𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟒

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Los huevos dorados y el ojo

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── 𝕬 𝕾𝖔𝖑 𝖑𝖆 𝖙𝖔𝖒𝖔́ 𝖕𝖔𝖗 𝖘𝖔𝖗𝖕𝖗𝖊𝖘𝖆 el coloquio con Harry sobre él huevo de oro, no sabía cuánto tiempo tendría que estar bañándose para desentrañar el enigma.

Harry le había propuesto destapar el enigma ellos juntos, pero a Sol no le había hecho ni pisca de gracias tener que irse al baño de prefectos con Harry a solas y más si iban a estar en una sola bañera; se lo dijo, Harry había estado de acuerdo en ese aspecto pues tampoco quería que ella lo viera sin nada en una bañera donde estarían los dos solos. En lo que no coincidían es que solo uno de ellos hiciera todo el trabajo, además Harry le había dicho que no le hacía ninguna gracia aceptar favores de Cedric, pero que ya era hora de tragarse su orgullo.

Al final planearon cuidadosamente su incursión. Harry le había contado a ella que Filch, el conserje, lo había encontrado a él una vez levantado de la cama y paseando en medio de la noche por donde no debía, y que definitivamente no quería repetir aquella experiencia. Harry pensó en la capa invisible, a Sol desde luego le agrado la idea, sería muy esencial, y para más seguridad Harry decidió llevar el mapa del merodeador. Sol intuyo que aquellas pertenencias constituían las más útiles de Harry cuando se trataba de quebrantar normas. Sol se quedó con la boca abierta ante la explicación que le había dado Harry sobre el mapa, mostraba todo el castillo de Hogwarts, incluyendo sus muchos atajos y pasadizos secretos y, lo más inaudito de todo, señalaba a la gente que había dentro del castillo como minúsculas motas acompañadas de un cartelito con su nombre. Las motitas se movían por los corredores en el mapa, de forma que se darían cuenta de antemano si alguien se aproximaba al cuarto de baño.

El jueves por la noche Sol fue furtivamente a la habitación de los chicos, Harry ya estaba ahí esperándola, se cubrieron con la capa, volvieron a bajar la escalera y, esperaron a que abrieran el hueco del retrato.

Esta vez fue Ron quien esperaba fuera para darle a la Señora Gorda la contraseña («Buñuelos de plátano»).

—Buena suerte —les susurró Ron, entrando en la sala común mientras ellos salían.

A Sol le resultaba difícil moverse bajo la capa con los pesados huevos en los brazos, Harry llevaba el mapa sujeto delante de la nariz y sostenía la capa con su otra mano. Pero los corredores estaban iluminados por la luz de la luna, vacíos y en silencio, y consultando el mapa de vez en cuando Harry se aseguraba de no encontrarse con nadie a quien quisiera evitar. Cuando llegaron a la estatua de Boris el Desconcertado —un mago con pinta de andar perdido, con los guantes colocados al revés, el derecho en la mano izquierda y viceversa— localizó la puerta, se acercaron a ella y, tal como les había indicado Cedric, Sol susurró la contraseña:

—«Frescura de pino.»

La puerta chirrió al abrirse. Se deslizaron por ella, Harry echó el cerrojo después de entrar y, mirando a su alrededor, Harry quitó la capa invisible.

𝑮𝒓𝒚𝒇𝒇𝒊𝒏𝒅𝒐𝒓 ¹ [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora