Los gemelos Malık 2: ¿Quién es quien? (Book #2)

Capítulo 3

Javvad

Me la he pasado tan mal en este tiempo. Ya casi vamos para navidad y les aseguro de que ésta puede ser la peor navidad de todas, mi único deseo para Santa Claus es que _____no fuera novia de mi hermano sino la mía. Me siento tan mal cuando tengo ese deseo, siempre con el mismo maldito deseo de querer algo que hasta lo más probable puede ser imposible, eso es lo que más duele.

Estaba en mi habitación recostado en mi cama pensando en qué regalo le podría dar a _____ para navidad, tenía que sorprenderla, al menos que piense que puedo ser detallista. Tal vez le podría regalar un libro de romance, ella es una traga-libros, y no lo digo en forma de ofensa o insulto, lo digo porque es verdad, le encanta leer y más las novelas de romance, pero creo que ése no sería tan buen regalo que digamos, también le podría regalar ropa, o un par de zapatos, ¡Ay, no se me ocurre nada! Quiero impresionarla, al menos regalarle algo mejor que mi hermano, me encantaría darle algo que le sea muy útil y que desee mucho, y me sería muy difícil adivinar eso. Quiero ser al menos la persona que el mejor regalo le entregó, no sé, la amo tanto que al menos me la quiere ganar con un detalle como ése.

Me levanté de mi cama y me dirigí hacia la habitación habitación de mis padres, hoy mi madre no tenía trabajo así que hoy la suerte está de mi lado.

—Hola, ¿mamá—dije en el umbral de la puerta asomando la cabeza para ver si mi madre se encontraba allí.

—Hola, querido. Que sorpresa—dijo bajando su libro de su vista para dirigirla hacia mí.

—Emmm.... ¿Me ayudarías con algo muy importante?—dije un poco tímido, normalmente no le pido favores a mi mamá.

—Si, ¿qué cosa?

—¿Me ayudarías a buscar el mejor regalo para una mujer?

Ella se quedó pensativa, tal vez se sorprendió a mi súplica ya que nunca he sido detallista con nadie.

—De acuerdo, ¿cuándo quieres empezar?

—De pronto mañana, nos quedaría más fácil.

—De acuerdo, ¿sólo era eso?

—Si,  sólo eso. Gracias ma'.

Ella sólo asintió con una sonrisa. Salí de su habitación y me dirigí hacia la mía, estaba muy entusiasmado, tal vez con la ayuda de una mujer para comprarle el mejor regalo a otra mujer no sería mala idea, al contrario: sería una excelente idea.

Empecé a buscar mi marranito que hace un mes no lo veo, allí es donde meto todos mis ahorra, y en este caso serían muy importante utilizarlos. El mes pasado dejé de depositar dinero en éste y ahora ni recuerdo dónde lo había dejado.

Lo buscaba por cielo, mar y tierra y nada que lo encontraba, lo busqué por toda la casa y nada, es muy importante encontrarlo, no dejaría que mi madre pague todo.

En los únicos lugares que me falta por buscar son en la habitación de _____ y la de mi hermano. Ellos no se encontraban en casa pero en daba cosa que en algún momento lleguen y yo husmeando en la habitación de cualquiera. Que pena. Pero año final decidí por buscar ahí, este asunto es de vida o muerte, es urgente encontrar a ese puerco de mierda relleno de billetes y monedas.

No paraba de buscarlo en la habitación de mi hermano, pero nada, no había ningún puto marrano. Luego fui a la habitación de _____ para buscarlo y nada, iba a buscar en su armario ya que era el único lugar que me faltaba. Lo abrí y están lleno de ropa, ¡Wow! Las mujeres si tienen mucha ropa. Iba husmeando en los cajones, en sonde se ponen los zapatos, donde se ponen las prendas de ropa, pero nada, aunque me faltaba un cajón por abrir, lo abrí y ¡WOW! Había ropa interior, estaba viendo la ropa interior de mi amada, todas las prendas estaba organizadas lo colores, es decir, los oscuros en una parte, los claro en otra y los colorido aparte, que organizada. Me quedé inspeccionando la ropa interior de _____ y era demasiado sexy, aunque había una braga muy tierna, era de ositos color azul mientras que el fondo de la braga era rosa pálido, que tierno pero a la vez muy sexy, luego ví un conjunto negro, demasiado sexy a decir verdad, de tan sólo imaginarme la consolo ésto en su cuerpo, me provocaba una erección. Estaba observando bien aquel conjunto hasta que sentí una voz a mis espaldas.

—¡¿