¡Hola, bellezas!
Sí que me costó un tiempo escribir esto, pero valió la pena porque estoy orgullosa con el resultado. Le di muchísimas vueltas para terminar con la idea de que fuese una especie de cuento, y quedo algo muy parecido. Porque por algo los cuentos son de hadas, ¿No?
Espero disfruten la lectura, y ya abajo daré detalles.
Una madre salía de una tienda tradicional de taiyaki con su hijo de la mano, era un día muy frio y habían comprado ese postre para comerlo en la merienda.
—Mira mami, ¡un gatito! —. La mujer vio a su pequeño para luego ver a donde señalaba. Agarró mas fuerte a su hijo cuando se quiso escapar a acariciar a un gran gato negro con rojizo que los miraba fijo.
— Masaki, ¡no te le acerques!
— ¿Por qué? —. Dijo Masaki alargando la "e". Le gustaban los gatos.
La señora Kariya sacó de la bolsa de papel uno de los taiyaki y se lo lanzó al gato, que lo atrapó en el aire y se fue campante muy para decepción de Masaki.
—Porque ese no es un gato cualquiera, es Hiroto—. Fue la explicación que le dio cuando retomaron su camino.
— ¿Hiroto?
—Sí, ¿Nunca te hable de Hiroto?
—No—. Masaki alargó la "o" como si fuese una canción. — ¿Igual como sabes si es Hiroto, mami?
—Eso es porque lo que se llevó en la boca no es para él, es para Midorikawa.
— ¿Y quién es Midorikawa, mami?
—Pues... ¿Por qué no mejor te cuento la historia?
— ¿¡Hay una historia!?
—Sí.
—Cuéntamela, cuéntamela, mami.
La señora Kariya se aclaró la garganta, era una historia larga.
—Bueno, a ver, esto fue hace muchísimo tiempo Masaki, incluso antes de que tu nacieras—. Masaki abrió la boca, "¿¡tanto tiempo!?". —... Hace mucho, mucho tiempo...
...Todo lo que antes fue Inazuma estaba cubierto de nieve. Mucha nieve, tanta que hasta empezó a molestar a los espíritus nativos de esta tierra. Esto pasaba porque no debía ser así, Inazuma nunca debía estar cubierta de nieve porque era imposible, asi que sabían que era obra de un espíritu foráneo y malvado. Y era malvado porque... hacia cosas que no le gustaban a los demás espíritus de Inazuma. Por eso.
Pero el colmo llegó cuando a un pobre gotokoneko se le apagó la chimenea con su ardiente fuego. Seguramente no lo sabes, pero si algo es una terrible ofensa para estos seres es apagarles el fuego, y es que ellos lo aman demasiado. Desde la chispa de una futura fogata hasta el mismo sol caliente, los gotokoneko vivían para las cosas ardientes, tanto que incluso ellos mismos desarrollaron poderes de fuego. Así que por eso, el gotokoneko quería venganza.
Además, Hiroto, el nombre del espíritu, no era un gotokoneko cualquiera. Él era muy especial incluso entre los suyos, porque se podía transformar en un humano como si fuese un nekomata a pesar de tener una sola cola. Nadie sabía porque era así y es por eso, por ser diferente, que los demás de su especie lo despreciaban, así que vivía solo en Inazuma mientras los demás estaban en lo que ahora se conoce como Osaka.
Lo suyo era una vida solitaria pero acogedora, y es porque tenía su amada chimenea. Pero ahora el invierno se la había quitado, así que se puso en marcha en busca de detener está ola de frío horrible. Amarró su pipa y se puso sus ropajes favoritos, y como era un acontecimiento que no pasaba mucho, también se puso sus accesorios de oro puro. Estos los tenía como una ofrenda de paz para no molestar a los otros espíritus, asi fue como lograron que dejase de incendiar las cosas, pero eso es otra historia.
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10 ocasiones contigo
Fiksi PenggemarYa sea en el pasado, presente o el futuro. Cuando cae la noche o surge la mañana. En dimensiones paralelas o en un recuento de los hechos, ellos fueron creados para estar el uno junto al otro, y estas son diez ocasiones de muchas que aun no se cuent...