¿El destino, el Karma o qué?

152 13 2
                                    

Martina entró en su casa tras su día de instituto normal. Su casa era pequeña pero muy cómoda para los cuatro. Allí estaba su madre cocinando como siempre con la tele puesta en la cadena de los cotilleos. Cocinaba unos filetes en salsa con patatas y guisantes. Martina soltó su mochila y corrió a la cocina para besar a su madre y correr a hacer los deberes antes de la comida seguidamente. Cuando su padre llegó y todos se reunieron a comer.

- ¿Qué tal el día papa? -preguntó risueña Martina. Su padre arqueó las cejas sorprendido.

-¿Qué quieres Martina?

- ¿Yo? Nada - mintió Martina y acto seguido probó la delicia que su madre había preparado-. Por cierto mamá esto está delicioso. Su madre la miró asombrada.

- Martina, te han pillado... dilo de una vez - le dijo su hermana mientras miraba su plato y movía los guisantes con el tenedor.

Martina miró a su hermana de soslayo y tras un momento para pensar que justificó metiéndose un gran bocado en la boca, reflexionó.

- No, enserio, ¿No puedo hacer eso sin tener nada que pediros?

- Podrías pero tu orgullo te puede, así que suéltalo ya o pensaré que me han cambiado de hija - respondió su padre llevándose a la boca un trozo de filete.

- Está bien - empezó pausadamente-. ¿Hoy puede venir a casa Clara?

- Sabes que entre semana nada de quedar - su madre negaba con la cabeza mientras hablaba.

Martina sabría que esa era la respuesta que iban a darle pero lo llevaba meditando todo el camino y en cuanto su madre calló, abrió la boca para empezar con su plan.

- Pero hoy Doña Fátima nos ha mandado un trabajo sobre el Universo y hoy que no tengo deberes ni exámenes próximos podríamos quedar y empezarlo - mintió Martina. " Es una mentira piadosa, no creo que me pase nada malo por ello"

Tras terminar su frase estrella y ver la mirada que se echaban sus padres, vió como su madre asentía y su padre se aclaraba la garganta para hablar o para no atragantarse con el filete. Pero al abrir la boca  se oyó una voz femenina que no pertenecía a su padre.

- Mentirosa -protestó Rebeca -. Ana hoy me ha dicho que Doña Fátima les ha linchado a deberes.

"Mierda, o pienso algo ya o no confiarán más en lo que les diga. Venga Martina"

En ese momento Martina miró a su plato y con filete en la boca pensó en la falta que le haría Jon y sus ideas en ese momento. No sabía que decir.

- Rebeca tu hermana no es una mentirosa, Ana se habrá confundido de profesora - respondió su padre pausadamente -. Martina traete a Clara pero si no hacéis el trabajo te castigaré.

" Si Si y Siiiiii. Vaya tarde me espera."

Todos callaron y comieron hasta que Martina acabó de comer y recogió su plato. Acto seguido besó a su padre y corrió hacia la puerta para ir a su habitación.

- ¡Martina! -escuchó Martina mientras iba hacia su cuarto-. ¡ Lo que el Karma te da, el Karma te quita!

***

Bzzzz...Bzzzz...Bzzzz. Martina estaba echada en su cama leyendo su nueva novela. Lo dejó en su mesita de noche y acudió a su móvil. Cogió la llamada y tras escuchar una frase colgó y arrojó su móvil en la cama. Corrió hacia la puerta de la casa y la abrió de golpe.

- Tía, ¿donde te metes? - le dijo Clara con la cara iluminada-. Te he llamado tres veces y he llamado al telefonillo.

- No funciona - le respondió mientras la invitaba a pasar-. Y me has llamado solo una vez, mentirosa.

- Pues has tardado tanto que me ha parecido que he llamado más veces.

Recorrieron el salón y Clara saludó a los padres de Martina. Al llegar al cuarto Clara abrió los ojos como solía hacer siempre al ver tantas cosas. El cuarto tenía un color azul claro con muchas estanterías llenas de libros porque Martina quería ser periodista de mayor y le gustaba informarse sobre todo lo posible. Posters de algún que otro famoso, una gran cama llena de cojines, un escritorio tan grande como una puerta y llena de hojas y un estuche abierto. Una gran ventana desde donde se veía el pueblo y el bosque al otro lado de la ciudad. Su armario era enorme aunque no están lleno de ropa, Martina no era presumida aunque le gustaba vestirse bien. Y por último algunas fotos suyas, su pelo pelirrojo y rizado junto con sus posturas ante la cámara hacia que parecía una verdadera modelo. Su cuerpo era delgado y su sonrisa era tímida a veces y cómplices el resto de las veces.

- Siempre te quedas igual cuando llegas a mi cuarto, ni que hayas visto tu cuarto de ensueño.

- Es que lo es - dijo Clara mirando sus fotos.

- Déjate de cumplidos y chorradas. " Martina tu y yo sabemos que ella no es de cumplidos, lo dice de verdad "

Juntas se sentaron tras el ordenador que había en una esquina del escritorio y empezaron con el trabajo. Después de unos minutos acabaron en la cama descansando.

- Tía, que pena que Jon no haya venido nos hubiera hecho el trabajo mientras charlamos - susurró Clara.

- Qué mala eres con él, Clara.

- No soy mala, sólo que me gusta meterme con él.

Clara sonrió y Martina supo que estaba pensando en él, esa era la sonrisa que poniamos ambas al pensar en él no había otra forma de recordarlo que con una sonrisa. Martina se sentó en la cama y dejó caer.

- Si no fuese porque tengo sospechas de alguien diría que te gusta Jon..

- ¡ Qué dices! Estás loca. ¿Con ese empollón? - gritó Clara sentándose igual que Martina y con cara dubitativa.

- Era broma, no te pongas así.

- Pues no lo digas ni en broma. Con Jon... vaya imaginación Martina -dijo Clara con una sonrisa en la boca. Y ser la señora de Pérez, no gracias.

Martina empezó a reírse y mirándole la cara a Clara se apresuró a decirle.

- ¡Pues te estás poniendo roja! - Clara se tapó la cara y le tiró un cojín a la cara a Martina-. Señora Pérez, suena bien.

- ¿A que sí? - dijo Clara susurrándole al cojín-. Pero qué hablo, no me gusta "J" ¿vale?. Por cierto me estoy meando.

- Yo creo que sí.

- Qué no - gritó Clara lanzándole cojines a Martina y viceversa mientras reían y se hacían cosquillas.

En ese momento Clara saltó de la cama y se puso muy seria y acto seguido sacó su móvil y alejándose de Martina leyó el mensaje que le habían enviado. Al finalizar cogió su chaqueta pensativa junto su mochila y tras darle un beso a Martina salió por la puerta.

- Pero... ¿a dónde vas? - dijo mientras iba detrás de ella.

-Me tengo que ir, lo siento. Es urgente.

Tras pensar un instante Martina le cogió el brazo. - Al menos mea antes de irte, no decías que te estabas meando - le susurró seriamente.

- Verdad, ¡toma ten todo esto!.

Clara se metió en el baño. A Martina no le gustaban los ataques repentinos que le daban a Clara. A veces estaban con ella tranquilamente y recibía mensajes al móvil y tenía esa reacción aunque aquel día había sido más brusca y apenas se había despedido. Jon le había dicho en un par de ocasiones que a lo mejor estaba en algún lío o algo así y Martina empezaba a pensar igual. Era su amiga y tenía que estar con ella en las buenas y en las malas y si ella no se lo quería contar se enteraría por ella misma.

Martina rebuscó en la chaqueta de Clara y encontró su móvil, lo desbloqueó sabiendo cual era su clave desde la otra vez que quedaron cuando se la vió sin querer. Buscó los mensajes de texto y miró el último que había enviado un número desconocido.

"¿Dónde estás? Vamos a comenzar sin ti. Creemos que se han enterado de lo que estamos haciendo y donde. Ven preparada."

Martina oyó la cisterna y se guardó el móvil en su bolsillo. Clara salió del baño y muy seria besó de nuevo a Martina y cogiendo sus cosas se disculpó y salió de la casa con prisas.

"¿En qué estás metida Clara?" - pensó Martina muy preocupada.

Los ProtectoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora