Capítulo 9

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ETERNAMENTE ENAMORADA

Capítulo IX

En este momento de mi vida me encontraba sola, y por primera vez en mi vida me sentía mal con eso. Mi novio, ese que prácticamente acepto que le parecía sexy Kim, y quizá hasta le gustase, no había llamado desde ese día, sí desde que cerré la puerta de su departamento y hoy se cumplen siete días del incidente, pero eso no es todo, para terminar de sentirme sola, triste y desafortunada, bañada por una maldición de mil años mi mejor amigo, el único hombre que no mostraba interés sexual por mi había roto conmigo, sí, así como lo leen, roto porque para mí no tener a Fede en mi vida era igual a una ruptura amorosa o mil veces peor. Así que me encontraba en casa de mis padres en mi habitación llena de posters de One Direction, con mi viejo escritorio lleno de notas y corchos con frases inspiradoras, donde todos mis portarretratos tenían fotos con mis mejores amigas, dirigí mi mirada hacia la casa de al lado, de manera que podía observar la ventana de mi vecino Nick del cual estuve enamorada todo el instituto hasta la llegada de Luke, Nick ahora tenia unos treinta años y se encontraba mucho mejor que en mi adolescencia, era un exitoso arquitecto y trabajaba para los mejores inversores en New York.

- En algún momento debes contarme que sucede – dijo mi madre entrando sin avisar a mi habitación, ni me gire decidí enrollarme en mi cobertor blanco como si eso se llevara todos mis problemas. –

- ¿Por qué crees que ha ocurrido algo? – murmuro sin mirarla. –

- El verano es mejor en california – respondió sentándose sobre la cama. –

- Lo sé – respondi dándome vuelta. –

- ¿debo matar a Luke? – pregunto –

- Ay! Mamá – dije conteniendo las lágrimas que querían salir. –

- Vamos, arriba hoy vienen tus primos y vamos hacer una barbacoa espectacular – respondio levantándose y agrego – Lo que se va no hace falta, recuérdalo siempre Sarah – dijo cerrando la puerta. –

Y sí ese fue mi detonante, para liberar aquellas lagrimas que aguante desde hace una semana que había tomado un avión hacia San Francisco, muy lejos de california y de Luke.

No voy a mentir diciendo que no extrañe mi cama y la comida de mi madre, porque si tienes mil buenas razones para vivir solo yo tengo mil para decir lo horrible que es tener el corazón roto, porque sentía que todo me recordaba a él y porque las personas no saben guardar comentarios fuera de lugar como mi querida prima Danna.

- No viene Luke – pregunto enrollando su cabello en uno de sus dedos. –

- No, Danna terminamos. – murmure mientras comía tranquilamente la barbacoa, bueno intentaba no ahogarme con un poco de carne o algo así. –

- Lo siento Sari, pero todos sabemos que la relaciones no son para siempre. – dijo sonriente. –

Opte por ignorarla porque realmente quería tener un poder de rayos x y traspasar su asqueroso cuerpo operado, termine de comer y entre en la casa para dejar mi plato sobre el lavavajillas.

- ¿tengo que romperle la nariz al doctorcito? – pregunto mi primo Marco. –

- Por favor – murmure mientras lo abrazaba.

- Ay! ¿Cómo hago para que te sientas bien? – pregunto mirándome a los ojos. –

- No sé, sabes no quiero sentir más nunca, porque me duele mucho, tengo tantas ganas de llorar y de huir lejos muy lejos para no verlo más nunca.

- No ha llamado – afirmo sin mirarme.

- No creo que llame, además que me va decir me he perdido una semana porque estoy ocupado, por el hospital, pero lo peor es que yo lo voy a perdonar Marco, necesito olvidarlo dejar de tener sentimientos por él.

- Bueno eso merece una de tequila ¿te anotas? Pregunto mi primo sacando una botella de la alacena. –

- No debería, pero, mi hígado pide alcohol – murmure tomando una caja de cigarrillos de mi bolsa. –

- Vamos a mi departamento, porque si tu madre nos ve, bueno seremos historia – susurro guardando la botella en su mochila –

- ¿Tienes limón? – pregunte abriendo el refrigerador-

- Tengo algo mejor camina enana, es tiempo de embriagarnos hacer Karaoke – susurro empujándome hasta la salida. –

- No confió en ti siempre sacas unas mezclas extrañas. – susurre entrando al auto de Marco. –

- Confía nena. – dijo encendiendo el auto para perdernos en un atardecer en San francisco. –

No lo mencione, pero sentía miedo, estaba aterrada de que Luke no llamara, que se cansara de mí y mis celos, mis peleas y mis suposiciones que en mi mente se sentían muy creíbles, que encontrara una persona que le dijera todas esas cosas que él desea escuchar y que yo por mi infancia me negaba a decir, porque interiormente estaba rota, la separación de mis padres, el crecer con un padrastro que si fue un hombre amoroso, pero también calificador, el no recibir el apellido de mi padre y tener el de alguien que amo, el tener que escuchar a mi madre decirme que los hombres son malos y que una vez te quitan la virginidad no quieren nada de ti, en el fondo en mi corazón destrozado por mi pasado, deseaba que Luke fuera diferente, pero mi prima Danna lo dijo las relaciones terminan eran casi tres años de noviazgo y yo no me sentía lista para dejarlo ir. 

Eternamente EnamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora