Capítulo 28

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Preludio

 

Cuando llegamos a la ciudad, el pueblo ya estaba al tanto de lo que había ocurrido en el bosque y todos estaban reunidos en la gran plaza, escuchando los atroces sucesos. De repente, el hombre que inició la reunión de unos días antes –que según me contaron después, se llamaba Jhordan- se puso de pie encima de una tarima, pidiendo silencio con las manos y sin perder la calma.

-Por favor, escuchad –dijo pacientemente-, es importante. Como muchos os habréis dado cuenta, el Sol se ha apagado y… mucho me temo que se debe a la muerte de Anelisse Greyone.

El silencio absoluto que acompañaba sus palabras fue repentinamente interrumpido por murmullos de pánico y desesperación. “¿Anelisse ha muerto?”. “No puede ser…”. “¿Qué vamos a hacer ahora?”

Jhordan trató de recuperar la palabra.

-¡No os alarméis, por favor! Os voy a ser sincero –el silencio volvió a la plaza- Van a venir, eso todos lo sabemos –los­­ gritos de la gente volvieron a interrumpirlo, aquello se estaba descontrolando- ¡Escuchadme! Van a venir, pero no será como la última vez, ¿de acuerdo? –su mirada se paseaba desde un extremo de la plaza al otro, repasando cada rostro-. Sabemos quiénes son, hemos sido testigos de qué es estar en su presencia, conocemos su poder, y podemos contrarrestarlo, ¿me oís? ¡Podemos contrarrestarlo! –la gente fue motivándose gradualmente, poniendo fe en sus palabras. Algunos mostraron que estaban de acuerdo con sus bramidos de guerra-. Para cuando estén de camino, ¡nosotros ya estaremos preparados! ¡Cuando lleguen, lucharemos hasta echarlos! –“¡Sí! ¡Sí!”, gritaba el público alzando los puños en señal de victoria. Lo único que pensaba yo es que la victoria aún permanecía lejos, muy lejos…-. ¡Lucharemos por nuestras mujeres y nuestros hijos, por nuestros hermanos, por Crystalraise!

Jhordan debía ser un personaje realmente importante, porque, además de tener postura de líder y actuar como tal, la gente creía en él. Eso era tener mucho poder.

Pero yo ya estaba conforme, prefería un ambiente motivado a una mentalidad destructiva y de “no podremos conseguirlo”. A lo largo de mis años como nadadora, había aprendido que la mentalidad es casi tan importante como la condición física.

Puede que no hubiera nacido allí, puede que no hubiera crecido allí. Pero Crystalraise se había ganado un espacio en mi corazón durante estas pocas semanas. Y ese era un lugar irremplazable. Y aunque, en el caso de que sobreviviera a la guerra que estaba por comenzar, me borraran la memoria y me fuera a casa, mi corazón no olvidaría. Los recuerdos no interfieren en los sentimientos, son cosas completamente distintas. Los sentimientos tienen memoria propia, y apuesto a que es una memoria que no se puede borrar de otra manera que con la muerte.

Y simplemente, me negaba a presenciar su destrucción, ver cómo todo se iba abajo.

Will y yo estábamos detrás de todo. Me rodeaba con fuerza. No creo que fuera para protegerme de nada, sino para protegerse a sí mismo de estallar en cualquier momento. Tenía el rostro desencajado. Le acaricié.

-¿Estás bien? –pregunté.

Vaya pregunta estúpida.

Me miró afligido.

-No –dijo- No, para nada.

Ninguno de los dos había mencionado a Claire desde que la hallamos. No estaba segura de que él la hubiera visto, porque todo pasó muy rápido. Para mí no, pero el tiempo es el tiempo. Y sólo fueron unos segundos. Will me recogió del suelo en seguida y volvió a colgarme de su espalda. Y corrió hacia la ciudad tan rápido como pudo –que para mí, fue vertiginoso.

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