Despecho

651 125 17
                                    

No puedo negar que al llegar a casa y ver que él no me había escrito siquiera para saber sí me encontraba bien caló en lo más profundo de mi ser. Me dolió; Sarah Morrison no me gustaba, siquiera un poco y comprendía perfectamente que aquello había sido efecto del estado en que me encontraba en aquellos momentos, no culpaba a nadie de mis errores; dentro de mi filosofía de vida había conscientizado que uno siempre tiene un ápice de decisión, sin importar las sustancias que hubiese ingerido(a excepción de los tranquilizantes, las pastillas para dormir y los dopantes), pero el alcohol precisamente no le quitaba la voluntad ni el libre albedrío a nadie. Aquella acción había sido mi decisión, nadie ni nada me había obligado así que lo mejor que podía hacer era afrontar las consecuencias; no iba a pedirle disculpas a Zett por que de todos modos no éramos novios ni algo que se le pareciera, y tampoco era mi culpa que los perceptos machistas de este lo hicieran enloquecer cuando no llamaba la atención de alguien de la manera en la que pretendía.

Un pequeño vacío se instauró en mi estómago, las lágrimas no tardaron en llegar... A pesar de lo poco que habíamos compartido y de que nunca pasó algo trascendente entre nosotros me dolía romper aquella proximidad, una especie de afecto se había desarrollado en mí. «Estaba ilusionada».
Respire hondo, ¿Iba acaso a quedarme llorando? No. Ya en algún momento me había dedicado a sufrir por "amor" ahora era fuerte, en ese sentido. Me sequé las lágrimas con furia, abrí mi Messenger y comencé a contestarle a todos los chicos y chicas que me escribían y a los cuales tenía en el olvido, luego descargué Tinder, finalmente respirando furiosa di un potente alarido de cara contra la almohada; sentía un dolor que me quemaba pero lo ignoré, sabía que no era tan grave... Sobreviviría.

Lina se enteró a la mañana siguiente, no por mi parte sino gracias a una de sus numerosas amigas Lore Bell, estaba loca de felicidad. No paraba de gritar: "Está libre de nuevo" juro que la odié; no me arrepentí de hacerle una zancadilla y hacerla tropezar, a lo que ella me miro con desprecio y se rió en mi cara. Resulta que el gran revuelo que había sucedido era gracias a que Zett en varias de sus redes sociales había puesto: "¿Alguna chica que quiera salir?" Era impresionante como la publicación se había sobrevalorado y en menos de medio día había alcanzado un nivel de reacciones, compartidos y comentarios inimaginables. Debo confesar que me dolió, pero después la maldad fluyo en mí; después de todo aquella locura era algo que yo había provocando, podía decirse que fui la mala de la historia; rompiendo los sueños y esperanzas de un futuro prometedor que el badboy tenía conmigo y de la manera mas satírica en que podía hacerlo: besando a su hermana, era tan risible que no tarde mucho en superar el mal trago, si pensaba que con esas maneras de llamar la atención iba a lograr hacerme sentir mal pues estaba muy equivocado... Él ya no me podía romper el corazón si de antemano ya lo tenía roto.

Mi hermana se volvió loca de la felicidad, su actitud me resulto en demasía desagradable, asqueante; no me importó tanto por que ya(más rápidamente de lo que esperaba) varia gente había respondido a mis mensajes, yo ya había alterado mi Modus operandi y estaba dispuesta a enloquecer aún más que el ridículo de Zett Morrison.

***

Lina no disminuyó su crueldad; durante toda la semana no hubo ni un sólo día en que no se ríera de mí, sus comentarios eran tan hirientes que por poco estaban a punto de hacerme llorar: «Eres tan fea... Entiendo perfectamente por que él se harto tan rápido de ti», «Al parecer la horrorosa Andry fue olvidada y suplantada», esos no eran los peores... Lo que más me dolía era cuando decía que él comenzaba a tener interés en ella; me contó que después de lo que Zett publicó ella tomó la decisión de hablarle por que le pareció que sería una excelente opción, y al parecer el sujeto estaba anuente a que conversarán y se conocierán mejor. ¿Y qué hice yo? Me reí en su cara, y le dije que se tragara mis sobros como la perra mal alimentada que era, la impresión ante una contestación tan grotesca se plasmo en su rostro casi al instante en una mueca de sorpresa y dolor. Parecía herida con bastitud, pero no me importó. «Ojalá se pudran, par de malditos».

Las razones por las que puedo tenerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora