6.

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Minho le había mensajeado en la mañana diciéndole que pasaría por él para ir a comer, aunque lo cierto era que Taemin tenía el estómago demasiado revuelto para pensar en comida. Su turno en el Saint Mary ese día pasó como una sucesión de imágenes borrosas, y conforme la hora se acercaba su ansiedad aumentaba.

Si alguien lo notó probablemente decidieron no hacer ningún comentario, no fue consciente de lo raro que estaba actuando a ojos de otros hasta que a la salida cruzo con Taeyong que le dirigió una mirada preocupada. Sin embargo no tuvo mucho tiempo de pensar en ello ya que Minho estaba esperando por él frente al hospital.

- Hola – saludo suavemente el alfa extendiendo una mano que el rubio tomo tentativamente. Por su aroma Minho supo que el otro estaba ansioso – Hey, tranquilo – dijo dándole un suave apretón a su mano – Pensaba en que pudiéramos ir a este restaurante de ramen que conozco, pero quizás prefieras que hablemos en un lugar más tranquilo – el rubio asintió - ¿Dónde te gustaría ir? –

- Mi departamento –

- Muy bien, vamos allá entonces –

El recorrido al departamento del pediatra fue silencioso, aunque el aroma de Minho había logrado calmar un poco sus nervios. Esta vez Taemin le indico al alfa que entrara al estacionamiento del edificio donde tenía un lugar para el auto, que nunca usaba porque no tenía uno. Después de dejar el carro del mayor, subieron por el elevador hasta el departamento del rubio, Minho no soltaba la mano del otro.

Cuando el alfa entró al hogar del rubio recibió de golpe el aroma de este que estaba impregnado por todo el lugar, casi se sintió mareado. Tomaron asiento en la sala y Taemin empezó a hablar en seguida, pensando que no había sentido en prolongar su tortura.

- Lo primero que quería decirte es que mi padre es Lee Minsung, dueño del Saint Mary –

- Eso escuche. – dijo Minho con una mueca, pero ante la forma en que se encogió el otro añadió rápidamente - No estoy molesto, Taemin. Solo...confundido de porque no me lo dijiste –

- Los alfas solo me invitan a salir por eso, – respondió sin titubeos el rubio – y tu parecías honestamente no saber quién era yo –

- Oh, no lo sabía, te lo aseguro. – dijo Minho sinceramente, no le había cruzado por la cabeza que alguien invitara a salir a Taemin solo por eso cuando este era tan extraordinario por derecho propio, y se lo hizo saber – Te invite a salir porque tuve un pequeño vistazo de ti la primera vez que fui al Saint Mary, después te vi en la ceremonia de la primera entrega pero no pude hablarte. Y cuando lleve a Yeri al médico, una parte era un excusa para buscarte, así que cuando te encontré no dude en pedirte una cita, mi interés es sincero – Minho tomo la mano de Taemin donde estaba la marca de aroma y la restregó contra su mejilla –

- Hay otra cosa que debes saber – dijo Taemin con la voz ahogada. Por una parte estaba feliz que Minho no estuviera molesto y fuera sincero en cuanto a su interés por él, pero aun no terminaban las confesiones y quizás la última lo alejara finalmente – soy infértil, Minho –

El rubio siguió con su explicación intentando que la cara de shock de Minho no lo afectara tanto como lo hacía.

Taemin había tenido un desarrollo normal hasta su pubertad. Hasta los quince no manifestó ningún indicio de desarrollo sexual, lo cual si bien preocupo a sus padres no le dieron importancia de momento pensando que quizás su desarrollo era más lento que el de otros omegas. Sin embargo cuando llego a los dieciocho sin presentar ningún celo, su padre que era medico lo llevo a una revisión más profunda, en ese momento llegaron incluso a pensar que quizás era un beta.

Sus exámenes genéticos confirmaron que era omega. Su crecimiento era regular, dejando de lado el hecho de que sus niveles hormonales eran demasiado bajos para que produjera feromonas que le dieran el aroma distintivo de los omegas, ya ni hablar de producir un celo. Cuando sus padres preguntaron que se podía hacer, el medico dijo que sorpresivamente, si bien sus niveles hormonales eran muy bajos, no lo eran de todo para considerarlo completamente infértil, era como si se mantuvieran en un estado latente, sugirió una terapia hormonal.

MisconceptionsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora