Capítulo 2 - Lobos De Presa

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Algún día perdido en el calendario romano, en una ciudad pasarela, donde reforzaron un fuerte atrincherado, un glorioso centurión aguardaba tranquilamente en su cabaña improvisada,Iohannes Lucius, mientras que el resto de centuriones se preparaban, ejercitaban y sacaban brillo a sus escudos, este singular centurión se diferenciaba por una marca en su casco, un corte en forma de F, y un cacho de la cresta quemada por unas ascuas de un incendio provocado por el mismo en uno de sus pueblos rivales, mientras tanto, le venían los recuerdos de su infancia, tenía un gran amigo, llamado Custos, ellos dos se divertían siempre juntos, e incluso en el momento en el que saltó la voz del ejército se alistaron ambos, en sus ratos libres oerseguían a un curioso coyote negro que rondaba la zona, y ellos trataban de atraparlo con cachos de pan, pero el muy astuto se escapaba siempre, y un día, no quiso comer nada, pero Lucius decidido a atraparlo, lo persiguió hasta ver que le llevó hacia un cuerpo, Lucius se alarmó y volteó el cuerpo, le miró a los ojo, y con una mirada atemorizada y perpleja se alejaba lentamente del cuerpo en busca de ayuda, tan rápido como pudo, porque, ese cuerpo, era el cadaver yacente de su padre, fué asesinado con varias puñaladas en el estómago, con una caracterísitica marca, no porque el asesino quisiera, si no, porque el asesino era un nórdico infiltrado en su aldea y eran tan brutales que era evidente, y cuando regresó con Custos, no lo encontraba, buscó por todas partes y avisó a dos guardias que pasaban, al final del día, descubrió que mientras el perseguía a ese coyote cogieron a Custos para mandarlo a la guerra, mientras, quemaban a su padre, y mientras ponía su cabeza en su pecho antes de incinerarlo, juró vengarse, pero, llegó su general e interrumpió su pensamiento, le preguntó a Lucius:"¿Porqué no estás formando filas?" El respondió:" estaba sacando brillo a mi casco" su general apoyó suavemente su mano sobre el su hombro, y dijo: "sabes que no fué tu culpa, no te demores por ello, el estaría orgulloso de tí, lo sabes" y el respondió:"¡Lo sé!, pero, podría haberlo evitado, y solo tengo un camino" y su feneral suspiró, y dijo:"hijo, juraste hacer venganza, asique sal al campo con tus hermanos y lucha hasta que la muerte te diga basta" y con un si señor fué a su correspondiente fila, inspiró ondo, y cerrando los ojos expiró mientras se ponía su casco, afiló un tanto su lanza y su espada, se estaban preparando para un gran asalto, una gran conquista, y no era menos que al casgillo del padre de ese nórdico que asesinó a su padre, y cuando llegaron al punto de destino, esperaron semejantes silenciosos ante cualquier amenaza hasta el anochecer, entonces se disponían a derramar sangre hasta gobernar ese territorio y hacer justicia por el asesinato de su padre, asique quemaron todas las cabañas, asesinaron a los guardias y después de que saliesen los últimos nórdicos avispados, Lucius no se lo pensó, y fué directamente a por el el gobernador de esas tierras, mientras que mataba a todo el que se opusiera en su firme paso, decapitó, asesinó a sangre fría, y finalmente llegó, el conquistador ya demasiado mayor, se dispuso a luchar con sus pocas fuerzas, y despues de una corta batalla, Lucius pensaba que era su final, pero, derrepente el asesino de su padre fué por detras furioso a partir en dos si hacía falta al hombre que empuñaba tal espada que en su filo estaba la cabeza de su padre, Lucius vió el reflejo de su limpio marfil en forma de cuerno, en el casco de ese anciano, y con una reacción rápida esquivó su ataque, dejando inutilizada su hacha clavada en los aposentos de su padre, desenfundó un hacha de herrero y en un enfrentamiento intenso, consiguió bloquear su ataque y clavó su hacha de herrero en su pecho pero el nórdico aguantó ese dolor y sacó como último recurso una daga oculta como un cuerno en su casco, y rápidamente vino su general y lanzó un martillo consiguió noquear al nórdico, y mientras lo remataba entre sorpresas, el anciano le clavó una daga envenenada en la espalda a su general, y gritando partió en dos la cabeza en las manos, y mientras fallecía su general entre sus manos, confesó que él fué el asesino de su padre, para poder obligar a meterlo en el ejército, y tubo que brutalizarlo para poder atribuir a los nórdicos, mientras que lloraba, Lucius llevó a su general a la incineración y con un gesto de desagrado se despidió de él, a las dos semanas volvieron a su base, después de todas las precauciones, aún hubieron dos bajas y algunos heridos, por la brutalidad vikinga, y entre descanso, enviaron una orden especial, de volver al centro de Roma, pero solo escogieron a un grupo de centuriones, entre ellos Lucius, en un mes tendrían que ir a porq una fortaleza de unos renegados caballeros, que raptaban a soldados y les obligaban a luchar por conseguir un pedazo de carne para una semana, y ese fué su siguiente destino

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