Chapter 5: Lo que Sannan dijo, el plan de Heisuke

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Con un ruido retumbó el suelo de estrepito y terminó como estrepito, Chizuru voló de las escaleras.

"Chizuru," apareció Heisuke de la nada se sitúo a su lado en minutos buscando moretones o alguna herida "¿Estás bien?"

"Perdón," habló Chizuru, desorientada por la caída. La castaña miró alrededor "Oh no, tiré las cosas de Sannan-san" comenzó a escombrar el desorden de libros apresuradamente y recogió con cuidado los documentos traspapelados y los puso en una pila.

"Chizuru," Heisuke se arrodilló para ayudarla a recoger los últimos papeles. "Tal vez deberías de dejarnos el resto a nosotros," agarró una pila de documentos y lo agregó a la colección de libros que había dejado hace poco. "Ten más cuidado," dijo de una manera casual para animarla, "Me ocuparé de estos por ti, ¿qué dices si mientras tomas un pequeño descanso?"

Y entonces estaba fuera antes de que Chizuru pudiera emitir palabra alguna. "Pero," la castaña levantó la mano débilmente. Aquella situación parecía estarle sucediendo mucho últimamente. "Se supone que estoy ayudando a Sannan-san a trasladarse."

Chizuru estaba a la mitad de su tercer favor y aquel era para Sannan-san. La exigencia de la labor implicaba mover pilas de papel, libros y cualquier otra cosa que estuviera ahí hasta la nueva habitación de Sannan-san, al otro extremo de los cuarteles del Shinsengumi.

El sonido de los pasos tras Chizuru-chan la alertó de la llegada de dos miembros más del Shinsengumi. "¿Quieres recordarme por qué estamos haciendo esto otra vez?" Shinpachi bajó cuidadosamente las escaleras donde había estado Chizuru hasta hace poco.

Harada lo seguía de cerca, llevando consigo una gran pila de libros. "Desde que Souji y Saitou andaban patrullando y Hijikata salió con Kondou-san no hay nadie más para ayudar a Chizuru-chan."

"Hablando de Chizuru-chan," sonrió Shinpachi, "parece que nosotros estamos haciendo el trabajo aquí. Chizuru solo está sentada."

"Ah no, verán," vaciló, no quería decir que había rodado por las escaleras. "Solo estaba," agarró uno de los cuadernos de Heisuke que había perdido de vista. "Solo estaba echándole un vistazo a uno de los libros de Sannan-san."

Fue un momento efímero, muy breve en el que Chizuru olvidó lo que había sucedido. Tan pronto como había recogido el libro, Harada la detuvo y lo arrebató de sus manos.

"Uh Chizuru-chan," dijo conforme situaba en libro en la cima de su pila. "Quizás no deberías de inspeccionar las cosas de Sannan-san."

La pregunta del 'por qué' se quedó en su lengua pero la censuró, asintiendo en silencio. "Perdón Chizuru-chan," habló Shinpachi. "Hay cosas que es mejor no saber, especialmente con el Shinsengumi."

Chizuru miró sus espaldas cuando se retiraron y se puso de pie. "¿Algunas cosas que es mejor no saber?"

"Yukimura-kun," apareció Sannan con una sonrisa calmada en su rostro. "No quieren asustarte," dijo, refiriéndose a Shinpachi y Harada. "Es solo que no quieren que conozcas sus lados más oscuros."

"¿Lados más oscuros?"

"Si," Sannan se recargó en la pared. "El Shinsengumi no tiene tan buena voluntad como algunos creen. Seguimos órdenes y matamos conforme lo requerimos. Somos los perros guardianes del shogun y arrebatamos vidas sin importar la edad ni familia. Nuestras manos están manchadas con sangre."

Su expresión era melancólica mientras observaba la palidez de las palmas de sus manos, casi como si imaginara el carmesí sobre ellas. Luego miró hacia arriba y le otorgó una sonrisa, "pero últimamente un haz de luz ha brillado en los pasillos del Shinsengumi. Así que tal vez no estamos tan sumidos en la oscuridad como pensamos."

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