MILLONES DE MIRADAS

Cunnilingus

-¿Quisieras tener novio?

David me mira pensativo.

-Tal vez.

-Sé más específica por favor

-¿Para qué? Solo quieres que me ponga existencial, mejor vamos por un helado.

-Te doy un helado si me respondes.

Miro sus ojos azules, y me pierdo en ellos, David es un hombre maravilloso para una mujer desastrosa como yo, me gusta tenerlo a mi lado, pero no como novio, me da miedo que las cosas cambien entre nosotros.

-Solo quiero que seamos sin pertenecernos.

Me besa con cariño y sonríe.

-Quiero que seas mi novia.

-No... no podemos ...

-¿Por qué?

-No quiero que cambie esto que tenemos, no debemos de ponerle etiqueta a esto, así estamos bien.

-Yo no te lastimaré

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-No quiero... -susurro

Solo fue un sueño, Carlos está al lado mío, me mira muy inquieto y con amor.

-¿Qué soñaste preciosa?

-Nada... ¿qué hora es? ¿dónde estoy?

-Son las 3:00am, estas en mi casa.

-¿Por qué no estoy en mi casa?

Me mira confundido y con dolor.

-Te quería cuidar y aceptaste.

-Oh sí, claro.

Me da un beso, de esos apasionados que dicen "quiero hacerte mía"

Pero yo lo aparto y frunzo el ceño, ya me siento muy bien de la paliza, de hecho, no necesito cuidados, pasaron 15 días.

-¿Qué pasa?

-Quiero salir a caminar eso es todo, necesito despejar mi mente.

-La última vez que hiciste eso te mandaron al hospital

-¡NO NECESITO QUE ME LO ESTEN DICIENDO!

Me levanto exasperada, me miro en el espejo de cuerpo entero, estoy con unas tangas negras y una camisa gris holgada, tomo el jean que hay en el sillón y me los pongo junto con unos tenis, mientras busco mi celular y mi billetera Carlos me toma de la cadera y besa mi cuello con ternura, como con miedo de lastimarme.

-Perdón no quería que te pusieras así, ven vamos a la cama te hago de comer ¿sí?

-No, ¿dónde está mi billetera y mi celular?

-Está bien, no te detendré, están ahí en tú bolso al lado de la entrada, pero si necesitas algo llámame es muy tarde.

Camino a la entrada y veo que el bolso gris pequeño está en la silla, saco 10.000$ y mi celular.

-¿No quieres que te acompañe?

-Te dije que quiero despejarme.

Abro la puerta y salgo a la intemperie, hace frio, pero un frio soportable, hay una tiendita a dos cuadras que nunca la cierran así que voy y me compro una cerveza.

-¿Se la va a tomar acá? Puede poner música si desea.

La tiendita no es grande, pero afuera tienen una mesa con varias sillas y un pequeño bafle.