Ace of Hearts (One piece, Law-Ace)

Capítulo 16: ¡Bésame!

El viento arreciaba, cobrando una intensidad que impedía continuar la ruta. En mitad de la nada, Ace supo que le sería imposible llegar hasta la guarida de la banda de Law. Miró un segundo atrás, con el pañuelo cubriendo su nariz para poder respirar algo entre aquella ventisca que levantaba la tierra, golpeando contra su piel y provocándole un dolor sin igual. ¡Debía detenerse! Volver era una locura y llegar a la guarida de "Ace of hearts" imposible.

Por suerte, la lluvia empezó a caer, devolviendo los granos de arena al suelo y humedeciendo el ambiente, pero su intensidad hizo que se calase en nada. Pensó en algún lugar donde guarecer a su caballo y esperar a que la tormenta cesase o amainase al menos. ¡El refugio!

Eso le vino a la cabeza, una pequeña cabaña de madera en la colina oeste. No es que fuera precisamente muy segura, de hecho, se caía a pedazos, pero era mejor que nada. Ese refugio apenas se utilizaba ya, hacía años que nadie se había preocupado por mantenerlo, pero era lo mejor que tenía ahora mismo, así que azuzó a su caballo y le hizo cabalgar hasta allí.

Un par de veces el animal resbaló con el fango, intentando subir aquella empinada ladera hacia la cabaña, casi cayendo él y tirando al jinete consigo. ¡No era una buena situación! De hecho... era demasiado peligroso continuar a la intemperie. Ace detuvo al intranquilo animal, asustado por la tormenta, los rayos y los resbalones que le impedían seguir subiendo, bajando él mismo y acariciándole unos segundos antes de empujar las riendas y tirar del animal hacia arriba, llenándose la ropa y los brazos de barro para poder llegar a la cima.

El pelaje amarillento de su caballo pronto empezó a ser marrón por el barro acumulado, aunque ninguno de los dos dejó de luchar contra la tormenta para ponerse a resguardo. Ese caballo... Ace lo adoraba, lo había criado desde niño pero tenía un grave problema, era tan raro y atípico que no podía llevarlo consigo cuando iba con la banda, teniendo que montar un caballo de sus compañeros y dejando el suyo en la guarida. Aunque una parte lo agradecía, no quería que su caballo corriera peligro y aun así... allí estaban, atrapados en un barrizal en plena tormenta.

***

Los dos hombres se miraban con dudas. Hacía más de veinte minutos que habían visto algo insólito, en cambio, nada ni nadie había aparecido por la guarida. Algo confuso, esta vez fue Bepo el que extendió su mano hacia su compañero pidiéndole los binoculares.

- ¿Estás seguro que le habías visto? – preguntó con dudas, subiendo los binoculares y oteando el horizonte sin ver nada.

- Sí, estoy convencido. Pero... ya debería haber llegado.

- La lluvia dificultará el camino, puede que tarde más. No se ve apenas nada. ¿Estás seguro de haberle visto? – volvió a preguntar algo incrédulo por la poca visibilidad.

- ¿Ver qué? – preguntó Law a la espalda de los dos chicos, observando cómo diluviaba y algunos chorros en el suelo arrastraban el barro ladera abajo.

- Penguin cree haber visto a Ace – comentó Bepo – pero no se ve nada con esta tormenta.

Sin duda alguna, el rostro de Law cambió radicalmente al escuchar ese nombre. ¿Sería tan inconsciente ese chico de salir con esa tormenta? ¡Era un sí! Ese chico estaba loco, un insensato y seguramente le habría dolido la forma en que le había echado de su guarida, era posible que quisiera disculparse con él o a saber qué... Law resopló. ¡Ahora estaba preocupado y se sentía culpable de haberle incitado a venir en plena tormenta!

- ¡Mierda! – susurró frente a la sorpresa que dejaron entrever los dos chicos frente a él.

Ambos se quedaron helados al ver que Law volvía hacia el interior... ¡Corriendo! Casi nunca veían a su jefe correr, además no iba al pasillo hacia la sala común, sino hacia los establos. ¡Su jefe pensaba salir y eso no podían permitirlo! La tormenta era demasiado violenta para ello.