Wild Ocean

Capítulo 29

Revelaciones

Caminar por entre las ruinas te hacía ver qué era lo que iba a pasar con Crystalraise dentro de poco. Y no era algo bonito, precisamente. Intenté quitarme esas imágenes de la cabeza.

Nos unimos al río de gente que se dirigía a los refugios y empezamos a bajar por unas escaleras de piedra. Pasamos por una puerta de metal roído y entramos a lo que se suponía que nos protegería de los encapuchados negros que querían apoderarse de la ciudad.

Ese sitio no era un refugio. Era un lugar donde estar mientras tu familia luchaba por ti. No era un lugar escondido. No me sentía para nada protegida. Esperaba que sólo fuera temporal, porque me sentiría mejor en mi habitación del Hospital, donde había dormido por lo menos dos semanas o tres semanas –la verdad es que ya había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevaba allí.

Hacía ya rato que ninguno de nosotros hablaba. Durante ese día, habíamos ayudado como habíamos podido montando barricadas, catapultas y múltiples trastos de guerra. Cuando los exploradores nos avisaron que estaban a 30 min., todos a los que no se nos estaba permitido luchar fuimos enviados aquí. Pues sí que se habían tomado su tiempo, los Negros. O puede que fueran como yo, normales. La verdad es que la excursión a mi ritmo duró aproximadamente el mismo tiempo que ellos habían tardado en llegar.

Ya estaba anocheciendo. Y yo estaba muerta de cansancio y quería sumergirme en el velo protector que ofrecen los sueños. Pero sentía que no podía, porque necesitaba lo que ocurría ahí afuera. Y quería estar con la cabeza puesta sobre los hombros por si volvía a suceder algo, no adormecida como la otra vez. Ya me había sentido lo suficientemente boba e inútil por un día.

El lugar no era más espacioso que un campo de básquet y apenas podíamos pasar entre los colchones esparcidos por el suelo. Había una pequeña enfermería a la entrada que probablemente estaría llena dentro de poco. También había una cocinera. Cuando llegó la hora, nos pusimos en fila y nos dio una bandeja con la cena. Nos dirigimos a un lugar tranquilo para comer.

-Chicos- dijo Emily al cabo de poco- no quería parecer excesivamente preocupada, pero… ¿alguien ha visto a Claire desde ayer?

Will y yo nos miramos sin saber qué decir. Sólo pensar en su cara desfigurada me entraban escalofríos.

-Em... –dije, intentando no llorar. No podía hablar bien- …no… -inspiré profundamente. Em me miró, sin saber cómo terminaría la frase. Supongo que se estaba preparando- Claire no lo consiguió –solté.

Emily se encogió como si estuviera en una portería y hubiera parado un pelotazo con el estómago. Su mirada se perdió por primera vez des de que la había conocido. No habló en toda la noche. Ni volvió a mirar a nadie.  Al cabo de unas horas consiguió levantarse, se apoyó en el hombro de Kail y lloró a lágrima viva entre sus brazos. Kail e Ivy tampoco parecían estar entre nosotros.

Nadie dijo nada. Will y yo estuvimos una eternidad mirándonos a los ojos.

Finalmente, nos dormimos abrazados.

No recuerdo haber soñado nada esa noche.

Cuando nos despertamos la enfermería estaba a punto de reventar. Pero por lo que me dijeron, la mayoría de heridos no estaban demasiado graves.

Durante todo el día no hicimos más que atender a las necesidades más básicas, sin hablar, sin pensar, sin hacer nada. No se oía nada del mundo exterior, no sabíamos nada de la batalla excepto por lo que nos contaban los soldados que iban llegando en un continuo goteo. Por lo visto había pocos enemigos, menos de los que se esperaban. No había muerto nadie. Eso, aunque me alegrara el día, no hizo más que levantarme sospechas. ¿Qué pretendía la hechicera? Intentaba comprender su manera de pensar y actuar. ¿Por qué? ¿Qué sentido tenía gobernar una ciudad que te odia? ¿Una ciudad que tú has destruido? No tenía lógica. Tenía más sentido destrozar porque sí, porque te gusta hacer daño.