-Despierta.
¿Qué? ¿Qué pasa? ¡Déjenme dormir!
-El desayuno esta listo- la dulce voz de Kara me taladra el oído.
-De acuerdo.
Me destapo y tallo mis ojos. El sol ha salido y esta restregando la fresca y soleada mañana en mi cara. Me levanto del suelo y me estiro, haciendo que los huesos de mi espalda truenen y sienta un gran alivio.
-Apúrate a bajar- me ordena Kara.
-Ya voy...
Me pongo mis pantuflas y camino a la puerta con mucha pereza... Es muy temprano.
Bajo las escaleras y el olor a tocino me golpea la cara, despertándome. ¡Tocino! Corro lo que me queda de escaleras y me siento en una de las sillas del comedor.
-Buenos días Roh- la mamá de Kara se ríe de mi y me regala una sonrisa.
-Buenos días. Esto se ve delicioso- siento como mi boca se hace agua...
-Gracias cariño, ahora a desayunar.
Me pone enfrente un plato con un "mollete". El queso se ve tan delicioso derretido sobre el pan... ¡Tocino! ¡Jugo de naranja! Esta señora sabe como tenerme a sus pies.
-Provecho- dice la madre y yo ataco mi comida.
¡Diablos! Esto esta delicioso. Disculpen si hablo con la boca llena, pero prefiero comer antes que contarles mi vida. Pero como puedo hacer las dos cosas al mismo tiempo, no hay problema... Como si tú nunca lo hubieras hecho.
Por un instante comemos en silencio pero no por mucho. La madre de Kara comienza una charla.
-¿Qué harán en la tarde?- nos pregunta.
-Roh me invitó a su casa- dice con mucha naturalidad... ¿Qué? ¿Cuando dije eso?
-Kara...
-Nos pusimos de acuerdo muy tarde, no quisimos despertarte- dice inocente.
-¿Esta bien si va a tu casa?
Los ojos de su madre me tienen en la mira. Es lógico que está al tanto de lo que ocurre en mi casa. Kara es una gran comunicadora, pero no tiene porque verme así. No es como si mis padres fueran a pelear y después prendan la casa en llamas...
-Claro. Hace mucho tiempo que no hacemos la fiesta en mi casa.
-De acuerdo. Pero para la próxima avisen con más anticipación, ¿vale?.
Kara y yo asentimos. Yo. La. Mato.
El desayuno sigue y ya llevo mi tercer mollete... Es que están deliciosos.
-Terminé- me limpio la boca con la servilleta-. Estuvo muy rico. ¿Puedo bañarme?
-Claro cariño, estas en tu casa.
Me levanto de la mesa con mi plato para ir a lavarlo, pero la madre de Kara me lo quita y me manda a bañar. La señora se mete en la cocina y yo jalo a Kara del cabello hacia las escaleras.
-Auch... Duele.
Entramos a su cuarto y la suelto.
-¿Por qué no me dijiste? Pude haber estado mejor preparada.
-Perdón, se me olvidó decirte ayer. El miércoles le pedí permiso para ir a la fiesta pero me dijo que no. Se enteró de como llegué la vez pasada.
-Todos se enteraron.
Cuando digo todos, estoy exagerando. Solamente algunos miembros del club de matemáticas y...ya, creo.
