Noche de sorpresas

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Tenía la remera pegada al cuerpo, me siento completamente empapada hasta el trasero, me mareo, anoche volví a repetir esa... esa pesadilla. Es evidente que es él, quien aparece en mis sueños o quizás pesadillas ya no distingo, pero porque tenía que ser Danilo, y porque me odia, y para colmo le gusta a mi hermana; pasó mis manos sobre el cabello mojado, tratando de acomodar la maraña que tengo en la cabeza. Necesito urgente una ducha.

Gotea mi cabello y lo escurro antes de bajar las escaleras, a Martina le irrita que haga esto, no tengo ganas de discutir con ella, pues si me viera me mataría, lo limpio con la zapa, como puedo. Recorro la cabaña, no hay señales de ninguno de mi familia, las camas estaban vacías y bien arregladas, y en la cocina hallo una fría nota sobre la mesa:

-de pesca-

Se habían ido de pesca, Martina sabe que detesto el pescado y por sobre todo su desagradable olor, pues lo tomo como día libre.

Saco mi iPod del bolso, lo gane en un concurso escolar, por suerte Martina no se enteró sino ya estaría en manos de mi hermana, le aplico los parlantes y revienta la música en la cabaña. Me muevo como una galesa en la cocina al ritmo del reggaetón, me fascina cocinar con la música de fondo: hoy hay carne con ensalada. Preparo todo, mierda no puede ser. Se me acaba de volcar la ensalada sobre la pollera. Me la quito, y la pongo de inmediato en el lavarropa. Regreso con la tanga al aire. Por dios esa música me domina, chica americana de Lenny Kravitz. Comienzo a bailar dejándome llevar por el ritmo y su sensual voz, bailo mientras me encamino hacia la cocina, meneando mi trasero. Moviéndome por la cocina sexy. Disfrutando plenamente de mi baile personal, jamás lo haría en público, rio alocada de tan solo pensarlo. Tomo la espátula, y revuelvo la ensalada, bailando. Hago la mesa, y me refriego en ella, gozando del movimiento. Y libero mi baile. Retiro la plancha del fuego, y presiento que alguien esa observándome, apenas veo una sombra que asoma por la ventana, agarro la plancha del churrasco sin mirar, y por desgracia; le erro a la manga, auch. Y como una principiante me queme con la plancha caliente, cortando el sensual momento. Voy en busca de un antiséptico y curita. Finalizo en la silla, comiendo tranquilamente, y en silencio. Jamás he abandonado a Danilo de mis pensamientos. Quisiera golpear mi cabeza, para resetear mi cerebro y olvidarme para siempre de ese tipo, sin embargo, sé que me es imposible, porque Danilo ya forma parte de mi vida, y lamentablemente, él me fascina. Mierda, esto no debería ser así.

Miro hacia la ventana, había comenzado a oscurecer, y la familia ingalls recién llegaba. Entraban alborotados, y con un olor repugnante a pescado. Felices de la vida, se escuchaba las carcajadas de Daiana, brotaban su prosperidad en el aire, hasta que me vieron, y se les fue la risa de la cara, excepto a Samuel. Por supuesta, ya tenía la pollera seca.

-ha, todavía estas en la casa...-. Mi madre pasa a mi lado, brindando una despectiva mirada asesina, me contengo... cierro mis puños con fuerza, y respiro hondo. Sin pelear le dije que saldría con los chicos. Estaban bastante cansados, ni me cuestionaron, me dejaron en libertad absoluta.

Tome mi chaqueta e inicie mi solitaria salida, y estaba deseosa de conocer personalmente el famoso lago trafúl. El camino marcado de mi segunda expedición, estaba tremendamente oscuro, y según mi celular (sin señal) recién son las ocho y media de la noche. Me inquieta ir por el centro, ya que de ese modo me encontraría con mis vecinos de Trafúl. Y no quisiera soportar a la niñera, ni hablar con Zaira. No esta noche.

En la tarde aproveche para chequear de nuevo el maravilloso mapa que realizo, perfectamente, Samuel. Y ahora que recuerdo bien, tendría que bordear el centro, aunque no me agrade.

Deambule por el bosque, costeando la medula del pueblo, gozando de las maravillosas arboledas y siguiendo el camino hacia el lago Trafúl que se encontraba repleto de obstáculos, y siendo iluminado por una majestuosa luna llena, que alumbraba mis lentos pasos. Es admirable este lugar, me relaja escuchar el ruido propio del bosque, que se interrumpe, en cuanto me cruzo con algunos animales que casi muero al verlos, apresuro así la marcha. Además, recordé que tendría que haberle avisado al guardabosque sobre mi recorrido nocturno, aunque lo había ignorado, como lo había hecho anteriormente, ya que este es un bosque tranquilo que podría ocurrirme, si lo peor ya paso.

Oscuridad desconocida #WATTYS2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora