Había dos opciones: no comer ó comer y luego vomitarlo. La primera le parecía fácil, la segunda, en cambio, le asustaba.
Él se planteó a sí mismo la idea de una delgadez perfecta, aún sabiendo los problemas que esto acarrearía.
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Iniciada en ener...
esta soy yo cuando leo que alguien sufre en los comentarios:
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Estaba asustado, aterrado por lo que estaba pasando. Finalmente pararon, muy lejos del edificio que era su colegio, en un callejón poco iluminado, para que entonces ella lo mirara a los ojos.
Era una chica linda, de cabello castaño y ojos de algún color indefinido, tal vez gris, tal vez verde. Su mirada era de determinación, de odio, la vio sacar su celular.
-Perdona que tenga que ser yo quién te lo diga pero Pedro no lo hará, es un poco cobarde.-le mostró una foto... ¡Era el mismísimo pedro abrazandola!- Él y yo nunca dejaremos de amarnos, es obvio, solo te usópara olvidarme pero ahora que yo estoy aquí te podes ir. De paso te quería preguntar ¿De casualidad sabes qué vio él en vos? ¡Eres horrible! Todo de ti es feo, te juro que no te encuentro ni un solo atractivo físico.
Para finalizar su cometido, la chica soltó una risa cínica mientras Martin lloraba. No sabía que pensar ¿Era verdad lo que veía en la foto?
-También te quería decir que en este mundo no vales nada, solo estas aquí estorbando.-ella sonrió, mientras sacaba una pequeña pero larga navaja.- Estarías mejor muerto, maricón de mierda.
El filo del pequeño cuchillo atravesó su camisa, hundiendose en su estómago. Ardía, le dolía demasiado, sintió como la sangre poco a poco salia a través de el corte y lo manchaba. Ella salió corriendo no sin antes sacar la cuchilla del estómago de Martin, dejándolo desangrarse.
Cayó al suelo, se golpeó la barbilla y raspó los brazos mientras una gran cantidad de sangre se escurría en el piso. Martin no quería morir, quería respuestas, quería a Pedro y queria a su familia. Se sintió sin fuerzas, acabado, no podía hacer más que lanzar gemidos lamentables.
Como pudo se sentó mientras intentaba apretar la herida para evitar más la salida de su sangre. Buscó en su mochila su celular, agradeciendo la opción de llamada de emergencia y llamó al 107.
Estaba decidido, totalmente dispuesto a dar todas las fuerzas que le quedaban para poder dar su ubicación y tal vez sus datos.
A lo lejos oía a una ambulancia y eso lo tranquilizó mucho, ya podía descansar. Cerro sus ojos y se recostó cansado en la acera.
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Pedro estaba un poco tranquilo después de hablar con Camila y confiar en ella. De camino al colegio estaba feliz, parecía que ya todo había acabado y encima planeaba confesarle su amor a Martin y finalmente estar en una relación. Ya en el salón de clases esperó pacientemente a que él llegara, esperó y esperó pero no había señales de que Martin llegara.
"Tal vez... solo se quedó dormido" pensó pedro. Intentaba tranquilizarse pero sentía que algo no marchaba bien, tenía un mal presentimiento.
Optó por ignorarlo y solo le envió un mensaje a Martin preguntándole qué había pasado. Sin más que poder hacer prestó atención a la aburrida clase del lunes.
Entonces al término de la cuarta clase ese día, su celular vibró. En la pantalla salía el nombre de "mamá de martin" y entonces se sorprendió ¿Porqué lo estaba llamando a esa hora? ¿Había olvidado algo? Pidió permiso para salir y rápidamente le devolvió la llamada.
-¿Señora? ¿Qué pasó?- al otro lado de la línea Pedro podía oir unos débiles sollozos. -Pedrito... perdona que te llame en medio de clases pero... pasó algo terrible... pa-paso que... ¡Lo apuñalaron! ¡A mi Martin lo apuñalaron, Pedro!
Entonces sintió una punzada en el corazón, como si el alma se le fuera, sintió un vacio en el estómago e inevitablemente comenzó a llorar junto a la señora. Ella le brindó el nombre del hospital para luego terminar la llamada.
Estaba él sentado en el pasadizo de su colegio, con las lágrimas resbalando fuera de sus ojos y el corazón dolido. No podía salir de clases en ese momento, aunque le quedaban solo unas horas más, podía aguantar.
