Detrás de la Máscara

Un sueño antes de la fiesta

Cuando terminé de probarme el traje, en casa de Clau, nos dispusimos a conversar de lo genial que podría ser la fiesta de mañana. Le ofrecí que fuera mi acompañante pero no podía por asuntos laborales. Debí sospecharlo, así es Clau. 

Le agradecí enormemente el favor que me hizo y me fui a casa para preparar algo de cenar y ocuparme de que Leo estuviera haciendo sus deberes. 

Desde que mis padres murieron, me dispuse a cuidar de mi hermano. Yo tenía 20 años y Leo tenía 15. Fue muy difícil para ambos conllevar con la muerte de mis padres. Pudimos sobrevivir gracias a los seguros de mi padre, mi universidad y el colegio de Leo estaría todo pagado hasta que terminaramos los estudios y nos llegaría alrederor de 2 millones de pesos mensuales durante los próximos 4 años. Así que tuve que ingeniarmelas en ahorrar lo suficiente en caso de cualquier cosa, ocupar solo lo que debía y así fue que logramos tener una economía estable hasta que entré a trabajar en E. Portas. Para bajar los costos de consumo, decidí vender la casa de mis padres e irme con Leo a vivir a un departamento, en el cual no solo estaríamos más seguros, si no que también estaríamos más unidos. Y así fue, con mi hermano somos inseparables, lo que no quiere decir que no tengamos discusiones y que no peleemos, pero solucionamos todo lo que se nos venga de frente. Ahora 4 años más tarde tenemos, para los dos una buena economía, Leo tiene 19 años y yo 24. Yo terminé de estudiar a los 22, ya que decidí solo estudiar, tomar la mayoría de ramos posibles para sacar luego la carrera y a los 23 iba a casarme con María pero nunca llegó a ser y ahora que lo pienso, por algo bueno fue, a María no le habría gustado jamás que Leo se quedara tanto tiempo con nosotras. Leo decidió entrar a estudiar medicina, y prefiero que repruebe sus materias, ya que mientras más tiempo lo tenga conmigo mejor. El día que se vaya de casa y me deje sola, no sé que podría hacer, tendré que comprarme un perro para no sentirme sola.

Cuando decidí contarle a Leo sobre mi condición sexual, tenía 21 años y ya estaba con María, Leo se puso feliz de tener una hermana lesbiana ya que podría hablar sobre mujeres más libremente. Me hizo mucha gracia esto, ya que le enseñé a como reconocer cual mujer es lesbiana y cual no lo es. 

Cuando llegué a casa Leo estaba con sus amigos estudiando, Rodrigo y Gonzalo. Amigos de Leo desde que era pequeño y que habían entrado a estudiar medicina con él. Ambos chicos son muy buenas personas y muy educados, por lo que decidí tener una pieza de alojados con camarote para que no se fueran a casa muy tarde y Leo fue el más feliz de poder quedarse con sus amigos, estudiando hasta tarde. Quise hacer que su vida fuera lo más feliz posible después de la muerte de nuestros padres.

 Les pregunté si ya habían comido algo, pero estaban tan concentrados que no se dieron ni cuenta si quiera que había llegado. Me dispuse a hacer comida para todos y como son jóvenes que necesitan mucha energía para el estudio, hice 2 cajas de macarrones con queso. 

Cenamos, se deboraron todo, hasta el pan y conversamos mucho sobre lo que estaban estudiando, pasamos un momento agradable y decidieron seguir estudiando.

Yo me fui a mi habitación a dejar todo listo para el día siguiente, el traje, la máscara y mi ropa para ir a trabajar.

Encendí la televisión y puse las noticias. Y ahí estaba, los preparativos para la increíble fiesta que se realizaría en el palacio Rioja.

Llamé a Emilio inmediatamente y le pregunté que rayos se le había pasado por la cabeza al promocionar la fiesta por televisión. Siempre hay caos y gente que quiere entrar sin invitación y yo, como abogada, tendría que cubrir cada pequeño desastre que pudiera ocurrir, nada de lo que nos perjudicara podría salir al aire.

Emilio me pidió disculpas y me comentó que solo era una estrategia económica y publicidad gratis para la empresa.

No sé que estrategia económica será, pero tuve que acceder, el daño ya estaba hecho.