Empujó el ladrillo correcto y otros ladrillos al lado de éste se hundieron al interior de la pared y se desplazaron lateralmente dejando al descubierto una puerta secreta. Entró silenciosamente y esperó a que se cerrara por si alguien le seguía que no le fuese fácil entrar en el edificio. Aquella puerta era una entrada secreta para los compañeros más leales y discretos.
Los demás entraban por la puerta del lago. Una entrada escondida detrás de una cascada en un lago en lo más profundo del bosque, con seguridad en sus puertas por si se colaba alguien que no debía. Pero aquella puerta era más rápida porque la entrada del lago tenía un túnel que conectaba con la catedral. Lo malo es que aquel túnel era muy largo y se perdía mucho tiempo viajando en él. Por eso para los que tienen prisas o un atajo en casos de urgencias tenían esas entradas que solo unos pocos conocían.
Subió a tientas por las escaleras, dejando atrás una sala oscura y siniestra. Iba seguro y rápido. No era la primera vez que los subía y esperaba que no fuese la última. Al llegar al final de las escaleras agradeció un poco de luz cálida después del frío de la madrugada. Miró una antorcha y disfrutando del calor cerró los ojos y suspiró. Luego se enderezó la espalda, abrió los ojos y empezó a girar su cuerpo para dirigirse al pasillo que conectaba con la Gran Sala. Su cabeza no acabó de hacer el giro y divisó un objeto en el suelo.
Lo conocía de sobra.
La mochila de Clara.
"Ya no la necesitará- pensó amargamente-. Aunque se la llevaré al maestro haber que hacemos con ella"
Recogió la mochila y una bolsa de cuero que había a su lado vacía.
" Esa bolsa era donde ella guardaba...- hizo un gesto de concentración- da igual"
Movió la cabeza varias veces como negando algo aunque lo hacía solo para centrarse en lo que había ido a ese lugar. Recorrió el pasillo pensando en ella.
"Cómo habría llegado Martina allí, no creo que Clara le contase nada. Y si lo ha hecho que sepa que ha condenado a su amiga. Y ahora ella no está para impedirlo"
Acabó el pasillo y debería haber girado a su derecha para subir las escaleras que le llevaban al despacho del maestro pero antes quiso ver como había finalizado aquella masacre.
"Es verdad que funcionó su plan y gracias a ella hemos ganado esta batalla pero le ha costado la vida. Y la de su amiga también- no podía creerlo todavía-. Y aún peor, la bola ya no está"
Se tropezó con un objeto pero no cayó. Tenía muy buen equilibrio y fue ágil apoyándose en la pared para no caer.
"Es la pistola de Clara" - entendió al ver la forma del objeto en la oscuridad de aquel suelo.
La metió en la bolsa de cuero donde debería estar y entró en la Gran Sala y sólo vio muerte y sangre por todos lados. Las antorchas teñían las paredes de un rojo más claro que el que había en el suelo. Al fondo había ruido de gente moviéndose y trabajando. Eran compañeros que habían cogido cemento y los escombros e intentaban reconstruir la fachada de la catedral.
"Es lo más lógico, si por allí pasaba alguien al día siguiente y no lo veía como antes, tendríamos aún más problemas de los que ya tenemos."
Esquivó cadáveres y se llenó sus zapatos negros nuevos de sangre. Se dirigió al centro de la sala. Allí estaban aún. Los trozos de cristales de lo que antes había sido la bola. Aquella bola era una antigüedad y una reliquia muy valiosa. Según su maestro llevaba siglos y siglos pasando de mano en mano. Aquella bola era mágica.
Había antiguamente muchas en el mundo pero ahora están en extinción. Las bolas tenían en su interior dones para los elegidos que los tocaba. Los elegidos, según se pensaba, eran personas mandadas al mundo expresamente para obtener ese don y hacer con él lo que se esperaba de esa persona. Cuando morían esos dones volvían a la bola con el fin de que otro elegido la tocase de nuevo y heredase ese don. Esos dones eran un regalo para cualquiera que los obtuviera y con ellos podría hacer grandes cosas dentro de sus posibilidades.
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Los Protectores
FantasyMartina es una chica adolescente normal y corriente que estudia en un instituto y tiene una pandilla de amigos formada por Clara, Jon y ella. Una tarde Martina y Clara quedan y recibe un mensaje al móvil y sale huyendo sin dar apenas explicaciones...