«Hay traiciones que duelen más que otras» y sin duda alguna esta era una de esas, no pude evitar llorar a mares una vez que salí del Hospital. La gente me veía y yo me apartaba, no quería la mano gentil de nadie brindandome apoyo, ni consuelo, ni buenos deseos. Pase a la licorería y compré un litro de Jagger; en ese momento el alcohol me parecía la fórmula más fácil y rápida para olvidar.
Apenas llegué al hotel evadí preguntas y corrí hasta las habitaciones y posteriormente al baño, donde me encerré. Ahí dejé salir todo mi dolor, cosa que conllevó a que comenzará a beber y a destrozarlo todo. El traje de Arthur lo descosí y lo lancé al váter, los adornos los estampe contra la pared, los cepillos de dientes los mordí y les safe las cerdas. Luego me dejé caer en medio de aquel desastre, llorando y pataleando tal cual berrinche infantil. Las lágrimas calientes se deslizaban por mis mejillas en grandes cantidades y mis gritos desaforados resonaban por toda la estancia. El alcohol bajaba en grandes cantidades a traves de mi garganta. Después de unos minutos comencé a sentirme mareada, así que me senté dentro de la tina donde no pude evitar recostarme. Abrí el agua caliente y dejé que me lavara las penas.
Sentía como el calor me aumentaba la borrachera, me deje caer en el olvido mientras la tina continuaba llenándose. Mis sentidos se fueron apagando lentamente y por un lapso de tiempo me libere de los pesares terrenales; hasta que los gritos de Arthur Kannafer me hicieron entrar en conciencia.
—¡Reacciona!, no puede ser... ¡Idiota! estas drogada en el baño del hotel que yo estoy pagando con mi dinero—resopló, violento e intenso—parece que no tienes vergüenza alguna, nisiquiera de cerrar la llave... Inundaste buena parte del cuarto. A ver levantate antes de que venga el personal de limpieza, aunque sea has eso.
—No estoy drogada—susurre con voz pastosa.
Arthur me tomó en sus brazos y me llevo al corredor de la suite donde me sentó en una silla y me ofreció un vaso de agua. El aire, el líquido y el frío consiguieron despejarme un poco la mente.
—¿Qué tienes?—pregunto visiblemente preocupado, sentándose en una silla al lado mío.
—Colt nos traicionó—solté de inmediato, no pude evitar sentir un horrible ardor en los ojos y en el pecho.
—¿Cómo?—exclamó sorprendido—¿Quién te dijo eso?, ¿de dónde sacas esa suposición?, ¿hablas enserio?.
—Nadie me dijo nada, yo misma lo ví; hoy quería ver a los Morrison temprano, no quería esperar hasta las cuatro de la tarde, así que decidí ir al hospital y escabullirme hacía sus habitaciones en cuanto el guarda se distrajera. Estuve allí un rato, esperando...
«Cuando el tipo finalmente se fue, entré al pasillo rapidamente. Antes de ingresar en la recámara donde se hayaba Colt noté que adentro estaba alguien más, así que me quedé estática en la puerta.
«Él se encontraba con James Morrison, le dijo que estaba muy orgulloso de la forma en que lo había ayudado... Por que había conseguido engañarnos a todos, parece ser que el chico es el único hijo legítimo de James y la Señora D., él se disparó a sí mismo... Como pudiste notar: además de ese balazo no tenía ninguna otra herida.
«Dijo que con esa estrategia jamás sospecharían de su persona, y eso es verdad... Nunca se me hubiera ocurrido que, como ellos mencionaron, Colt fuera la mano derecha de su padre».—Debemos hacer algo, matarlo sería un golpe bajo para James... A lo mejor podemos considerar eso.
—Sí—respondí—ve a hablar con el resto, no me siento preparada para explicar esto de nuevo.
Él se retiró cauteloso, una vez que no se encontró cerca de mí; me ataque a llorar, no quería que matarán a Colt. Lo quería más de lo que yo misma siempre había creído, me gustaba su manera de ser, su risa, su melena prolija, sus gustos... Se había convertido en una persona de muchísima importancia en mi vida, no soportaba la idea de vivir en mundo sin él.
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Las razones por las que puedo tenerte.
Teen FictionLa vida de Andrómeda Kerz va muy mal: no tiene amigos, su hermana más popular que ella no deja de intentar hacerla sentir inferior, nadie la soporta(aunque con esa lengua bífida no es para menos). La vida de Zett Morrison va muy bien: tiene "amor"...