Narrado por Melanie
Miré por enésima vez la pantalla de mi celular, esperando algo. Aparte de un mensaje de mi madre y varias notificaciones de aplicaciones que había dejado de usar años atrás, no había nada.
Suspirando, marqué mi hora de salida en la computadora y salí de la pequeña florería en la que trabajaba. La florería le pertenecía a Delilah Jones, una amiga de mi madre y esa era la razón por la cual había conseguido este trabajo. Cualquiera pensaría que con mi carrera en botánica este era mi trabajo soñado, pero la verdad era que yo aspiraba mucho más que hacer arreglos florales.
Quería tener mi propio jardín y vender lo que floreciera de él. Pero desgraciadamente, mi cuenta de banco y mi ansiedad no estaban sintonizados con mis sueños.
Caminé hacia mi apartamento escuchando canciones de Billie Marten y justo cuando estaba a punto de abrir la puerta, mi celular comenzó a sonar, exaltándome. Contesté rápidamente cuando vi que se trataba de Summer.
—¿Estás en tu apartamento? —fueron las primeras palabras que escuché.
—Acabo de llegar, ¿Por qué? —contesté, por fin logrando abrir la puerta y encendiendo la primera luz que encontré.
Soltó un chillido que casi me dejó sorda.
—Okay, llegaré en cinco minutos —chilló y terminó la llamada.
Enarqué una ceja y negué con la cabeza lentamente. Aunque el día no estuvo ocupado en la florería, estaba cansada y quería relajarme. Últimamente no podía dormir bien, ya que un rostro seguía apareciendo en mis sueños, recordándome lo idiota que podía llegar a ser. Era sábado y el sol ya se estaba poniendo. Aunque me gustaba charlar con Summer, lo que más quería era ducharme, ponerme mi pijama de gatitos y ver una serie romántica.
En exactamente cinco minutos el timbré sonó y efectivamente, Summer había llegado a mi apartamento cargando varias bolsas. Me saludó rápidamente y caminó sin detenerse hasta llegar a mi habitación. Arrojó las bolsas a la cama y mis ojos se abrieron como platos al ver el nombre de la tienda.
GUESS.
—Me tomé la molestia de comprarte un regalo de cumpleaños —dijo sonriendo como el gato de Cheshire.
Abrí la boca, pero nada salió de ella, especialmente cuando sacó un vestido rosa de una de las bolsas. Era atrevido y el satín le daba un toque de elegancia. Tenía un moño del mismo color en la parte superior y me recordó a algo que una supermodelo usaría. Era algo que simplemente no estaba a mi alcance. Negué rápidamente con la cabeza cuando Summer intentó darme el vestido. No podía aceptarlo.
Sabía que Summer tenía dinero, ya que había conseguido un buen trabajo justo al salir de la universidad gracias a Josh. Pero aun así, esto era demasiado.
A parte, hoy no era mi cumpleaños.
—Summer, tú sabes que aún faltan meses para mi cumpleaños —rectifiqué, devolviéndole el vestido con cuidado.
—Es un regalo adelantado —explicó—. Aparte, es para que lo uses esta noche.
Sus palabras resonaron en mi cabeza.
Con que de eso se trataba...
—Summer, no tengo pensado en ir a una de las fiestas de Josh. Siento que hayas gastado tanto dinero en vano —dije, señalando al vestido que aun residía en sus manos.
—¿Quién dijo algo sobre una fiesta? —inquirió, su tono un poco más serio que antes—. Quiero que salgamos juntas esta noche, solo tú y yo. Como en los viejos tiempos —Abrí la boca para protestar, pero me calló abruptamente—. Hay un club, un poco alejado de aquí, al cual Josh y a mí nos gusta ir. Las bebidas son buenas, la música es decente y hay mucho espacio para bailar. Se llama Edén.
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Catarsis
RomanceUn accidente lo dejo desfigurado. Su rostro, el cual alguna vez fue admirado por ser extremadamente bello, ahora era causante de pesadillas. Su cuerpo, el cual alguna vez fue tanto envidiado como deseado, no era más que cicatrices. Su corazón, el...