
No dijo nada, mordiéndose el labio y fulminándolo con la mirada.
- Tres.
Silencio.
- Dos.
Un clic, y un grito de dolor y miedo. El señor Min no pudo continuar, incapaz de creer la escena que se desarrollaba frente a él. Yoongi, de un movimiento sorprendentemente veloz a causa de la adrenalina, había agarrado a su madre aún agachada frente a él del cabello, apuntándola con una pistola que había sacado tras de sí sin levantarse siquiera del sofá.
- ¡Suéltame maldito desagradecido! - gritó desesperadamente ella, pero no tardó en callar por un nuevo grito cuando Yoongi apretó un tanto más su agarre.
- ¡Suelta a tu madre ahora mismo! - exclamó su padre, tenso, dirigiéndose finalmente a Hoseok - ¡Haz algo maldita sea!
Hoseok sacó su arma de inmediato, pero para horror del matrimonio Min a quien apuntó no fue a Yoongi, sino al señor Min quien le miraba sin poder creer lo que veía. Debido a aquella amenaza armada el señor Min no pudo hacer nada para evitar que Hoseok se acercase y le arrebatase el teléfono. Y tras verificar que no hubiera enviado nada, se lo guardó en el bolsillo sin dejar de apuntarle.
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De Jimin Para Yoongi {{Terminada}}
FanfictionMin Yoongi es un estudiante universitario cuya meta en la vida es heredar la fortuna y la empresa de sus padres. Toda su vida resultaba normal hasta que un día, al mudarse solo a un piso en propiedad de su familia para así emanciparse, se encontrará...